Es verdad que en esto no hay reglas escritas y que, si las hubiera, saltarse las normas de vez en cuando puede resultar de lo más placentero. Pero más o menos todos sabemos que una foto de perfil sirve para "ubicar" a los demás. Para que en un solo golpe de vista sepan si ese comentario de Facebook es de Menganito o de Perenganito o para que, si necesitan mandarte un mensaje, te encuentren fácilmente en tu lista de contactos del Whatsapp.
Pero a las madres se las suda. Tu madre se planta una foto tuya en su perfil de Whatsapp y se queda tan ancha. Y si tu padre se hace un lío y acaba escribiendo a su mujer (o sea, tu madre) para decirle algo que te quería decir a ti, pues es problema de otros, no de tu madre.
Tu madre ha entendido que la foto de perfil de WhatsApp (o Facebook) es su escaparate hacia el resto del mundo y no puede, sino que DEBE utilizar fotos que, lejos de identificarla, le sirvan para presumir de genes transmitidos.
Y lo peor de todo es que tu madre tiene un criterio completamente diferente al tuyo en lo que a "tu mejor foto" se refiere. Ella te ve increíble en fotos que a ti te parecen un horror. Y cada vez que quieres escribirle para contarle cualquier cosa solo puedes pensar en lo terriblemente mal que saliste en esa foto que ahora todo el mundo está viendo. Y si te quejas y le pides (amablemente, por supuesto) que quite esa foto, ¡se enfada!
Madres del mundo, por favor os lo pedimos: dejad de poneros nuestras fotos en vuestro perfil de WhatsApp. No tiene ningún sentido. Esa foto está ahí para que te identifiquen más fácilmente. ¿Pondrías en tu DNI una foto de tus hijos en la comunión de la pequeña de tía Antonia? ¡Pues aquí tampoco! Pon una foto tuya en la que se te vea bien, y si no quieres enseñar tu cara, ¡pon al perro! ¡Pero no me pongas a mí! Para presumir y posturear está el Instagram, queridas madres. A WhatsApp se viene a ponerse una foto de tu cara y a otra cosa.