Cómo saber si tienes que hablar con tu amiga por un problema de alimentación

¿Qué son los TCA?
Los Trastornos de Conducta Alimentaria abarcan una serie de enfermedades relacionadas con la alimentación y el peso, pero también con la autoimagen. Por eso son tratados por un equipo de médicos, que incluyen la atención del cuerpo y de la mente: normalmente psiquiatras, psicólogos, nutricionistas y endocrinos.
Estos trastornos afectan en su mayoría a mujeres. Se estima que aproximadamente el 90-95% de las personas con anorexia y bulimia son chicas. Además, es común que surjan a edades tempranas, entre la adolescencia y el comienzo de la edad adulta. Eso no significa que no haya pacientes que se salgan de ese rango: podemos encontrarnos mujeres de unos 40 años con un TCA e incluso niñas de 10 años.
Pero hay que estar atentos. No es lo mismo leer la definición teórica de estos trastornos que conocer sus implicaciones reales en el día a día, por eso María (hermana de chica con anorexia nerviosa) y Lucas (amigo de chica con bulimia) nos van a contar cómo es vivir con alguien que los padece.

María, 25 años:
"En mi familia todos somos muy delgados por genética, por eso el peso no nos sirvió para detectar que mi hermana tenía un problema. Con 16 años pesaba prácticamente lo mismo que con 12 años, pero nadie notaba nada raro. Ahora lo pienso y me siento muy culpable, si nos hubiésemos dado cuenta antes.
Cuando pasó al instituto se volvió irritable. Se encerraba en su cuarto y se pasaba el día en el ordenador. Mis padres pensaban que era por el estrés del instituto, y como sus notas eran buenas tampoco hicieron nada. Yo pensaba que era por la adolescencia, que pasaba de nosotros porque bueno, tenía 13 años y era lo más normal del mundo. Quieres estar con tus amigas, no con tu familia.
Siempre había comido poquito, pero dentro de lo normal. Y así pasaron los años. Ella se iba volviendo más ermitaña y malhumorada, y nosotros lo pasamos por alto. Si había un problema, no queríamos verlo.
Yo me fui a la universidad y a los dos años ella también, así que se mudó a la ciudad en la que yo estaba. Al principio todo bien. Quedábamos y recuerdo cuando íbamos a tomar algo, ella siempre tenía una excusa para no cenar o comer: o se encontraba mal o ya había comido antes o no tenía hambre. No le di importancia.

Con el tiempo dejamos de quedar tanto. Yo pensaba que era por los exámenes y porque había hecho amigos en la universidad.
Un día yo estaba en casa y me puse a cotillear en Instagram. Me metí en esa sección en la que ves a lo que dan me gusta tus amigos y me salió: "A @Fulanita le han gustado 8 publicaciones". Me metí y eran todo chicas súper delgadas y fotos de cuentas con la palabra 'Ana' en el nombre. Las chicas de esas fotos no estaban delgadas por constitución como yo: tenían una enfermedad.
Busqué en Google y descubrí que en Ana y Mía es el nombre que usan en Internet las personas con Anorexia y Bulimia para promover estas enfermedades. Entré en pánico. En ese momento todo cuadró.

La ropa ancha, lo nerviosa que se ponía en verano cuando le decía de ir a la piscina, su perfeccionismo, todas las veces que jugaba con la comida y al final era la única que tenía el plato lleno, cuando iba al baño después de comer y nos decía que era porque se hacía caca. Era tan obvio y no nos dimos cuenta.
Ahora mi hermana está en una Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria. Ha tenido que ser hospitalizada tres veces, dos de ellas por intento de suicidio. Si hubiésemos visto las señales a tiempo, a lo mejor no estaría así. Por eso quiero que todos actuéis si sospecháis de que vuestra amiga, hermana o novia tiene un problema con la comida".

Lucas, 21 años:
"Cuando terminamos el instituto, nos mudamos a Madrid. Siempre habíamos tenido claro que queríamos ir allí a estudiar. Fue un año de muchos cambios, yo salí del armario y ella lo dejó con su novio de toda la vida. Yo salía un montón y ella pasaba mucho tiempo en casa y en la biblioteca. También es verdad que estudiábamos cosas muy distintas y yo no necesitaba empollar tanto.
En el primer cuatrimestre suspendió un par de asignaturas y eso fue muy duro para ella. Me enteré de chiripa porque ella no quería decirle nada a nadie, ni siquiera se lo contó a sus padres. Me parece que ese fue el punto de inflexión.
Desde septiembre hasta enero siempre había sido muy ordenada. Nunca habíamos tenido ningún problema con los temas de limpieza y su habitación era normal. Pues después de los exámenes se volvió muy caótica. No limpiaba nunca, tenía los apuntes súper desordenados, dejaba la cocina llena de platos sucios. Fue un cambio radical, y como antes era normal pues me llamó la atención.

