"Con 27 años no tengo amigos y me siento solo": guía para conocer gente nueva después de la universidad

La pandemia, la precariedad y nuestras dificultades personales son obstáculos a la hora de hacer amigos
Jesús y Celia nos cuentan sus dificultades a la hora de hacer amigos después de la universidad: “Me pongo muy nerviosa y pienso que se nota, que creen que soy rara”
En Yasss hemos creado una guía para ayudarte a hacer amigos pasados los 25 años: te contamos dónde y cómo
Cuando somos niños hacer amigos es tan sencillo como sentarte en el pupitre de al lado y saludar con entusiasmo a la otra persona, pero a medida que crecemos socializar se vuelve más complicado, en parte por nuestras propias inseguridades y malas experiencias.
El miedo al ridículo, la dificultad de compaginar nuestra vida social con el trabajo y la pareja, y no saber dónde conocer gente nos lleva al aislamiento. Pero, ¿de verdad es tan difícil hacer amigos cuando dejamos atrás la universidad?
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¿Es más difícil hacer amigos a partir de los 25 años?
Aunque parezca fácil, hay muchos obstáculos a la hora de hacer amigos cuando dejamos atrás la universidad:
- Falta de tiempo. Estás empezando a trabajar y tu vida se resume en coger el metro, tardar casi una hora en ir al trabajo, pasarte prácticamente todo el día en la oficina y volver a casa de nuevo para cenar un túper calentado viendo Netflix. Estás tan cansado que lo último que te apetece es salir de cañas a conocer gente nueva.
- precariedad a la que estamos expuestos los jóvenes nos obliga a mudarnos. Somos nómadas por imposición, y aunque hay quienes aprovechan estos desplazamientos para hacer amigos de diferentes lugares del mundo, otros sienten que no merece la pena crear vínculos para después mudarse a otra ciudad.
- El coronavirus. Es innegable que la pandemia ha cambiado drásticamente nuestra forma de socializar, y es que estos dos años han provocado un aumento de la ansiedad social, pero también una limitación en el ocio. ¿Dónde íbamos a conocer gente si no podíamos ni salir? ¿En el supermercado? ¿En la calle a metro y medio de distancia?
Jesús, un joven granadino que acaba de mudarse a Barcelona, explica su situación a Yasss. “Acabo de cumplir 27 años, no tengo amigos y me siento solo. Mis amigos de toda la vida de Granada se han ido dispersando y no los veo desde los 24, como mucho una vez al año cuando coincidimos todos”, explica. “Yo me mudé en 2020 por trabajo y todavía no conozco a nadie. Estoy con la gente del trabajo, pero solo son eso, compañeros de trabajo. Nunca quedan y tampoco tengo tiempo para hacer amigos”.
Nadie habla de lo díficil que es hacer amigos después de la universidad
— Óscar. (@oscarcallest) 5 de abril de 2020
Hándicaps psicológicos a la hora de socializar
A las dificultades para hacer amigos en la edad adulta se suman las trabas psicológicas que nos imponemos. En otras palabras, las barreras que nuestra mente crea a la hora de conocer gente:
- Falta de habilidades sociales. Tienes la oportunidad de conocer gente, pero no sabes cómo dar el primer paso.
- bullying en la etapa escolar o una traición de un buen amigo puede condicionar tu forma de relacionarte en el futuro.
- Alta autocrítica. Sabes cómo hacer amigos y causas una buena impresión, pero en tu cabeza te montas una película digna de un Oscar en la que todos te odian, piensan que eres un pesado y quieren perderte de vista. Spoiler: no es cierto.
- Ansiedad social. Te da miedo que te juzguen negativamente, así que evitas situaciones sociales para evitar que eso ocurra.
- Demasiada exigencia. Le encuentras pegas a toda la gente que conoces y aunque al principio las personas te caen bien, acabas cogiéndoles manía.
