La mirada lo dice todo: el lenguaje de las cejas, la nueva comunicación entre quienes llevan mascarilla

Las mascarillas son obligatorias, pero también una gran barrera para la comunicación, en especial, de las personas sordas
Los especialistas coinciden en que hay que aprender a prestar atención a otros elementos
El lenguaje de las cejas resulta fundamental para comunicarnos
Sirven para protegernos, como barrera al COVID-19, pero es cierto que desde que llegaron las mascarillas a nuestras vidas se nos han hecho más difíciles otras cosas. No solo el mantener una conversación e intentar aguantar el ritmo normal de la respiración, que eso ya es mucho (y todos en mayor o menor medida lo hemos experimentado). La peor parte se la llevan las personas sordas porque ahora no pueden leer los labios.
Un problema muy serio de comunicación al que hay que añadir el de la vocalización porque en la lengua de signos este también juega un papel importante. Incluso, hay palabras como 'dulce' y 'dolor' que comparten el mismo gesto en lengua de signos y que se diferencian mediante la expresión facial. De ahí que ahora sea un gran problema llevar mascarilla, para distinguir la ira, el asco, el miedo o la misma sorpresa. Nos hemos quedado sin muchísima información por tener la parte inferior tapada.
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Y, aunque son necesarias y ya obligatorias con multas de 100 euros para los que no las lleven en la vía pública o en espacios cerrados (en los que no se pueda cumplir con la distancia de seguridad de 1,5 metros) no vamos a negar que son un impedimento para tener una comunicación normal con los demás. ¡Es lógico! Estamos acostumbrados a interpretar lo que nos dicen en función de la cara y ahora esta nos la tenemos prácticamente que imaginar.

El cerebro prioriza los rostros por encima de otros elementos y ahora con las mascarillas no vamos a ser tan hábiles a la hora de interpretar lo que entenderíamos que dicen nuestros labios o, incluso la nariz. Por eso es lógico que se haya creado ya una mascarilla transparente para dejar ver la expresión facial. La parte mala de esta noticia es que no la veremos comercializándose hasta 2021, por lo que antes habrá que buscar un plan B para poder entendernos 'con normalidad'.
¿Para qué sirven las cejas?
Seguramente que en algún momento de vuestra vida (sobre todo a la hora de depilarlas) os habréis preguntado qué utilidad tienen esos pelos que están por encima de nuestros ojos. Sí, hablamos de las cejas. Las hay de diferentes tipos, tamaños y densidad. Son un rasgo muy característico de cada uno (los hay cejijuntos) y otros obsesionados con peinárselas y que estén finas y perfectas. El caso es que más allá de la estética también cumplen una función y por si no lo sabíais, esta es en relación con la comunicación.
Un estudio de 'Nature Ecology & Evolution' afirma, que el desarrollo del movimiento de las cejas pudo haber ayudado a nuestros ancestros a forjar vínculos afectivos y amistades. Una señal de alerta muchas veces ante el peligro y otras para expresar emociones. Por lo que las cejas dicen más de nosotros de lo que imaginábamos.
Durante cientos de miles de años, esta parte de la fisonomía del cuerpo pudo otorgar la capacidad de comunicarse de forma no verbal entre sí de una forma pacífica y así se daba pistas de lo que a unos les resultaba hostil o de aquellos intercambios que se hacían para garantiza la supervivencia de la especie.

Comunicar con las cejas
Y claro uniendo eso esto empieza a cobrar ahora más sentido. Está claro que todo el peso de la información va a recaer en nuestros ojos, pero ahí va la sorpresa... ¡aunque no lo creamos también están las cejas! Tal vez las hemos pasado por alto, pero las cejas quedan al descubierto con la mascarilla y son otro elemento que da pistas de lo que se dice y sobre todo del tono en el que expresamos las cosas.
Levantadas, fruncidas, arqueadas... Hay mucho mundo a partir de esta pequeña parte del cuerpo y lo mejor es que no hemos reparado demasiado en ello. Nos hemos centrado en los ojos y las miradas pero ¡las cejas son un libro abierto de nuestras emociones! Vamos a verlo:
Por un lado si vemos un rostro con las cejas completamente fruncidas entenderemos que a la vista hay un enfado o algo que preocupa, que mantiene una tensión y tendremos que estar alerta. Si estuvieran medio fruncidas sería una señal de desconcierto y en caso de estar levantadas mostrarían sorpresa. Y si su postura es extremadamente levantada, (suena a exageración) podría ser que la persona muestre dificultad por creerse algo de lo que le estamos contando.
Los especialistas coinciden en que a partir de ahora vamos a tener que aprender a prestar atención y entrenarnos para interpretar la mirada de los otros, los movimientos oculares, la entonación... y ¡las cejas! para potenciar nuestro lenguaje no verbal de las partes del rostro que quedan fuera de la mascarilla. Vamos a descubrir más de nosotros mismos a partir de esta pandemia.