No es amor, es no saber estar solo: señales de que la relación se basa en la dependencia emocional

No todo el mundo es capaz de distinguir el amor de la dependencia emocional
Te explicamos las características de las relaciones dependientes
Es una realidad. Cada día veo en consulta al menos dos casos de dependencia emocional. Incluso yo, que acostumbro a tratar temas de relaciones de pareja, amor y desamor, me sorprendo de vez en cuando.
En situaciones de dependencia emocional, una de las cosas que más trabajo con mis pacientes es la identificación y consciencia de la situación que viven. Sé que sólo así se producirá el cambio y que, tarde o temprano, aprenderán a ser felices solos/as o acompañados/as, y que, si lo hacen acompañados/as, mantendrán relaciones reales y sanas.
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A continuación tienes una lista de aspectos que te ayudarán a identificar si has tenido, tienes o sueles tener relaciones dependientes para que tú también trabajes aquello que más ayuda: tener conocimiento de la situación.
Necesitas estar con tu pareja
No ignoremos aquí la palabra clave "necesitar". Esa es la que marca la diferencia. No es lo mismo apetencia o querencia que necesidad. La necesidad es uno de los síntomas más importantes y notorios de la dependencia emocional.
Sin tu pareja no eres feliz
Tu felicidad no debe depender de nadie y mucho menos de tu pareja. Debes trabajar para construir tu propia felicidad, y luego, compartir esa felicidad con quien decidas. La vida es bonita de las dos formas, aunque sean situaciones diferentes. Idealizar el tener pareja porque supuestamente ésta vaya a ser el fin de los problemas o el medio para alcanzar la felicidad absoluta no es sano.
Cuando tu relación va mal, todo va mal
Vale que el que tu relación vaya mal sea un motivo para experimentar malestar emocional, pero si notas que el resto de ámbitos de tu vida (trabajo, amigos, familia, estudios, etc) van en sintonía, vigila y observa, puede ser que seas dependiente de tu relación.

Estás pendiente todo el rato de tu pareja
Tener espacio individual, aun estando en pareja, es algo verdaderamente sano y recomendable. Estar pendiente de todo lo que hace otra persona roza el acoso y puede volverse obsesivo.
Tienes miedo a que tu pareja te deje
Constantemente chequeas que el amor que siente tu pareja por ti es real y sigue existiendo porque dudas, por cualquier motivo (casi siempre por inseguridad en uno/a mismo/a), que tu pareja quiera seguir estando a tu lado.
Quieres solucionar todos los problemas de tu pareja
Pareces su madre. Vives más su vida que la tuya y no sabes poner límites. Te justificas diciendo que te sientes bien haciendo cosas por tu pareja y te gusta ayudar. Lo que pasa es que tienes que aprender que, una cosa es ayudar y apoyar como pareja y otra acaparar sus responsabilidades como si fuesen tuyas.
Vives por y para la pareja
Todo gira en torno a la otra persona y te aíslas de todo: actividades que te gustan, familia y amigos/as. Sólo te apetece estar con ella. Esto es muy peligroso porque si la relación acabara, te quedarías completamente solo/a.

Tu relación tiene altibajos constantemente
Tu relación pasa por momentos muy buenos y muy malos en cuestión de días y sueles quejarte de aquello que te gustaría que cambiara para que todo fuese bien, pero aun así nada cambia y tú sigues manteniendo la relación, incluso aunque cortes y vuelvas cada dos por tres.
Sientes que nadie te entiende
Nadie entiende por qué no lo dejas si estás "tan mal". Esto es porque, objetivamente hablando, lo que tienes es una relación irracional, pero tú la vives como lo más importante de tu vida y la NECESITAS.