Celia, de 29 años, confiesa tener muchas dificultades para hacer amigos tras el coronavirus. “Ahora me rayo mucho”, nos relata, “cuando hay mucha gente me agobio y sé que debería acostumbrarme, pero me cuesta. El problema es que sí que quiero conocer gente, pero no sé. Me pongo muy nerviosa y pienso que se nota, que creen que soy rara. Solo tengo dos amigos y ellos me intentan siempre animar. Sé que está todo dentro de mí, pero no sé qué hacer para caer bien a personas nuevas”.
Guía para conocer gente después de la universidad
1. ¿Dónde?
Lo que más nos cuesta a la hora de hacer amigos es delimitar dónde conocerlos, y es que tendemos a pensar que nuestra ciudad tiene menos vida social de la que en realidad hay.
Busca opciones acordes a tus gustos: bares que organicen quedadas para jugar a juegos de mesa, cursos de pintura, clases de baile, gimnasios con sesiones grupales, lecturas en librerías, voluntariados… Además, muchas de estas alternativas son gratuitas.
Pero, ¿cómo encuentro estos lugares? En la web del ayuntamiento, buscando en Google, siguiendo cuentas de Instagram de tu ciudad (locales, bares, gimnasios, talleres, etc.), preguntando a compañeros de trabajo o familiares o fijándote en los carteles por la calle.
2. ¿Cómo?
Tienes que ser realista. No vas a llegar y besar el santo. Hacer amigos requiere algo de tiempo, pero te aseguro que si asistes con regularidad a un sitio con gente, acabarás haciendo creando fuertes vínculos.
Es más probable hacer amigos cuando tenéis algo en común, por eso las opciones que te daba en el apartado anterior iban encaminadas a promover tus aficiones. Y tirando de este hilo, un truco para empezar a socializar es hablar de lo que tenéis en común. Por ejemplo, en un voluntariado puedes contar cómo te sientes al respecto o compartir alguna anécdota.

Al principio las conversaciones serán muy triviales, pero es recomendable dar pequeños datos personales, por ejemplo, qué has hecho el fin de semana, si estás agobiado últimamente o algún plan que te haga ilusión. Cuando nos abrimos a los demás generamos cierta conexión y favorecemos que la otra persona se sienta cómoda.
A medida que pase el tiempo, desarrollarás una relación más cercana con unas personas en concreto. Céntrate en ellas. Comparte más información personal y, sobre todo, interésate en lo que te cuentas. Quédate con sus gustos porque así en un futuro será más probable proponer planes fuera de esa situación. Por ejemplo, veros en otro contexto para tomar algo, ir al cine, etc.
Llega el momento de romper la burbuja y quedar fuera del gimnasio, de las clases de baile, del bar de juegos de mesa, del trabajo o del voluntariado. Es aquí cuando tienes que recordar los gustos de esa persona. Piensa en conversaciones que hayáis tenido. Si te ha dicho que le gusta la comida mejicana y han abierto un bar nuevo puedes decir algo como “pues han abierto un bar nuevo mejicano y me encantaría probar, pero a la gente que conozco no le gusta esa comida. ¿Te apetece venir conmigo?”. Lo mismo es aplicable al cine, a un concierto o a cualquier plan.
Finalmente, no descartes la opción de ser sincero. Da mucho miedo compartir nuestras inseguridades, pero también es una forma de estrechar la relación. Puedes decir algo como “te quiero contar que me cuesta hacer amigos y no tengo muchos, pero contigo me siento muy guay, así que si un día te apetece quedar para algo me haría mucha ilusión”. Si esa persona merece la pena no sólo no se asustará, sino que le apetecerá más conocerte.
Ir al psicólogo, ¿sí o no?
Como hemos visto, hacer amigos requiere tiempo, esfuerzo y paciencia, pero también exponernos a nuestros miedos y superar nuestras inseguridades.
En ocasiones, la terapia puede ayudarnos a recorrer este camino, sobre todo si:
- ansiedad generalizada, depresión o cualquier otra dificultad grave.
- todo el mundo está en tu contra.
- complacer a los demás.
- Quieres aprender habilidades sociales por parte de un profesional.
- situaciones traumáticas en el pasado que repercuten en tu forma de socializar.