La parte chunga de irte de Erasmus: no es todo tan bonito como lo pintan

En 2016, más de 790.000 estudiantes europeos obtuvieron una beca Erasmus
Mucha gente habla del Erasmus como la mejor experiencia de su vida
Pero la beca Erasmus también tiene un lado oscuro del que no se habla tanto
Son muchos los universitarios españoles que no quieren acabar sus estudios de grado sin haber tenido la oportunidad de pasar un año (o, al menos, unos meses) en otro país gracias a la beca Erasmus.
El programa Erasmus fue creado para apoyar la movilidad de estudiantes europeos por diferentes centros de estudios superiores. Fue creado en 1987, y en el año 2014 pasó a llamarse Erasmus+ como parte de la Estrategia Europea 2020, incluyendo más destinos y más ventajas. En 2019 han participado en este programa 31 países.
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¿Alguna vez te han dicho que no has vivido la experiencia universitaria completa si no te fuiste de Erasmus? Poder disfrutar de esta beca es un sueño para muchos estudiantes, y, en general, se tiene una imagen bastante idealizada de esta experiencia: conocer a muchísima gente, vivir aventuras loquísimas, pasarte los días de fiesta en fiesta, no querer volver a tu país... Por no mencionar la coñita de llamarlo "Orgasmus" por una razón de la que no vamos a hablar ahora.
Se me ha ocurrido a mí sola que igual las personas que deciden solicitar una beca Erasmus tienen unas expectativas demasiado irreales, y que quizás la realidad no es tan bonita como la pintan. Y todo esto lo digo como persona que nunca se fue de Erasmus, que quede claro.
Para ello, he hablado con varias personas que sí que disfrutaron de una beca Erasmus para que me cuenten lo que nadie te cuenta de la experiencia Erasmus. ¿Cuál es el lado oscuro de esta ansiada beca?
Teresa, 25 años. Erasmus en Bélgica
Estar lejos es muy duro: "Lo mejor y lo peor del Erasmus es que te vas. Te vas y estás lejos y estar lejos no mola mucho la mayoría del tiempo. Porque hay veces en las que necesitas estar en dos lugares a la vez y eso, por desgracia, no es posible. Cuando me fui mi mejor amiga se quedó con mi habitación en Madrid y se enrolló con el chico que me gustaba. Ojalá poder explicaros la sensación de necesitar hablar, pegar o abrazar a alguien que te conozca de verdad, a alguien que te entienda, a alguien que te quiera. Sentirse sola en un lugar completamente nuevo es de las peores sensaciones del mundo. La ausencia de hogar a veces pesa más de lo que debería".
Lucía, 26 años. Erasmus en Portugal
Sentir que no aprendes nada: "Estuve de Erasmus en Oporto durante el tercer año de carrera de Psicología. Yo juraba y perjuraba que no me habían dado ninguna facilidad con respecto a los alumnos portugueses, porque el examen que hacía era el mismo. Ahora, viéndolo con perspectiva, hasta dudo porque realmente no asenté ni un solo conocimiento de ese año... Quizá es que simplemente empollé de cabeza, vomité todo en el examen y me fui de fiesta al final de los mismos para celebrarlo y olvidar lo que tenía acumulado. Tampoco iba a clase, quizá eso influya. En el primer cuatrimestre íbamos a algunas porque decían que eran de asistencia obligatoria pero en el segundo fui a una clase de cada asignatura y no volví más, llegamos a hacer un justificante falso diciendo que íbamos a clases de portugués, lo cual era cierto, pero no coincidía con la uni".
Anna, 23 años. Erasmus en Italia
La presión constante de hacer amigos: "Al principio me costó adaptarme, pero como siempre te dicen que hay un periodo, pues lo fui dejando pasar, esperando que mejorara. Sentía presión constante de caer bien y de hacer amigos. Si no eres una persona muy sociable y fácil de conocer como es mi caso, cada quedada o actividad es como una prueba para ver si lo estas haciendo bien o no. Yo me obligaba a ir a cada actividad y cada fiesta para hacer más amigos, por lo que acabé entrando en una espiral de no estudiar y salir de fiesta. No estoy echando la culpa de todo esto al Erasmus, pero sé que simplemente sacó a relucir más problemas de los que ya tenia antes.
