Cogerlo, dejarlo: el disco de Amaia y el amor por Internet

Amaia, esa muchacha que parece ir a contracorriente en todo, ha renovado la manera de hablar del amor para adaptarla a su propia experiencia
En 'Pero no pasa nada' Amaia mezcla datos, sentimientos, crushes y likes en Instagram
La espera terminó: por fin podemos escuchar el primer disco de Amaia, la ganadora de OT 2017 y de nuestro corazón. Una colección de canciones sencillas y bonitas que, más allá de los gustos de cada uno, tienen algo en común: hablar del amor desde la experiencia de una chica de 19 años que no recuerda un mundo sin Internet. ¿Y cómo es ese amor de la generación Z? Una mezcla de datos, sentimientos, crushes y likes en Instagram.
El amor romántico (y el desamor, claro) es el gran tema de la música pop. ¿Cuántas veces has escuchado una canción y has dicho con un suspiro “Ay, habla de mí”? No es que los autores sean Esperanza Gracia y acierten siempre, sino que el pop, que por definición es la música hecha para todo el mundo, suele simplificar los mensajes para hacerlos universales.
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Por eso hay que celebrar que Amaia, esa muchacha que parece ir a contracorriente en todo, haya renovado la manera de hablar del amor para adaptarla a su propia experiencia, que seguro que se parece más a la tuya. 'Pero no pasa nada' es el título de su disco (aparte de lo que tú te repites cuando el crush te deja en leído) y la ganadora de OT 2017 habla en él de cosas que nos resultan muy familiares.
Desde que existe Internet, y tenemos a nuestro alcance la posibilidad potencial de ponernos en contacto con prácticamente cualquier persona en cualquier lugar del planeta, mucho han cambiado las formas de iniciar, mantener y acabar con relaciones. Desde aquellas noches muertas enviando zumbidos por MSN Messenger hasta los mensajes privados con bombita de Instagram, encontrar pareja por Internet ha dejado de ser un pintoresco tema para rellenar tarde tras tarde El diario de Patricia para convertirse en lo habitual.
El relámpago, lo que te recorre el cuerpo al ver al crush
“Te miro las fotos, pero no le doy al corazón”, canta Amaia en ‘El relámpago’, retratando el arduo trabajo de investigación que, cual Gloria Serra, llevamos a cabo cuando nos encaprichamos con un perfil en instagram. Mucho cuidado con darle a ese corazón por descuido, porque likear una foto de 2013 un martes a las doce de la noche no es muy buena carta de presentación, cariño.
“Escribo tu nombre en mi mano”, continúa diciendo la pamplonica, aunque siendo realistas ni siquiera hace falta: cuando te pasas los días visitando el mismo perfil obsesivamente, Instagram te lo autocompleta para que te ahorres ese microsegundo fundamental y puedas suspirar con las últimas fotos del crush desayunando en un santiamén.

Pero, ay, ¿qué pasa cuando por fin te atreves a mandarle un DM? “Quiero besarte, pero nada brilla”. Tú esperando día y noche a que la pantalla se ilumine, que tu bandeja de entrada estalle primaveralmente con un mensaje de ese @crushmáximo… y cuando por fin brilla el móvil, es una notificación del banco. Bajona total.
El nuevo verano del amor
Esa posibilidad de estar tonteando las 24 horas con cualquiera nos ha convertido en buzones de San Valentín andantes, siempre alerta por si un nuevo seguidor nos da a follow con segundas intenciones. Guiño guiño. Por eso parece que nos tenemos que esforzar constantemente por ser interesantes, creativos y cultivados en las redes. Que no se nos pase un sitio de moda o esa selfi en una esquina bonita, que suma puntos.
Y si hay otra característica que define nuestras relaciones digitales, es su falta de exclusividad. No te engañes: estás tirando más cañas que un camarero de costa levantina entre Tinder, Instagram, Twitter, Badoo y hasta el Apalabrados. Pero tranquilx, que eso se queda entre tú, el algoritmo y el agente del FBI que nos espía a todos y que alguna risilla se ha echado con los mensajes que mandas pedo a tu ex a las tantas.

Pues Amaia también habla de eso, concretamente en ‘Nuevo verano’, donde asegura que le encanta “hablar contigo” pero también “con todo el mundo”. ¿Podemos estar hablando de un icono de la anarquía relacional? Pero tampoco nos engañemos: aunque tengas los huevos (perdón) repartidos en distintas cestas, cuando un verdadero crush te contesta, no hay momento comparable. Y eso Amaia también lo sabe, cuando en la misma canción asegura que sigue “temblando al ver que llega un mensaje tuyo”.
Me dice ven, ven, ven
Ha ocurrido: has ligado con una persona que te parece lo más. Sube unas fotos chulísimas, sus stories son tronchantes, podéis estar hablando hasta las tantas y hasta os habéis puesto de acuerdo para ver la misma serie en Netflix. Solo hay un problema, y es que vive a 600 kilómetros. ¿Qué te aconseja Amaia? “Quiero que vengas o ya voy yo”, insiste muchas (muchísimas) veces en quiero que vengas. Porque el amor digital, está muy bien, pero mejor si se puede combinar con un achuchón analógico de vez en cuando. Aunque sea a costa de 7 horillas de viaje en ALSA.

Tan avanzada es Amaia en su discurso que hasta se atreve con una canción que salta directamente a la ciencia ficción, ríete tú de 'HER' y de 'Inteligencia artificial'. En ‘Todos estos años’ expresa el deseo de “imprimir todas tus fotos” e “imprimir todos estos años”, para acabar desafiando a su interlocutor y a la ciencia moderna con un “quiero imprimirte a ti”. No sabemos si llegará un día en que con una impresora 3D te puedas fabricar desde casa un crush a medida (una cosa es clonar una oveja y otra que de la fotocopiadora salga un maromo como si fuera un trabajo de Conocimiento del medio), pero si algún día la técnica alcanza el punto de poder generar crushes de la nada, seguro que encuentran nuevas y avanzadísimas formas de ignorarnos.