El miedo y la vergüenza a ir al psiquiatra tiene mucho que ver con mitos y prejuicios falsos

A mucha gente le da miedo decir que van al psicólogo o al psiquiatra por el qué dirán
Todavía hay muchos prejuicios con la psiquiatría y "las pastillas del psiquiatra"
Si pillamos la gripe y tenemos fiebre, sin dudarlo ni un minuto pedimos cita en el médico de cabecera. Si nos duele mucho la espalda, vamos al fisioterapeuta. Si empezamos a sentir molestias en el corazón, insistimos para que nos deriven al especialista de cardiología, ¿veradad?
¿Por qué cuando se trata de nuestra salud psicológica no hacemos lo mismo? Aunque cada vez más personas van al psicólogo y al psiquiatra, todavía existen bastantes falsos mitos en torno a estas profesiones y, sobre todo, mucho miedo al qué dirán. Hoy vamos a centrarnos en la psiquiatría y en todas las ideas erróneas que existen sobre ella.
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El origen del tabú de la psiquiatría
Hemos leído muchos titulares sobre la generación millennial y la cantidad de problemas de salud mental que tienen y que por eso ahora va más gente al psiquiatra o al psicólogo. Esto no es del todo cierto y nos puede conducir a error.

Siempre han existido personas con problemas psicológicos, algunas veces más graves y otras veces más leves. El problema es que antaño el tratamiento psicológico y psiquiátrico no era como en la actualidad y mucha gente prefería no pedir ayuda. La medicina y la psicología avanzan, y en la Edad Media todo lo que se salía de la 'normalidad' era perseguido y condenado.
Por otro lado, antiguamente no todo el mundo podía permitirse ir al psiquiatra o al psicólogo. Hoy en día hay espacio para la psicología en la sanidad pública, especialistas de salud mental en las universidades, centros para personas sin recursos, profesionales que adaptan las tarifas a la situación laboral de sus pacientes y un largo etcétera de opciones accesibles para todos. Esto ha ayudado a que pedir ayuda sea más fácil en la actualidad.
Finalmente, no podemos olvidar el estigma social que han sufrido durante siglos aquellos con cualquier problema psicológico, estigma que en algunas personas todavía existe. Todavía hay gente que se aparta de una persona cuando tiene depresión, por ejemplo. Aunque ir al psicólogo está cada vez mejor visto, todavía hay mucho miedo hacia la psiquiatría, los psicofármacos y todo lo que rodea a esta especialidad médica.
Lo que deberías saber si vas al psiquiatra
- Tener un problema psicológico no te convierte en una persona débil o exagerada. Si sientes malestar, lo más sano es pedir ayuda. Esta decisión depende exclusivamente de ti, y la opinión de los demás no debería influenciarte para nada.
- Lo que funcionó para los demás puede no servirte a ti. Algunas personas mejoran exclusivamente con terapia psicológica y otras necesitan un empujón con fármacos. Esto deben valorarlo los profesionales de la salud mental que te están tratando y no el vecino del quinto, que mejoró haciendo yoga.
- Los psicofármacos no te van a hacer empeorar. Nos automedicamos constantemente a base de ibuprofeno y paracetamol, pero cuando se trata de medicamentos para la salud mental releemos el prospecto cincuenta veces como mínimo. Todo tiene sus riesgos y cada persona reacciona de una forma, pero el objetivo de los psicofármacos es que mejores. Son un aliciente que en muchos casos potencia la terapia psicológica. Déjate aconsejar.
- Mintiendo a tu psiquiatra sólo te perjudicas tú. Si los fármacos te sientan mal o no notas mejoría, díselo a tu psiquiatra para que o bien adapte la dosis, o bien te explique como es el proceso de mejoría. Dejar los medicamentos por tu cuenta sólo te va a perjudicar a ti, ya que es tu salud la que está en juego.
- Cada profesional tiene su función. Un psiquiatra sabe de psiquiatría, un psicólogo de psicología y un médico de familia de medicina de familia. No debemos pisarnos unos a otros, sino trabajar de forma conjunta en busca de la mejora y el bienestar de los pacientes. Si tu médico de cabecera te hace algún comentario negativo sobre los psicofármacos que estás tomando, es normal que te preocupes, pero recuerda que el especialista en este aspecto es el psiquiatra.
- No desconfíes de los profesionales que te están tratando. El proceso terapéutico es duro y largo en ocasiones y a veces experimentarás altibajos. En consecuencia, habrá momentos en los que desconfiarás de ti mismo y de los profesionales que te tratan, pero los psiquiatras y los psicólogos están ahí para ayudarte, no para atolondrarte o hacértelo pasar mal durante las sesiones.
¿Debería contar que voy al psiquiatra?
Esta decisión es muy personal y depende única y exclusivamente de ti. Si decides no contarlo, hazte una pregunta: ¿lo haces porque forma parte de tu intimidad y no quieres compartir ese aspecto de tu vida, o lo haces por miedo al qué dirán?
Sólo hay una forma de desestigmatizar el hecho de ir al psicólogo y al psiquiatra, y es hablando del tema abiertamente. Normalicemos pedir ayuda cuando nos encontramos psicológicamente mal. No tiene nada de malo, no nos convierte en ‘débiles’ y no hay motivos para avergonzarse.
Todos necesitamos apoyo en algún momento u otro. A veces somos capaces de gestionar nuestros problemas por nuestra cuenta, pero en ocasiones necesitamos que nos echen una mano. Lo normal es pedir ayuda a nuestro entorno, pero los padres, amigos o pareja no tienen todas las respuestas, y en estos casos puede ser beneficioso ponernos en manos de un profesional.
Los psiquiatras y los psicólogos no tratan trastornos mentales, tratan personas. En ocasiones estas personas padecen un trastorno como tal, y otras veces alguna dificultad que les impide seguir adelante en su día a día. Sea cual sea tu caso, pide ayuda.