Peor presentación, mayor acierto: un estudio dice que los regalos mal envueltos son un éxito

Si hay mucho detalle en el envoltorio, mayores son las expectativas y también la decepción
La afinidad o el no conocer mucho a la persona son los que determinarán que pongamos más o menos lacitos
Otra vez te pilla casi por sorpresa. Tienes que hacer un regalo y lo has ido dejando hasta el último momento y ahora vas con prisas. Vale, que tú funcionas mejor con presión y que encontrar el regalo no ha sido lo más difícil porque lo tenías pensado de sobra, pero a la hora de hablar de detalles cuidados y de la presentación eso ya es otra cosa.
Sin embargo, estás de suerte porque tu despiste de no tener previsto un bonito papel de regalo y una envoltura de diez es la mejor señal para indicar que tu regalo guste. No es un consuelo o algo que suene a excusa. Lo dice un estudio reciente y eso es con lo que nosotros nos quedamos.
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Para todos aquellos que las manualidades nunca han sido su fuerte o son de aprovechar hasta el último milímetro de un papel para envolver un regalo, bien porque se les ha acabado y no tienen otro, bien porque son ahorrativos al máximo, tienen ahora la mejor defensa si sus regalos no lucen como es debido una vez que han quedado envueltos. La razón de esto es un poco moraleja Disney: la belleza está en el interior y en un juego de expectativas.
Si a nosotros nos entregan un regalo envuelto a la perfección con todo lujo de detalles, etiquetas y hasta adornado con algún lazo, eso nos crea un hype tan grande que lo que habrá dentro por fuerza tiene que ser lo más de lo más y encantarnos. Y ese idea tan lógica que se nos mete en la cabeza, no resulta siempre así. Y de la emoción tenemos que disimular una buena bajona porque una vez más no han acertado, aunque con ese envoltorio perfecto, por lo menos reconoces que lo han intentado.

Una trampa perfecta para los que se enamoran mucho y rápido de las primeras impresiones y luego se llevan chascos. Eso es lo que lo que investigadores y profesores de la Universidad de Remo han investigado a base de varios experimentos para llegar a la conclusión de que envolver mal un regalo termina por ser mucho más rentable.
Si los regalos están mal envueltos es más probable que gusten a los que lo reciban. Eso es lo que se sacó de conclusión cuando a un grupo de aficionados al baloncesto, les regalaron a todos la misma taza con el logotipo de su equipo favorito y unas estaban perfectamente envueltas mientras que otras su solución era mucho más chapucera. Después de abrir cada uno su regalo, todos tuvieron que ponerle notas y sorprendentemente el regalo mal envuelto fue el que se llevó el mejor recibimiento. De nuevo, el juego de expectativas.
Solo en un caso los regalos perfectamente empaquetados son mejor recibidos: cuando se hacen a gente no muy conocida y esta valora ese esfuerzo por la presentación. Ahí la falta de información y las primeras impresiones hacen que nos tengamos que esmerar más de la cuenta en poner lacitos.

Por lo que ahora que ya empezamos a oler que la Navidad está llegando y se nos viene el tiempo más fuerte de regalos, que no te estrese mucho que tu detalle no sea el mejor empaquetado, que no tenga lazos o que el papel se te haya quedado corto por una esquina. Eso funcionará con los familiares y amigos cercanos. Al resto de conocidos habrá que ponerles un poco de más amor y guardarles el papel deluxe y los lazos extra.