Vanesa, 29 años. Erasmus en Inglaterra
Si no te lo pagan tus padres, no tienes dinero para nada: "Fui a la universidad siempre con beca porque mi familia no podía pagármela, y trabajaba a la vez. Mi sueño era hacer un máster en auditorías en Londres y gracias a mis notas conseguí que Oxford me aceptara. Con el dinero de la beca no me llegaba para vivir y mi familia no me podía dar nada, así que tuve que buscar trabajo allí. Como yo era pobre, mis compañeros Erasmus me veían a otro nivel porque no me podía costear nada. Lamento mucho ese trato que tuve, como yo no me podía pagar las fiestas... y que también había trabajos en los que no me querían por ser española".
Alba, 34 años. Erasmus en Francia
Demasiados cambios que cuesta asimilar: "Los tres primeros meses del mi Erasmus fueron una locura: fiestas, gente nueva, viajes, mucha cerveza, planes inesperados... ¡Me encantaba mi nueva vida! Pero llegó enero, y volver al mundo Erasmus después de unas navidades en casa fue todo un descoloque. Tocaba estudiar para los exámenes del primer trimestre, pero la vida me había cambiado tanto que había algo en mi cabeza que no lo asimilaba. Y ahí fue cuando empezaron mis noches sin dormir sin conocer el motivo de mis preocupaciones. Fue mi primer contacto con las crisis de ansiedad, de las que ya nunca me he podido desprender. Suspendí absolutamente todas las asignaturas, nadie me regaló ningún aprobado. Menos mal que todo pasa, dos meses después aprobé en las recuperaciones, lo dejé con mi novio (otro clásico de la Erasmus) y empecé a centrarme en disfrutar, intentando entender la situación de otra manera."
Eva, 24 años. Erasmus en Portugal
No es tan fácil aprobar: "Corre el rumor que cuando uno se va de Erasmus aprueba todo por la face. En mi facultad la mayor parte de gente se va a Letonia, por ese motivo, pero justo en mi año pusieron un destino nuevo, Lisboa. Así que decidí cambiar un poco e irme a la capital portuguesa. Fiesta hubo y estudio también, aunque más de primero. Y terminé el curso con 5 asignaturas suspensas, cosa que a la gente de Letonia no le ocurrió, volvieron a España con mucha fiesta y todo aprobado. Debe de ser que en algunos lugares ser Erasmus sí es una ventaja y otros no. Por suerte o desgracia, me tocó lo segundo".
Iria, 36 años. Erasmus Mundus en Nicaragua
Líos administrativos constantes: "Después de firmar el convenio de estudios, cuando entregué el proyecto, me dijeron que no me valía porque estaba matriculada en la tesis. Tuve que recurrir a la decana, que estaba metidísima en política, para que me lo solucionaran. Y convencer a mi universidad. Al llegar me faltaba una asignatura, la aprobé, pero me decían que no estaba matriculada... Se habían equivocado. Al final lo solucioné acudiendo a altas esferas. En definitiva, que aunque creas que está todo cerrado, se pueden saltar a la torera el convenio y te la pueden liar.
Raúl, 21 años. Erasmus en Italia
Problemas para encontrar alojamiento: "Cuando llegué estuve una semana en un hostal y dos semanas más durmiendo en el sofá de unos amigos porque durante ese tiempo cada vez que llamaba a un anuncio me alegaban que no querían españoles porque iba a montar fiestas en el piso y molestar a los vecinos. Al final, hacía llamar a compañeros italianos de clase para que hablasen ellos. Pero al ir a ver el piso, otra vez el mismo problema. Tardé 23 días en encontrar una habitación y fue porque a un amigo de un compañero de clase se le quedó una libre, pero me hartó tanto la situación que estuve a punto de volverme a España".