Cambiar la voz por el movimiento de la mano y otros tips para educar a un perro sordo


Los perros pueden compensar la falta de un sentido con la extrema agudeza de otros como la vista y, sobre todo, el olfato
Tanto tú como los miembros de tu familia tenéis que consensuar las señales visuales que obedecerá el animal cuando lo entrenéis
Amadas bolas de pelo rompesofás, nuestros perros; destinados (a veces) a sufrir los mismos inconvenientes biológicos que sus amos. Bichos ciegos, cojos y sordos a los que jamás querremos distinto. No hay por qué.
Y ahora, la situación: Napoleón, Toby, Mafalda… nuestro perro es sordo. No oye ni una trepidación atómica. ¿Qué hacemos?
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Abrir la mente
Educar a un perro sordo plantea algunos desvíos al método tradicional: las órdenes por voz van a ser sustituidas por nuestras manos y pies.

A simple vista, puede parecer muy complicado, un asunto inabordable lleno de molestias, pero eso solo es un prejuicio más. El perro no va a llevar una vida peor solo porque le falte un sentido, y esto tiene toda la lógica del mundo. Esta pequeña desventaja auditiva puede ser compensada con otros sentidos que los perros tienen extremadamente desarrollados: el tacto, por ejemplo, sobre todo en la zona de las almohadillas, sensible como un satélite.
Lo primero que hay que entender es que los perros tienen muchas maneras de aprender más allá de nuestra voz, el método más clásico. Así que si cambiamos la voz por la vista y establecemos un sistema de signos que el animal pueda asimilar, pan comido. Será una de nuestras ventajas.
Podemos utilizar nuestras manos sin problemas a la hora de entrenar y educar a nuestra mascota para llamarla y que venga. Poco a poco, con la práctica, nuestro perro aprenderá a identificar nuestras señales y órdenes a través de la vista.
Los signos que hagamos con la mano, el brazo o el pie los escogemos nosotros. No hay, esencialmente, ninguno mejor que otro. Eso sí, tienen que estar muy bien diferenciados para que el animal no se confunda a la hora de interpretarlos. Esto es importante para ti, su dueñ_, pero también para otros miembros de tu familia. Todo el mundo debe entender cuál es el signo que vuestro perro entiende para las distintas formas de interactuar con él, y no cambiarlo, porque entonces acabará volviéndose loco.
¿Queremos que aprenda a venir? Solo tenemos que inventar un signo con la mano o el pie y, por supuesto, asociarlo a una recompensa. Nuestra bola de pelo se lo merece todo.

Dos pisotones, por ejemplo, y acto seguido, una galleta. Otra forma: Llevarnos la mano a nuestra nariz con la galleta, el perro nos ha visto y está alerta; luego nuestra mano va a su hocico, y entonces le damos el premio.
Si repetimos esto varios días veremos que nuestro perro estará muy atento y entenderá perfectamente la señal que le estamos dando. La señal de la mano en nuestra nariz sustituye a la llamada (¡Tormenta, ven!). El perro nos verá hacer el gesto, activará la comprensión y seguirá lo que nuestra mano hace. Vale para tanto para llamar, como para ‘dame la pata’, girar, hacer que se siente. Signo y recompensa, hasta que pasemos a la siguiente fase.
¿Y en el exterior?
El problema con entrenar a nuestro perro sordo fuera de casa es que los estímulos se incrementan y es más difícil que identifique nuestras órdenes con todos los hermosos traseros caninos, alcorques y arbustos que tiene que mirar. Afortunadamente hay gadgets con los que atraer su atención: el collar vibrador.
Una advertencia: nunca, nunca, nunca hay que utilizar la descarga eléctrica de estos aparatos, solo el modo de vibración. Eso sería castigarlos de forma cruel. Lo mejor es cubrir la zona metálica de la descarga con una cinta. Así no correremos el riesgo de confundirnos y de darle una descarga.

El método sigue las mismas pautas: usaremos la vibración del collar para alertar a nuestro perro, y acto seguido, le daremos un premio. Lo asociará de la misma manera: comprendo, obedezco. El siguiente paso será trabajar con el animal para que haga la transición de seguir una orden o signo con premio a hacerlo sin premio. También podemos valernos de una linterna si hay poca luz. Recuerda que el perro es sordo, pero al entrenarle se ha acostumbrado a afinar muchísimo los otros sentidos: la vista y el olfato. Todo lo que venga de ellos será percibido por el animal, a veces de forma más efectiva que el sonido.
No es recomendable usar la vibración sin que le siga una orden, porque el animal puede confundirse o incluso acabar con un cuadro de estrés. La secuencia tiene que ser directa: vibración (orden), la señal que le hacemos y por último, la recompensa (hasta que nuestro perro no las necesite para seguir la señal).