10 consejos de una experta para superar una ruptura amorosa

Las fases de la ruptura
Las rupturas no son plato de buen gusto, y si bien todos preferiríamos evitarlas, cuando llegan (porque a todos nos dejan alguna vez en la vida) toca soltar lastre emocional y salir a flote. Muchos psicólogos comparan las fases de superación de una ruptura con el duelo tras la muerte de un ser querido. Esta comparación tiene más sentido del que crees, ya que en ambos casos una parte importante de nuestra vida se marcha para no volver más (a no ser que seas de los que ponen el modo replay cortando y volviendo constantemente).

En primer lugar, aparece la negación: “Buah, seguro que volvemos. Esto es una crisis tonta.”
Después es el turno de la ira: “Menudo capullo. No va a encontrar a nadie como yo. Sólo espero que en su próxima relación le dejen tan en la mierda como me ha dejado a mí”.
Tras la ira, surge la negociación: “Bueno, podemos intentar ser amigos. Total, ¿qué tiene de malo quedar para tomar algo en mi casa a las doce de la noche?”
Cuando la negociación fracasa, llega la depresión: “Esto no hay quien lo arregle. No voy a superar esto jamás, no podré olvidarle.”
Y finalmente, tras muchas lágrimas y cajas de clínex, la aceptación sale al escenario: “No pudo ser, qué se le va a hacer. Habríamos sido infelices si hubiésemos seguido juntos, así que mejor que esto haya acabado.”
Lo ideal sería atravesar estas fases secuencialmente, es decir, una detrás de la otra, pero como aquí nadie es perfecto, durante las rupturas se suelen dar retrocesos pasando de una fase a otra, por ejemplo, de la depresión a la ira. Otras veces podemos saltarnos fases o, aunque es raro, alcanzar la aceptación en un abrir y cerrar de ojos. En el arte de las rupturas no hay nada escrito.

Cómo alcanzar la fase de aceptación
Cada persona es un mundo, por lo que algunos necesitan pasar por la fase de la ira y cagarse en todo, y otros se sienten más a gusto después de llorar mares durante la fase de depresión. Aun así, hay algunos consejos universales que pueden acelerar el proceso de superación de una forma emocionalmente sana:
1. Sigue con tu vida. Parece una obviedad, pero cuando estás tristes tiendes a crear un círculo vicioso que te estanca en lo negativo. Continuar realizando tus obligaciones y mantener tu tiempo libre ocupado es la mejor manera de superar el dolor. Eso sí, tampoco te autoexijas. Si te apetece llorar viendo una película moñas o escuchando tu playlist de “canciones tristes”, hazlo. La clave es encontrar tiempo para todo.
2. Si necesitas llorar, llora. Tu ex no se merece tus lágrimas, pero tu salud mental sí. Llora y desahógate, porque reprimiendo la tristeza sólo conseguirás que ésta resuene más en tu cabeza.
3. Apóyate en tus seres queridos. No eres una carga, no vas a parecer débil, no vas a resultar pesado y no vas a contagiar tu tristeza como si fuera una ETS. Déjate abrazar, a veces esa la mejor medicina.

4. Enfréntate a tus emociones. Reprimir lo que sientes parece tentador, pero a la larga sólo empeorará tu estado anímico. Hazte varias preguntas: ¿Por qué me siento así? ¿Qué es lo que de verdad me da miedo? Si mi ex no quiere seguir conmigo, ¿por qué me aferro? Recuerda que no hay emociones positivas ni negativas, sino sentimientos que debemos aprender a gestionar.
5. Pon punto final a la historia. Mete en una caja los recuerdos de la relación y pídele a un amigo que te los guarde hasta que la superes de verdad. Te aseguro que oler su camiseta mientras comes Nutella y escuchas “It's too late to apologize” de OneRepublic no es la mejor decisión del mundo.
6. Disfruta de la soledad. La soledad acojona mucho, pero es una buenísima compañera si quieres conocerte mejor a ti mismo y crecer psicológicamente. Seguro que tienes una amiga que lleva con el capullo de su novio años o un colega que tarda dos días en encontrar nueva novia cada vez que lo deja con la anterior (y más de una vez, tú has sido como ellos). ¿Por qué hacemos esto? La respuesta es muy sencilla: por miedo a estar solos.

7. Se egoísta. Está muy bien eso de “seguir siendo amigos”, pero ahora tienes que pensar en ti y en el daño que puede causarte esa “amistad”. Se un poco egoísta y si crees que te va a impedir seguir adelante, distánciate.
8. Convierte tu dolor en arte. Inspírate a partir de tu tristeza y dibuja o escribe para plasmar ese sentimiento. La creatividad no sólo te ayudará a distraerte, sino que también te permitirá conocer mejor tus sentimientos.
9. Racionaliza tus pensamientos. Aunque te cueste creerlo, no todo fue perfecto. Haz un ejercicio de realidad y anota en un cuaderno tus pensamientos sobre la relación. Cuando lo hayas hecho, fíjate en todos los pensamientos que implican tristeza e intenta refutarlos recordando aquellos detalles malos de la relación. Créeme, los hay (sino no lo habríais dejado).
10. Deja de castigarte. Ahora mismo tu mente estará pensando en todas las cosas que podrías haber hecho para que no hubieseis acabado rompiendo, pero los “y si…” no sirven para nada. Hiciste lo que hiciste porque en su momento te pareció la mejor decisión. Como no tienes superpoderes, no puedes cambiar el pasado. Ahora toca seguir hacia delante.

Aunque ahora lo veas todo muy negro, cuando termines de pegar los pedacitos de tu corazón te estará esperando el verdadero amor de tu vida: tú mismo. Prepárate, porque es una relación que durará toda la vida.