'Aquisandra' cuenta lo mal que lo pasó siendo animadora en EEUU: "Nos decían que no comiéramos"

La tiktoker habla de sus años como cheerleader en Ocklahoma
Dice que sus compañeras eran "tan malas" como en las películas
Además, confiesa que le ponían un traje de una talla menor
Conocemos a @aquísandrax por múltiples motivos: por su voluntariado en una granja de Hawaii y por ser una conocida foodie en los Estados Unidos que ha tenido la suerte de poder pagarse una cena en el restaurante de Bad Bunny. Esta tiktoker nos introdujo en Gekko, el restaurante asiático del Conejo Malo, donde un comensal puede llegar a pagar hasta 1.200 euros por una pieza de carne. Pidió a todos sus seguidores que le dieran like a su vídeo porque, de ese modo, amortizaría una deliciosa cena que le costó 370 dólares.
Indagando en su TikTok y, ahora que está muy de moda que españoles (o hispanoparlantes) cuenten sus experiencias viviendo en el extranjero, hemos encontrado un vídeo en el que cuenta todas las verdades de ser una cheerleader en Estados Unidos, que es, supuestamente, el sueño de cualquier chica de instituto. Ella pasó las pruebas para ser animadora en su colegio de Ocklahoma y, lejos de tener buenos recuerdos, ha contado cosas "muy turbias":
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- "Me obligaban a llevar un uniforme mucho más pequeño del que debería llevar para que me apretara el pecho y no se notara que tenía el pecho desarrollado.
- Los trajes de animadora son súper caros, mi madre hizo un gran esfuerzo para pagarlo por aquel entonces pero hay muchas chicas que superan las pruebas y que, al final, no pueden ser animadoras porque no pueden pagarlos.
- Las animadoras de mi cole, excepto con las que me veis en las fotos, eran igual que en las películas. Eran muy malas, muy envidiosas y te hacían un montón de cosas para tratarte mal.
- Era un mundo muy gordofóbico en el que muchas chicas bailaban muy bien pero, al final, siempre cogían a las que tenían mejor tipo.
- Y recuerdo que, más de una vez, nos incitaban a no comer hasta después de los partidos para que tuviéramos el vientre plano".
Estas han sido sus duras declaraciones sobre un sueño americano que, en más de una ocasión, se puede convertir en pesadilla. Afortunadamente, Sandra ha tenido la fortaleza suficiente como para no crecer influenciada por esas malas conductas, tanto de educación como de alimentación, y ella es una joven con amor propio que defiende la belleza de su cuerpo, tal y como es.