Crush! Porque todos llevamos un hortera dentro... Horteralia es nuestro festival

Seguramente seas uno de esos que de puertas para afuera dice que su grupo favorito es Coldplay o los Rolling Stones, pero, admitámoslo: en las circunstancias adecuadas te ponen una canción de Camela y te la bailas, ¡y te la cantas!, entera. Y es que hay ciertos grupos de música que nunca reconoceríamos como favoritos pero que han compuesto algunos temazos que, por muy malos o comerciales que sean, o por muy pasados de moda que estén, nos dan un buen subidón cada vez que suenan por sorpresa. Por sorpresa porque tú, por voluntad propia, jamás buscarías una canción de Leticia Sabater. No, no. Qué va.
Reconócelo, no te hagas el remolón: tú también has coreado a pleno pulmón el estribillo de ‘Mi gran noche’ de Raphael o has bailado hasta desnucarte con el explota explótame expló de ‘Explota mi corazón’ de Rafaella Carrá. Porque todos y cada uno de nosotros llevamos un hortera dentro, pero unos lo tienen más reprimido y a otros les gusta darle rienda suelta, al menos, una vez al año.

Y si esto fuera mentira, a ver cómo explicarías que existiera algo como el Horteralia, un festival que nació con el único propósito de dar rienda suelta al horterismo que a todos nos vuelve locos. Una oportunidad única para divertirte al máximo vistiéndote con la ropa que no tiraste en 1992 y bailando al ritmo de canciones de las Spice Girls, de King África, de David Bustamante o de Mecano, entre otros.

En su tercera edición, el Horteralia ha conseguido reunir a unas tres mil quinientas personas que se desplazan a Cáceres con un único propósito: pasárselo pipa, partirse la caja, mover el esqueleto y alucinar pepinillos con los artistas que suben a ese escenario. En esta ocasión fueron la mismísima Karina, los creadores del éxito 'Macauly Culkin' Ladilla Rusa, Papa Topo y su oso panda, Viceversa, sí, sí, los de "tu pìel morena sobre la arena", Un pingüino en mi ascensor y Olé olé con Vicky Larraz.

El inigualable cartel (y la inagotable cerveza, seamos sinceros), ayudan, pero lo que hace único a este festival son sus asistentes. Para que te hagas una idea, en el Horteralia los raros son los que visten vaqueros y camiseta. Aquí se estilan los colores chillones, los estampados imposibles, las pelucas, la brillantina y mucha pedrería.
Y los disfraces, sobre todo si son de grupos de música que pasaron a la historia más por sus looks que por su música.

Lo que une a estos horteras son las ganas de divertirse sin complejos, por eso es uno de los festivales más buenrollistas que podrás encontrar a lo largo de toda la geografía española. Aquí hay cero postureo, de hecho, cuanto más "feo" vayas... ¡mejor!

Los asistentes se toman muy en serio lo de vestir "lo peor posible" porque, además del musicote, el festival ofrece la posibilidad de alzarse con el galardón más deseado por cualquier hortera que se precie: la riñonera de oro. A lo largo del festival, un jurado totalmente imparcial elige los mejores looks de la fiesta. Después, los nominados suben al escenario y se enfrentan al público, que decide con sus aplausos quién será el ganador. Por cierto que la riñonera de oro de este año fue para un señor (en la foto anterior) que llevaba en los bolsillos una moneda de quinientas pesetas, un palillo, ¡y un carnet del Blockbuster!
¿Cómo no vas a amar un lugar como este? Que no se te olvide: HOR TE RA LIA. ¡Apúntatelo bien para que el año que viene no se te pase!
Fotos cedidas por Horteralia.