Las partes de nuestro cuerpo que menos nos gustan: por qué todos tenemos los mismos complejos

Todos tenemos los mismos complejos, ¿por qué?
¿Cómo aparece un complejo? ¿Cómo podemos trabajar para que deje de importarnos?
Todos tenemos complejos. Hasta el tío más guapo del mundo y la mujer más impresionante del planeta sienten que alguna parte de su cuerpo no es tan bonita como ellos quisieran. Es tan ridículo como suena: pase lo que pase y seamos como seamos nunca vamos a dejar de mirar con malos ojos alguna parte de nosotros que no termina de ser de nuestro gusto.

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Hemos preguntado a Marina Pinilla, nuestra psicóloga Yasss, por qué tenemos complejos: "Los complejos no surgen de la nada; no te despiertas un día pensando “uy, odio mi nariz” o “jo, soy superaburrido”. Se trata de un proceso de interacción entre el ambiente próximo y nuestra forma de gestionar lo que nos imponen desde fuera. Con ambiente próximo me refiero a nuestro entorno más cercano, amigos, pareja, familia, compañeros de clase... aunque también influye lo que nos enseña la sociedad y los medios de comunicación".
Nadie nace acomplejado. Pero todos tenemos un complejo. Marina lo ha explicado muy bien. Es nuestra experiencia en la vida la que nos hace fijar toda nuestra atención o convertir en el origen de todos nuestros males a esa parte de nuestro cuerpo o ese rasgo de nuestra personalidad que no acaba de convencernos.

De la cosa más insignificante, como un anuncio de televisión en el que una persona se señala una mancha en la piel, o de un comentario sin mala intención cualquiera, como esa dependienta que te dice "no deberías ponerte unos pendientes tan exagerados porque tienes las orejas muy grandes", puede surgir un complejo que nos acompañará durante mucho, mucho tiempo.
Los complejos más comunes
Después de haber preguntado a través de Instagram a nuestros seguidores que cuál era su mayor complejo nos hemos dado cuenta de que hay varios que se repiten. Estos son los complejos más comunes entre nuestros seguidores:
El culo gordo
La barriga

La papada
Pechos caídos
Tener granos
La alopecia

El sobrepeso
Los dientes de conejo
Tener demasiado vello corporal
Piernas gordas

Brazos gordos
La nariz
¿Te has sentido identificado con alguno de ellos? ¿Eres capaz de ver alguna relación en todos estos complejos? Básicamente, la mayoría de los complejos son características físicas que "se salen" de lo canónico.
Aunque no nos demos cuenta, vivimos en una sociedad que impone unas normas estéticas. Lo vemos en la tele, en las portadas de las revistas, en las películas, en las redes sociales... ¡Parece que todas las personas que triunfan estuvieran cortadas por el mismo patrón! Y todo lo que se sale de lo socialmente aceptado, lo que está bien visto, lo que gusta, se convierte para la mayoría de las personas en un tormentoso complejo que arrastrar durante toda su vida.
¿Cómo lidiar con nuestros complejos?
¿Alguna vez te ha pasado que una persona te confiesa su complejo y tú lo primero que piensas es "¡pero si no es para tanto!"? Pues eso es exactamente lo que pasa con tus propios complejos. Solo te importan a ti. Si más o menos los tienes dominados, y aunque no te gusta mucho esa parte de tu cuerpo tampoco te impide seguir con tu vida normal, pues ni tan mal. Pero hay que tener cuidado, porque hay ocasiones en las que un complejo se vuelve en un problema de verdad. Cuando dejas de hacer cosas que quieres hacer o cambias tu forma de ser, de vestir, o de comportarte, por esa parte de tu cuerpo con la que no te llevas muy bien, estás en un lío: tu complejo está dominando tu vida. ¡Y eso no puede ser!

De nuevo acudimos a Marina, nuestra psicóloga, para que nos diga cuál es el primer paso que dar a la hora de afrontar un complejo: "Los complejos surgen de lo que nos dicen los demás o lo que vemos en nuestro día a día. El problema es que es muy difícil modificar el ambiente en el que nos movemos. Por eso, el primer paso es trabajar nuestra sensibilidad a la evaluación de los demás, es decir, cómo nos afectan los comentarios negativos. Debemos responsabilizarnos de nuestra autoestima. Es un proceso que va desde el “pues bueno, tendré que acostumbrarme a lo que tengo” al “me encanta como soy”. Ojo, no es fácil y lleva tiempo", comenta Marina.
"También hay que recordar que el cambio a nivel social nace de nosotros mismos. Aunque no digamos las cosas con mala intención, debemos vigilar nuestras palabras porque pueden herir a los demás. Ese amigo del instituto que se está quedando calvo ya tiene un espejo en su casa, no hace falta le digas en broma que “se le ve el cartón”. Tampoco hay necesidad de recordarle a tu hermano que ha engordado porque ya lo sabe. Preocupémonos de nuestros asuntos en vez de avivar los complejos de los demás", concluye Marina.