Otra cosa que me preocupaba era que tenía la manía de hacerse perfiles falsos en Tinder. Ponía fotos sacadas de Internet y cuando yo le decía que eso no estaba bien, ella me decía que sólo lo hacía por las risas, que no iba en serio y sólo quería pasar el rato. Tras mucho insistir dejó de hacer eso y empezó a usar su foto, pero si un chico le proponía quedar, ella le bloqueaba y empezaba a hablar con otro. Le gustaba tontear pero no quería quedar, creo que se sentía insegura y le daba miedo el rechazo.

Empecé a sospechar que tenía un problema de verdad cuando encontré en su habitación restos de comida a lo bestia. Un día entré a por mí batería externa y vi que tenía tres paquetes de galletas y una caja familiar de pizza. Sin que yo dijese nada, ella empezó a excusarse. Era como si se avergonzase. A mí eso me extrañó porque yo soy el primero que a veces se pega un festín viendo una peli, pero no oculto los restos ni me avergüenzo.
Me empecé a fijar más y casi todos los días llegaba a casa con una bolsa del supermercado con comida basura (chocolatinas, galletas, helado, patatas fritas…) que guardaba en su habitación, y al día siguiente salía de casa con una bolsa de basura. Tenía una enfermedad.
Jamás vomitó, lo que hacía era hacer deporte de manera compulsiva. No era una rutina sana, sino algo obsesivo que le provocaba malestar. Cuando comía mucho se pasaba horas haciendo ejercicio. Digo esto porque a veces tenemos una idea en la cabeza y pensamos que tener bulimia es comer mucho y vomitar. No siempre.

En la actualidad ya no vivimos juntos pero seguimos siendo amigos y quedamos todas las semanas. Fue diagnosticada y tratada por un Trastorno por atracón que derivó en una Bulimia Nerviosa. Con el tiempo ha aprendido a gestionar la ansiedad de otra forma, y no pegándose atracones. Sus amigos y familia intentamos apoyarla lo máximo posible, pero es una enfermedad dura. Yo he ido con ella a alguna reunión del grupo de apoyo y te parte el alma. Así que le mando mucha fuerza a todos los que sufren esto, sean pacientes, amigos o familia".
¿Cómo puedes ayudar?
- Infórmate. Si algo de lo que has leído aquí te resulta familiar, busca más información o ponte en contacto con un psicólogo o un médico.
- Si sospechas es que algo raro hay. Normalmente nuestro instinto es más fiable de lo que pensamos. Si crees que pasa algo raro, es que probablemente pasa algo raro.
- Saca el tema de forma natural. Que vea que puede confiar en ti y que has notado que hay un problema, pero que tampoco la estás avasallando de manera inquisitoria. Mi consejo es que primero hables con ella y después con sus padres. Si lo haces al revés corres el riesgo de que pierda la confianza hacia ti y se aísle, lo que agravaría el trastorno.
- No puedes obligarla a pedir ayuda. Tu amiga necesita un equipo médico que la trate, pero no va a cambiar por arte de magia. Es un proceso muy largo y muy duro.
- Conviértete en un modelo. De nada servirá lo que le digas si al día siguiente vas a Bershka y te pones a llorar porque has engordado 2 kilos y ya no entras en una 38. Demuéstrale que el físico no es lo más importante, que nuestra autoestima no depende del peso que marca la báscula, que no está bien criticar el físico de otras personas y que hay muchos cuerpos bonitos porque en la diversidad está la belleza.
- recomiéndale libros, mándale artículos, comparte fotos, lo que sea, pero mete a tu amiga de lleno en el mundo de la autoaceptación.No la infantilices: tu amiga no es un niño pequeño para que le escondas la comida si tiene Bulimia o Trastorno por Atracón, o para que le obligues a comer si tiene Anorexia. El cambio nace de ella, y necesita cierta autonomía para lograrlo.
- Evita la sobreprotección. Tiene que aprender a ser independiente. No la agobies, porque igual gestiona esa opresión con atracones o con conductas dañinas.
- No juzgues su físico. Si ves que alguien con Anorexia está ganando peso poco a poco o que una persona con Bulimia o Trastorno por Atracón comienza a perder peso gracias al tratamiento, felicítale por su esfuerzo, por seguir las pautas médicas y psicológicas y por dejar atrás los malos hábitos, pero no por haber engordado o adelgazado.
- Pide ayuda médica. Si ha adelgazado muchísimo (sobre todo si lo ha hecho en poco tiempo), presenta riesgo de suicidio, sufre mareos, no le baja la regla, tiene atracones muy grandes y repetitivos (aproximadamente 14 a la semana), vomita con mucha frecuencia o sufre un aislamiento social extremo, es posible que haya que hospitalizarla para garantizar su seguridad.
Ante cualquier duda, ponte en contacto con una asociación de ayuda a personas con TCA. En todas las ciudades hay unidades de apoyo a pacientes y familiares, y en Internet también puedes encontrar información. Te podrán solucionar cualquier duda y te informarán sobre cómo actuar.
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