Los siete países donde puedes ir a la cárcel o te repudiarán si decides llevar tatuajes


La cultura del tatuaje genera mucha controversia en determinados países
Dependiendo del país donde se prohiba, las penas son muy diferentes: repudio social, prohibición de entrada a ciertos lugares, cárcel o castigos físicos
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Hace años que cultura del tatuaje ha permeado con fuerza en nuestra vida. Ya es bastante raro toparse con algún conocido o amigo que no tenga algún dibujo escondido en alguna parte de su cuerpo.
El lenguaje de la tinta grabada en la piel nos habla de muchas formas distintas. Los utilizamos a modo recordatorios emocionales, como Rauw Alejandro, que ya debe estar pensando en alguno para recordar su ruptura con Rosalía A veces son mensajes cifrados, cuyo secreto solo nosotros reconocemos, o nos los hacemos por pura estética. Incluso como errores tienen cierta gracia, pues nos recuerdan la importancia de pensarse dos veces antes de pedir cita en el estudio. Tatuarse “Pepe & Susana love forever” quizá te pareciera buena idea cuando Susana era la mujer de tu vida e ibas a comprarte un cachorro de carlino con ella, pero ahora que habéis roto y ha bloqueado tu número, ¿a que ya no te sonríe la vida?
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Peor es el caso de quienes llevan tatuajes en países donde esta cultura es motivo de repudio, se persigue por ley o se castiga con penas muy duras. ¿Sabías que todos estos lugares los han prohibido?
Japón
La cultura japonesa, llena de conflictos culturales y sobreentendidos, vive a menudo escindida entre la rectitud, el honor, el decoro y sus desviaciones perversas. Ahí está su cine porno, que pixela los órganos sexuales o muestra actrices con esa gestualidad exagerada que sugiere la violación, o la centenaria tradición tatuadora de la mafia Yakuza, uno de los motivos por los que los tatuajes se asocian a la mala vida y la delincuencia (des)organizada) desde el siglo XIX, así como a la transmisión de enfermedades.
La mayoría de baños públicos, saunas, gimnasios y centros de trabajo prohíben el paso a las personas tatuadas. En lugares donde el turismo es una de las principales fuentes de ingresos se permite a los visitantes extranjeros cubrir sus dibujos a tinta con parches especiales, aunque no siempre es lo más habitual. Se calcula que más del 50% de los onsen niegan la entrada a los visitantes si detectan que en su cuerpo hay algún rastro de tinta.
Shri Lanka, Tailandia y Mianmar
En estos países, la permisividad frente al tatuaje es muy selectiva. Depende sobre todo del dibujo a tinta que mostremos y de lo sagrado del motivo, que en el caso de Buda, pondrá en alerta a las autoridades locales. Ha habido numerosos casos de turistas a punto de ser deportados por llevar un tatuaje relacionado con este motivo específico, ya que se considera un insulto a la religión budista. En Tailandia, por ley, tatuarse un Buda en cualquiera de sus formas está totalmente prohibido, especialmente en el caso de los visitantes extranjeros.
Irán
La palabra tabú no es ninguna broma en este territorio. “Peligroso para la salud” se transforma aquí en “Prohibido por Dios”. La sharia (ley islámica que manda en la religión y la cultura poniendo una bota en el cuello de la población iraní) prohíbe la modificación corporal en su conjunto, y esto incluye, claro, cualquier dibujo a tinta, por más pequeño y discreto que sea.
Cualquier persona que lleve uno puede enfrentarse a una sanción (o un latigazo correctivo). Con todo, la propia letra pequeña de la sharia hace distinciones claras entre géneros. Mientras que a los hombres rara vez se les castiga, las mujeres deben cubrirlos por completo con la ropa.
Turquía
Desde 2014, los tatuajes y piercings están prohibidos en los colegios de todo el país, así como teñirse el pelo o llevar barba y bigote, en el caso de los adolescentes. El ejército también prohíbe los dibujos a tinta entre quienes ingresen entre sus filas. En este caso, por “socavar la imagen profesionar de las fuerzas armadas”, a decir de las propias autoridades gubernamentales. Los tatuajes nunca han sido son del gusto del presidente Erdogan, un hombre de mano regia al que le gusta prohibir derechos humanos cuando le zumban en los oídos como las moscas.
Corea del Norte
Como quien le da en el morro a un perro con el periódico y le dice ‘has sido malo’, los coreanos de la Corea militarizada y blindada a la curiosidad de Occidente tienen absolutamente prohibido tatuarse por imperativo gubernamental, salvo que el motivo a tinta se alinee con la ideología oficial. ‘Proteger al Gran Líder hasta nuestra muerte’, ‘Somos la descendencia del General’, ‘Defensa de la Patria’ y demás salvas al Régimen comunista son del agrado de la oficialidad.
Para el resto de tatuajes se argumenta el mismo motivo histórico que ya se estilaba en la Unión Soviética décadas atrás: la perniciosa influencia cultural occidental. El tatuaje es aquí una falta de lealtad hacia el régimen que lo controla todo. Bien mirado, si el gobierno norcoreano pudiera, prohibiría el propio acto de pensar sobre el tatuaje, no sea que queden flecos sueltos en la libertad del individuo.
Emiratos Árabes Unidos
La excusa que ofrecen las autoridades del país para prohibir los cuerpos tatuados es que el tatuaje es una forma de autocastigo, de daño autoinflingido. Las personas que lleven alguno no podrán acceder a trabajos públicos, ya sean labores políticas o municipales, como las de la policía o los trabajos sanitarios.