La soledad no es enemiga: tips para combatirla y aprender a vivir con ella


Más de cuatro millones de personas vivirán solas en España en los próximos diez años.
Todo el mundo debería aprender a estar solo y a convivir con su propia naturaleza.
¿Alguna vez has pensado en preguntarle a algunos de tus amigos si se sienten solos? Te sorprenderían las respuestas, pues más de uno se abriría para ti y te contaría cómo ese sentimiento intangible, difícil de definir, se ha instalado cual app en su vida. El problema puede parecer pequeño, pero no lo es, y no conviene tomárselo a broma. Da la medida de una ‘enfermedad’ invisible anclada en nuestro día a día, y a veces tan perversa que no nos damos cuenta de cómo la alimentamos para que crezca.
La soledad no se diagnostica. A veces parece más una afección propia de poetas o filósofos que vagan en la cima de una montaña para encontrarse a sí mismos. Y no es así. Sus problemas derivados pueden tener un peso importante en nuestra salud mental: aislamiento, ansiedad, depresión o despersonalización. ¿Te suenan?
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Bicho malo nunca muere
Según datos de la encuesta continua de hogares, realizada por el INE en 2017, la soledad es un problema creciente en nuestro país, con cifras que no han hecho más que aumentar en las últimas décadas. Este estudio nos dice que en España hay aproximadamente 4,7 millones de viviendas unipersonales. Y la proyección crecerá exponencialmente en los próximos 15 años y llegará, seguramente, a los 5,8 millones de personas que viven solas.
Las cifras abruman, por su capacidad para colocarnos un espejismo perverso delante de los ojos. Vivimos en la época de la hiperconectividad, con cientos de herramientas digitales, aplicaciones y variadas formas de enlazarnos los unos a los otros a través de las redes. Consumimos todos los días imágenes de la vida ajena en Instagram, WhatsApp, Twitter o TikTok, como si fuéramos yonkis visuales, muchas veces con hambre de contagio de una felicidad ajena, aspiracional. Sin embargo, el número creciente de personas que experimentan el aislamiento y la tristeza de sentirse solos es una realidad. Una encuesta de DYM Market Research concluye que casi un 63% por ciento de los españoles reconoce haberse sentido así alguna vez.

Cómo conversar con esta tristeza
En Yasss no somos charlatantes o coaches, y tampoco venimos a darte soluciones milagrosas para acabar con un asunto humano de larga tradición filosófica. Sería una irresponsabilidad y estaríamos banalizando el problema. Habrá quien te diga cosas como ‘sal más con tus amigos’, ‘apúntate a clases de algo’, ‘con que dejes de pensarlo es suficiente, céntrate en otras cosas’. Consejos, en definitiva, propios de un tertuliano de bar. Lo sentimos: no es posible prescribir una rutina de fitness para nuestro espíritu que nos saque rápido y fácil de esa madriguera mental. Lo único que podemos hacer es tratar de repartir un poco de sentido común.
Sentirse solo, de vez en cuando, es perfectamente normal. No es una enfermedad, no hay nada mal en ti, no es necesario culparse ni sentir miedo de algo que, visto desde otra perspectiva, es un sentimiento tan humano como la alegría, la risa o la empatía. Del mismo modo que hay muchas personas que valoran su soledad e independencia por encima de todo, habrá otras (tú, yo, tu mejor amiga) que tendrán que aprender a matizarla, pesarla e integrarla en la propia existencia. Se puede aprender a estar solo como también se aprende a estar en compañía de otros. Es más, se debe; de nuevo, por salud mental.
Intenta eliminar los juicios autodestructivos, especialmente aquellos que estableces por comparación. '¿Por qué yo me siento solo si X (youtuber tan feliz que da cringe, instagramer de sonrisa hiperestética) parecen estar siempre en la cima del control de sus vidas?' La mayoría nos forzamos a estar siempre presentes en el mundo, siempre conectados, siempre disponibles para la interacción. De nuevo, un espejismo, porque nuestro avatar en la red dista mucho de crear un relato fidedigno de nuestra vida real. Cada vez más, vivimos para sostener el simulacro. ¿Limitar el uso de redes sociales cuando uno se siente solo es un consejo o una exhortación? Lo dejamos al criterio de cada uno.
Obviamente, si tu soledad es como una sábana mojada que te cubre todos los días y lleva pareja una ansiedad endémica, presente cada hora, quizá no sea soledad sino depresión y debas buscar ayuda profesional. Si experimentas un aislamiento prolongado, te recomendamos acudir a terapia. Tú no tienes ya todas las herramientas que necesitas para ese modélico, pero falso, ‘estar bien’.

Los psicólogos nos dan pautas para identificar cuándo el problema es meramente coyuntural y cuándo se ha convertido en un asunto de salud mental (aislamiento social, falta de autoestima, ansiedad y otros). La terapia te ayudará a reconducir el problema, de manera que puedas desarrollar herramientas para aceptar lo que te pasa: conocer las particularidades de tu carácter, aprender a valorarte, a no juzgar tu relación con el mundo y con los demás de una manera inadecuada.
Si quieres una opinión autorizada, prueba a leer “La ciudad solitaria”, de la escritora Olivia Lang, un libro lleno de reflexiones hermosas sobre este aprendizaje que todos necesitamos hacer.
“En cuanto a cómo habitarla, no hay tampoco ninguna necesidad de sentir vergüenza. Lo que hay que hacer es recordar que la felicidad individual no está por encima de nuestras obligaciones para con los demás ni nos exime de ellas. Estamos juntos en esta acumulación de cicatrices, en este mundo de objetos en este refugio físico y temporal que con frecuencia se parece al infierno. Lo importante es la bondad; lo importante es la solidaridad, que estemos alerta y abiertos, porque si algo hemos aprendido en el pasado es que el mundo de los sentimientos no durará demasiado”.