Especial relaciones: los cinco motivos por los que la mayoría de parejas fracasan

Cada relación es distinta, pero muchas veces todos tenemos los mismos problemas
Estas son las causas más comunes a muchas rupturas
El amor es complicado, nadie puede negarlo, y a veces cometemos el error de invertir todo nuestro sudor, lágrimas y salud mental para evitar la temida soledad, aferrándonos a relaciones que no nos llenan por miedo a dañar a la otra persona o a vivir de manera independiente. Sin embargo, cuando una relación de pareja está abocada al fracaso podemos esforzarnos mucho para sacarla a flote, pero tarde o temprano acabará hundiéndose como el Titanic.
Aunque cada relación es un mundo ya que está formada por personas con sus respectivas formas de ver el mundo, hay ciertas situaciones problemáticas comunes a muchas rupturas. No se debe generalizar en el amor, pero numerosas parejas acaban rompiendo a causa de estas 5 razones. Anticiparse a los problemas es la mejor forma de resolverlos, así que hoy analizaremos bien a fondo los motivos por los que la mayoría de parejas fracasan.
MÁS
Falta de comunicación
Los déficits de comunicación son comunes a muchas relaciones, pero a algunas les afectan tanto que acaban provocando la ruptura. Una cosa es no decirle a tu novio que odias sus vaqueros nuevos, y otra muy distinta es evitar hablar de vuestros problemas, cargar sobre tus hombros con el peso de la relación y minimizar lo que sientes para no asustarle.
A la falta de comunicación y sinceridad se le puede sumar una actitud pasivo-agresiva durante las discusiones. En otras palabras, actuar con frialdad y pasotismo en vez de decir claramente lo que te sucede. Esto no sólo cronifica los problemas de pareja, sino que puede agravarlos hasta el punto de romper la relación.
Diferencias en el sexo
Aunque el sexo no es lo único importante de la relación, sí es una parcela muy importante. Cuando un miembro de la pareja es muy activo y el otro no, es habitual que surjan problemas. A veces la razón de esta ‘inapetencia sexual’ puede ser un trastorno sexual, como por ejemplo la eyaculación precoz, la falta de lubricación o de erección, o los problemas para tener un orgasmo. En cambio, en otras ocasiones simplemente uno de los miembros es menos sexual.
Si tu caso es el primero, un psicólogo especializado en terapia de pareja y sexología puede ayudarte. En cambio, si simplemente eres una persona con la libido baja, no te puedes obligar a cambiar para complacer a tu pareja.
Celos, posesividad y desconfianza
Otra gran problemática en las relaciones de pareja es la desconfianza en todas sus formas. Cuando dudas de tu pareja sufrís ambos, ya que los celos y la posesividad coartan la libertad de uno, y a la vez mantienen en un sinvivir al otro.
Algunas personas gestionan la desconfianza acosando a sus parejas, preguntándoles constantemente por lo que hacen o dejan de hacer, revisando sus redes sociales e incluso invadiendo su privacidad al cotillearles las conversaciones de WhatsApp. Nada de esto es sano ni para un miembro de la pareja ni para el otro.
Si eres celoso, posesivo y desconfiado, pide ayuda profesional independientemente de si sigues con tu pareja o no.
Desenamoramiento
En ocasiones no sucede ningún evento estresante o negativo, simplemente se produce un desenamoramiento por la monotonía. Cuando esto ocurre puede ser incluso más doloroso que si hay infidelidades o faltas de respeto de por medio, pero los seres humanos no somos robots. No puedes controlar lo que sientes y tampoco puedes forzarte a reenamorarte de una persona cuando la magia se ha acabado.
¡Ojo! No debemos confundir el desenamoramiento con el fin del encaprichamiento inicial. Todas las relaciones atraviesan fases y lo habitual es que al principio ambos viváis vuestro idilio de forma desenfrenada. Esta pasión alocada no dura eternamente, pero eso no es necesariamente negativo, ya que deja paso a un vínculo más estable y maduro.
Al fin y al cabo, lo ideal es encontrar un punto medio entre la confianza mutua, la tranquilidad, la rutina bien entendida y la pasión en su justa medida.
Metas vitales distintas
Puedes estar locamente enamorado de tu pareja, pero imaginarte el futuro de una forma diferente a la suya. Por ejemplo, si tu quieres vivir fuera del país y tu pareja no, pero ninguno está dispuesto a ceder y tampoco queréis llevar una relación a distancia. Lo mismo sucede con las ganas de casaros, tener hijos, mudaros juntos, etc.
Algunas personas tienen un concepto diferente del matrimonio y la paternidad, y eso no las convierte en mejores ni peores. Cada cual es libre de decidir lo que quiere hacer con su vida y su futuro, y no podemos juzgar lo que desea otra persona por el simple hecho de que sea diferente a lo que deseamos nosotros.