¿Cuántas veces has escuchado esa frase de "el tamaño no importa"? Generalmente se usa para hablar de nuestros complejos físicos, por ejemplo para referirse a los hombres que están preocupados por el tamaño de su pene, a las mujeres preocupadas por el tamaño de sus pechos o para cualquier otra parte de tu cuerpo que no cumpla los cánones socialmente aceptados.

Pero es un poco mentira, ¿no? El tamaño sí que importa. Si no, no existiría también el dicho de "caballo grande, ande o no ande". Vamos, que nos gustan las cosas, cuanto más grandes, mejor. ¡Por eso nos ha encantado Knickers, que es el nombre de esta supervaca!

Knickers pesa 1.400 kilos y mide 1.94 metros de altura, más o menos el doble que cualquier otro animal de su especie. Es de raza Holstein, o Frisona, como la llamaríamos en España, una raza que se explota para el consumo de carne y leche.

Y precisamente por eso se ha librado de ir directa al matadero. Bueno, tenemos que aclarar que en realidad Knickers es un macho, y los machos de esta raza, que solo dan carne y no dan leche, son sacrificados cuando tienen dos o tres años de edad. Pero como Knickers era un supernovillo, consiguió librarse de ese destino tan cruel, y ahora se dedica a hacer de guía para el resto de vacas de la granja, según contó Geoff Pearson, el ganadero del rancho en el que vive Knickers.

Está considerado el novillo más grande de Australia (aunque ese título se lo ha puesto su cuidador, no está contrastado) y se ha quedado muy cerca del que sí tiene el récord Guiness de bovino más grande del mundo, con poco más de dos metros de altura.

Nadie sabe por qué Knickers es tan grande. Según Pearson, "solo es una cosa rara". Vamos, que ni lo alimentó más, ni lo hormonó ni le dio ningún cuidado especial. El animal creció hasta ese punto del mismo modo que entre los seres humanos aparece, de vez en cuando, una persona con gigantismo. Knickers debería haber ido al matadero con dos o tres años, pero al haber seguido vivo, ha seguido creciendo. Ahora tiene siete años y está más hermoso que nunca.