Albora e Iris, tras adoptar a su abuela: "Vamos a ver a Carmen cada martes emocionadas perdidas"

En el Día Internacional de la Solidaridad conocemos la iniciativa 'Adopta un abuelo' que devuelve sonrisas a los más mayores
Tener la oportunidad de volver a mimar a un abuelo resulta muy motivador para los jóvenes que lo prueban
La Navidad es tiempo de regalos, de fiestas, de reuniones y también de soledad en algunas casas. Una sensación que Albora e Iris experimentaron el año pasado. En busca de aventuras se marcharon a Washington D.C y la gran ciudad no fue todo lo acogedora que ellas esperaban. Sintieron frío, soledad y mucha añoranza por los suyos, pero aquello también les sirvió para aprender lo que de verdad tenía valor y a su regreso a España decidieron dar un nuevo paso.
Por la televisión conocieron una iniciativa que les motivó. “Teníamos muchas ganas de hacer un voluntariado”, me confiesa Iris y ‘Adopta un abuelo’ se ajustó a lo que exactamente estaban buscando. Contactaron y después de seguir una serie de pasos conocieron a su abuela, Carmen y aquello sí que fue un flechazo.
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Es hablar de ella y les sale una sonrisa. Carmen, de 86 años y de Don Benito vive lejos de su tierra. Le falla muchas veces la memoria, aunque a veces sea intencionado porque así se quita años de encima, pero de lo que desde luego no se olvida es de una letra: ‘Don Benito tenía tres gatos que los hacía lavar en un plato…’. Una banda sonora que en su día a día, Albora e Iris ya han incorporado.

Y es que cada martes tienen una cita desde hace dos meses. Algo diferente no solo para su abuela adoptada que vive más en la rutina de la residencia, sino también para ellas. “Esta experiencia nos llena mucho”, me dicen las dos, aunque también me reconocen que hay días que salen de allí con peor cuerpo. No siempre Carmen las reconoce y eso les “duele” porque están allí, pero es como si estuvieran mucho más lejos. Un golpe de realidad y un motivo más para seguir enganchadas a este proyecto.
Esta experiencia nos llena mucho porque sabemos que estamos haciendo bien, aunque nuestra abuela no siempre nos reconozca, Iris
Algo así le pasó a Alberto cuando un día de Reyes de 2014 fue a la residencia a ver a su abuelo Clemente. Estando allí escuchó cómo el Rey Melchor le preguntaba a Bernardo, amigo de su abuelo, por un deseo y este le contestó que quería el nieto que nunca había tenido. A partir de ese día, Alberto se convirtió en su nieto postizo y nació el proyecto ‘Adopta un abuelo’.
El punto de partida para dar más cariño y compañía a nuestros mayores. Oficialmente había nacido una ONG y esa iniciativa fue la que movió a que Albora e Iris también se apuntasen.
Pasos para conocer a tu abuelo
Contra lo que se pueda creer, iniciar esta relación especial con un abuelo que no hemos visto nunca, no es algo que sea demasiado complicado. Lo primero que hay que hacer es escribir a ‘Adopta a un abuelo’ y allí establecen ellos un primer contacto contigo. Esto incluirá llamadas y el envío de un test para comprobar tu idoneidad.
Tras esa fase, ellos te envían un listado con las residencias y centros de día para que puedas indicar tus preferencias en función de la distancia y comodidad en los desplazamientos. No creas que ese paso no es importante. Pesa mucho tu elección del lugar o el que tengas una agenda muy apretada porque luego no podrás faltar así porque sí a la cita con tu abuelo. "Ten en cuenta que aquí estamos hablando de sentimientos y de una visita que a los mayores les da mucha vida", matiza Albora. En el caso de ellas siempre están su hora y media antes de cenar, pero no hay límites de tiempo. "La cuestión al final es pasar un buen rato y que ellos no se cansen o hagan muchos esfuerzos. Lo primero es el bienestar de los abuelos", me explican las dos.

Y tanto es así que para apuntarse obligan a que se cumpla siempre una condición. La iniciativa no vale que sea de una, tiene que hacerse siempre en pareja. “Nos han explicado que tiene que ser así para garantizar que ante un contratiempo una de las dos personas visitará a la abuela”, me dice Iris. Unas palabras que pesan. Yo como nieta muchas veces he cambiado de planes y he dejado esperando a mis abuelos. Ahora al conocer esta medida, por un momento, he hecho examen de conciencia y me prometo a mí misma ser mejor nieta
Fans de Antonio Molina y de Valderrama
Porque esta experiencia engancha mucho más de lo que nos pensamos. Desde que adoptaron a Carmen, Albora e Iris me confiesan que "vamos cada martes emocionadas perdidas". Ellas no saben nunca cómo será cada nuevo encuentro. Si ese día su abuela estará más callada y en su mundo o se presentará tan 'cantarina' como casi siempre y les deleitará con mil anécdotas de infancia o un repertorio de Valderrama o Antonio Molina.
Lo que sí tienen claro es que desde que son nietas postizas se sienten mejor y, Carmen, aunque no siempre se lo diga, esto lo agradece mucho. "Esos días en los que desde la puerta nos da un gracias y nos besa son increíbles", me cuentan. Resulta una sensación tan bonita como el hecho de despedirte y tener otra oportunidad para volver a decir: "hasta la semana que viene abuela".