No echar de menos a los amigos: cuando la saturación por las videollamadas acaba en drama

Durante los primeros días de cuarentena, el boom de las videollamadas y las quedadas virtuales nos hiceron saturarnos y necesitar un periodo detox
Es completamente normal durante esta cuarentena, haber pasado por sentimientos dispares y replantarnos las relaciones tanto con nosotros mismos, como con nuestros amigos
Si hay algo que estamos aprendiendo durante este tiempo de cuarentena en casa es que las relaciones, tanto con nosotros mismos, como con los demás, han cambiado y esto no es negativo ni perjudicial, sino todo lo contrario, puede ser un buen momento para cuestionarnos ambas.
Al comienzo de la cuarentena, todos tenían ganas de hacer videollamadas grupales y de ver a todo el mundo para comentar la jugada y las extraña circunstancias que estábamos viviendo de no poder salir de casa, de tener que quedarnos encerrados, sin saber cuándo salir.
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Reconócelo, estábamos empeñados en hacer una exaltación de la amistad, ya que se nos estaba prohibiendo salir, y de repente, necesitábamos apaciguar ese sentimiento de frustración llamando a todos los amigos, a todas horas. Teníamos la agenda repleta de quedadas virtuales. Hablábamos hasta con gente, que en circunstancias normales, hacía meses que ni hablábamos, pero en la situación tan rara que estábamos viviendo, teníamos la necesidad imperiosa de querer saber de todo nuestro entorno.
Era la única manera de estar cerca de tus amigos y familiares, de poder salir y tomar una copa virtual juntos. Quedábamos para tomar algo, para jugar, para comentar todo. Pero, a medida que la cuarentena se estaba alargando, empezamos a dejar de pasárnoslo bien... Se tenía que decir y se dijo.
Los temas de conversación se habían vuelto repetitivos, ya no teníamos mucho más nuevo que contar, o lo que contábamos ya lo habíamos dicho antes, y al terminar la llamada, el sentimiento era un poco de vacío. RT si a ti también te ha pasado.

Puede que no necesitemos hacer estas videoconferencias, no porque no echemos de menos a nuestros amigos, sino porque nos es suficiente con la conversación por Whatsapp, de una sola persona, o en grupo. En estos chats contestamos a nuestro ritmo y no estamos obligados a estar presentes, cuando a lo mejor no es lo que nos apetece.
Las conversaciones grupales puede que se hayan empezado a convertir en espacios de relleno, como otra tarea más que añadir a la lista diaria: a comer solo lo que necesitamos, a hacer deporte, a leer.. necesitamos rellenar todo el tiempo posible del día y puede que se haya convertido en una fuente potencial de estrés. Ese es el problema.

Y es que las videollamadas no reemplazan realmente al salir con los amigos en persona. Aunque podemos verles la cara y ver cómo hablan, no podemos estar físicamente cerca de ellos y tocarlos. Además, durante las videollamadas, sentimos que nos está observando todo el mundo, ¿no crees? Incluso tú mismo, no paras de mirarte, no lo puedes evitar y lo sabes.
Si sales con tus amigos, puedes hablar con personas individualmente primero, luego hablar con otro grupo pequeño, moverte de un sitio a otro, en definitiva, tienes la sensación de hacer lo que te apetezca y desde el sofá de casa no puedes, ya que tienes, además, con el añadido de que sentirte observado sin parar.
Durante la cuarentena estamos en un continuo día de la marmota, días iguales con noticias iguales. Quizás no hay demasiado de lo que hablar, los temas de conversación se están acabando. Además, no es raro, que en plena videollamada tengas un problema técnico: se corta, se píxela, no se oye, se ha quedado en pausa… y esto es un motivo más para que, a veces, que la mala conexión arruine el momento. Al principio, seguro que no te molestaban, pero, pasados los días, fijo que te dan toda la pereza.

Por lo que si no echas de menos a tus amigos es normal, no te preocupes, no es que seas inmaduro, o te estés volviendo un ermitaño que no quiera saber nada del mundo. El contacto social es importante, pero estamos en nuestro derecho de recalibrarlo según nuestras necesidades durante un periodo tan anormal y específico como este que nos ha tocado vivir en estos meses.
Esta idea tuya de ser menos social de lo que deberías, posiblemente se debe a que tienes que desintoxicarte de la intensidad de las primeras semanas, en las que el aluvión de la comunicación sobrepasó a la calidad y a tu interés. Es decir, te pasaste con tanto número de videollamadas y quedadas virtuales, y ahora necesitas desconectar para equilibrarte.
Pero no te preocupes, en cuanto la etapa de desconfinamiento y cuarentena pase, y podamos salir a la calle y reaunudar todas las salidas como hacíamos antes, la vida volverá a la normalidad y querrás seguir viendo a tus amigos con la misma asiduidad que lo hacías antes. ¡Eso seguro!

No sabemos aún si echaremos este periodo de desconexión, pero de cualquier manera, una vez que esto pase, tú eres dueño, como siempre, de tus emociones y voluntades, si pasado un tiempo, te apetece retirarte y recogerte para conectar contigo mismo, será algo completamente normal, no eres ningún bicho raro. Guarda tuit: a veces hay que desconectar para volver a conectarnos.