Salir de cama cuando estás a gustito no es una opción: este hámster te convencerá

Pasarse el fin de semana en casa, eso que los daneses denominan hygge, es un placer culpable en el que todos caemos de vez en cuando. Horas en el sofá, remolonear en la cama hasta las tantas... A todos nos gustan pero que parece que nos da reparo confesar en público. Hasta ahora faltaba un referente que lo visibilizase y nos permitiese pasar largas temporadas en horizontal sin complejos ni remordimientos.
Pero en eso de sentirte a gusto en en el sofá o bajo las sábanas hemos encontrado un inesperado aliado. La joven Amberly Dzimira le compró una pequeña camita a su hámster, y, como ella misma ha dicho, ¡ahora pueden hacerlo todo juntos sin que el roedor se mueva de su cama!
Las instantáneas del hámster acompañando a su dueña han conseguido enamorar a las redes sociales, que han muerto de amor con semejante monada. Ante el aluvión de likes y respuestas, su dueña decidía presentarlo oficialmente: "Para vuestra información, es un teddy bear hámster (un hámster osito de peluche), se llama Chip, y es jodidamente relajado".
Viendo a Chip tan a gustito, en YASSS hemos pensado que se puede convertir en ese referente que necesitábamos. Deja de sentirte mal por no querer moverte del sofá o de la cama y pasarte el día entero en horizontal. Escoge tu mejor modelito y ponte cómodo. ¡Parece que a Chip le funciona a la perfección lo de vivir entre las sábanas! Estos son los momentos en los que nos representa:
Quemando el WiFi por encima de nuestras posibilidades
Es la situación más común. El invierno se hace largo, y si hay una forma de ocio que defina a la sociedad de hoy en día es el consumo de horas de audiovisual como si no hubiera mañana. Los findes son el momento perfecto para recuperar los momentazos de Sálvame o para los maratones de Netflix. Además, estamos en plena temporada cinéfila: los Óscar, los Goya... ¡Hay que ponerse al día con cientos de pelis, series y documentales! Y si puede ser cómodamente desde la cama, mucho mejor.

Cuando te propusiste estudiar pero la fuerza del colchón te atrapó
Época de exámenes. Llega el fin de semana, los apuntes sobre la mesa y tú tan a gustito bajo el edredón. Pospones las alarmas ochenta veces, das vueltas en la cama, repasas Twitter e Instagram hasta la saciedad... Los apuntes están cerquita, casi puedes acariciarlos con los dedos. Pero el poder de la horizontalidad es muy superior.

¿Comer desde la cama? ¿Quién dijo que no deberías?
Has hecho el tremendo esfuerzo de ir hasta la cocina y ponerte a cocinar. O tal vez has pedido comida china, te has calentado la pizza de ayer o te ha dado por descongelar un preciado táper de los de mamá. Te apetece ponerte hasta las botas, pero sentarte, sacar el mantel, y poner la mesa no es una opción. ¿Y comer desde la cama? Socialmente no está muy bien visto salvo que estés griposo, pero nadie se tiene por qué enterar...

Esas duchas calentitas que nos dejan taaaaan relajados
Has reunido la valentía suficiente para darte una ducha. Puede que hasta te hayas lavado el pelo en un arrebato de osadía. El gel efecto relax empieza a surtir efecto. Tus padres siempre te decían que te secases el pelo, que te abrigases que te iba a coger el frío... Pero la calefacción está encendida, la toalla huele a ese maravilloso champú, el agua calentita te ha relajado. Ya no puedes más y te dejas llevar. A nadie hace daño una siestecita, ¿no? El finde que viene seguro que lo aprovechas más. Seguro.
