Gracias, evolución: los dedos se arrugan con el agua para hacerlo todo más fácil


Los dedos se arrugan con el agua para que sea más fácil agarrar objetos húmedos.
No es exclusivo de los humanos: les ocurre a muchos primates. Todo tiene una explicación: la evolución.
Ahora que llega el verano, lo que más apetece es meterte debajo de una ducha y empaparte en agua fría hasta que no sientas los dedos de los pies. No es una opción ni ecológica ni económica y por eso queda en deseo, pero una cosa es indudable: un baño, una ducha y prácticamente cualquier inmersión en agua puede cambiar nuestro estado de ánimo y transformar nuestro cuerpo. Mejor humor y una piel con aspecto más sano… a excepción de los dedos, que salen de todo baño arrugados como garbancitos.
Una duda que nos asalta desde niños: ¿Por qué las yemas sí se ponen así y el resto del cuerpo no? La respuesta más habitual es que la piel de esas zonas es más blandita y el agua se cuela por ahí, formando arrugas en su superficie, pero los tiros van por otro sitio. En Yasss te contamos qué hay detrás.
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Cuestión de glóbulos
Basta con entrar en una piscina o ponerte a lavar los platos: en cuestión de segundos, tus dedos metamorfosearan en garbanzos, arrugados. Es una duda extendida en el tiempo: algunos científicos aseguraban que se trataba de una reacción bioquímica, algo así como que el agua provocaba una respuesta en la piel que la resecaba y la arrugaba. Pero ya hace más de un siglo que sabemos que la reacción va un poquito más allá: si te quitan ciertos nervios de los dedos, ya no se arrugan. Los dedos arrugados son la señal de que tu sistema nervioso funciona con normalidad y está intacto. ¡Enhorabuena!

Lo curioso es que no es algo exclusivo de los humanos: se ha observado que muchos primates sufren cambios parecidos cuando pasan un tiempo con las manos mojadas. Los últimos estudios se han centrado en eso para darle una explicación, como el del neurobiólogo Mark Changizi, cuya investigación concluyó que los dedos arrugados actúan como las bandas de rodadura de los coches. Es decir, lo que pretende nuestro cuerpo es mantener la capacidad para agarrarse a distintas superficies, y para evitar que los objetos mojados se caigan, desarrolla este método de sujeción.
Changizi estudió estas arrugas como las cuencas de un río, donde varios arroyos convergen en canales más grandes hasta que, al final, llegan a un río central. El neurobiólogo analizó con su equipo una treintena de fotos de dedos humanos, y se percató de que tenían la misma forma que el drenaje de los ríos, con canales hundidos y desconectados entre sí para expulsar el agua. “Al presionar la yema en una superficie húmeda, se exprime el líquido de debajo del dedo a través de los canales, y al terminar este singular flujo pulsátil toda la piel del dedo entra en contacto con la superficie”, explicaron los investigadores.

Agarre y un poquito más
Esta teoría la corroboró la Real Sociedad británica unos años después, con un estudio publicado en la revista especializada Biology Letters. En 2013, los investigadores pidieron a 30 personas que llevasen de un sitio a otro canicas: algunas estaban secas y otras mojadas, pero todos los participantes habían pasado media hora con los dedos sumergidos en agua.
¿El resultado? Los individuos eran más rápidos cogiendo elementos mojados con los dedos arrugados que tratando de agarrar las canicas secas. Una ventaja evolutiva como cualquier otra: así es más sencillo buscar alimentos en el agua y, si nos da por andar descalzos mientras llueve, es más difícil que nos abramos la cabeza.

Piscinas y agua caliente, el combo perfecto
Cuánto se arrugue y el tiempo que tarde en hacerlo depende de cada persona. Un estudio de la universidad de Tel-Aviv explicaba que los dedos de los enfermos de Parkinson, por ejemplo, se arrugaban mucho menos que en pacientes sanos.
¿Qué condiciones se deben dar en el agua para que se arruguen más los dedos? Pues es más fácil con el agua caliente: a unos 40 grados, bastan tres minutos y medio para conseguir ese efecto, mientras que en agua fría se necesitan cinco minutos, según explican en el estudio ‘Effects of water temperature on skin wrinkling’.
Además, es más fácil que los dedos se arruguen en la piscina que en la playa. Así lo asegura una investigación del Hospital australiano de Wesmead, en Sídney, en la que los investigadores concluyeron que el agua dulce favorece el efecto. ¿Los motivos? Todavía no están muy claros.