No solo te pasa a ti cada vez que escuchas esta canción repetitiva. Por lo visto, el poder desquiciador del tema infantil 'Baby Shark' es algo que casi está comprobado y va más allá de distraer a los niños. Porque sí, seguro que tú también has caído en su trampa y se lo has puesto a tu sobrinito o a tu hermano pequeño, pero luego te has quedado ya todo el día atrapado por la canción. Eso es algo que siempre pasa.
Lo heavy de todo esto es que esta canción que entretiene a los más pequeños y a otros les pone de los nervios, se ha convertido también en una herramienta de tortura. Al más puro estilo medieval de la gota china que hacía que a un preso tumbado boca arriba y durante horas le cayese sobre la frente una gota de agua fría cada cinco segundos hasta provocarle daño físico y volverle loco, surge esta nueva tortura. Una estrategia que se ha sofisticado con el tiempo y en donde el desgaste ahora viene por una melodía y esa es la del 'Baby Shark'.
Si crees que se trata de una exageración y que no es para tanto, imagino que te quedarás más que sorprendido al conocer que tres funcionarios de prisión han utilizado en Oklahoma, (Estados Unidos), la canción infantil como método de tortura para los presos durante un mes y todos sus días de forma repetitiva, tal como ha sacado a la luz el New Yok Times provocando un gran debate tras su publicación.
Su forma de castigar no podía ser más simple tal como reflejan los registros del Tribunal de Distrito del Condado de Oklahoma, pero por divertido que sonase no dejaba de ser dura. Christian Miles, Gregory Butler y Christopher Hendershott encerraban a los prisioneros en una sala vacía durante horas y les ponían la canción en bucle hasta que salían de la misma y terminaban completamente desquiciados por su ritmo repetitivo.
A todo volumen, durante horas y encadenados de pie a una pared y con las manos esposadas, al menos cinco presos tenían que soportar el tormento musical del 'Bebé tiburón, doo, doo, doo, doo, doo, doo'. La rima musical que se metía en la cabeza de los reclusos y que ha terminado por llevar a juicio a estos oficiales de prisión por la crueldad de sus actos.
En una investigación interna se ha llegado a descubrir después, que los presos podían pasar más de dos horas de pie en la misma postura mientras se reproducía una y otra vez la canción infantil como método de tortura. Una broma entre ellos para tratar de "enderezar a los reclusos", tal como reconocía Christian Miles en declaraciones a los investigadores, pero que tiene un perjuicio mucho mayor de lo que estos podrían imaginarse.
Y es que, según ha explicado el fiscal de distrito del condado de Oklahoma, David Prater, reproducir la canción una y otra vez ha podido suponer para los presos "un estrés emocional indebido". Tanto es así que los torturadores se enfrentan a una sentencia de prisión de un año y una multa de 1.000 dólares por "conjunta, voluntaria e indebidamente" utilizar este método de castigo.