Piel de gallina al escuchar música: puede que a quien le suceda tenga un cerebro más especial que el resto


Un estudio relaciona la música con la parte más emocional del cerebro
Si escuchar una canción te pone la carne de gallina, quizás eres más especial de lo que piensas
Hay personas que procesan las emociones con más intensidad, o sea, que "sienten más" que otras
Estás escuchando música tranquilamente mientras trabajas, cocinas o pasas apuntes a limpio. Da igual qué estés escuchando. Todo a tu alrededor está tranquilo mientras escribes, te concentras y pones en orden tus ideas. Pero, de repente, ¡zas! Suena una canción que te levanta todo el pelo del cuerpo, te pone un nudo en el estómago o incluso te hace llorar. No tiene nada que ver con los recuerdos que te suscite: es algo más puro, relacionado con la propia música. No sabes cómo explicarlo.
¿Cómo es posible que un tema te provoque piel de gallina a la primera vez que lo escuchas?
— Agus La Porta (@AgusLaPorta) 2 de junio de 2020
La música es magia.
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No importa si es Metallica, Pablo Alborán o Lady Gaga, si es la banda sonora de 'Los Chicos del Coro', una sonata para piano de Beethoven o una muñeira: no tiene nada que ver con el género musical, si no con tu propio cerebro. Y, en contra de lo que puedas pensar, no le ocurre a todo el mundo. ¿Qué dice de nosotros que, al escuchar música, se nos ponga la piel de gallina? Te lo contamos en Yasss.
¿Qué pasa cuando se me eriza la piel escuchando música?
Da igual la reacción, lo importante es tenerla. Podemos estar hablando de una lagrimita corriendo por tu mejilla o de nauseas, sin olvidar la famosa ‘piel de gallina’ que, por cierto, se llama piloerección. El caso es que hay personas a las que la música les zarandea especialmente, como si fuesen más sensible a ella que otras. Un poco como una predisposición, que no tiene que estar relacionado con saber más o menos de música.

Esta reacción a la música ha llamado la atención de muchos científicos o universidades, como la de Harvard. Allí, uno de sus estudiantes realizó uno de las investigaciones más recientes al respecto, y trató de averiguar si había algún tipo de particularidad en el cerebro de las personas que sentían tan intensamente la música.
El antiguo estudiante y actual doctor, Matthew Sachs, demostró que aquellos que responden así ante determinados tipos de música tienen, digámoslo así, un cerebro particular. El estudio, difundido en la revista Oxford Academic y del que después se han hecho eco otras muchas publicaciones, estudió la respuesta a la música de veinte estudiantes.
La mitad de ellos experimentaron piloerección u otras respuestas similares, mientras que la otra decena no tuvo ningún tipo de reacción a la música. La sorpresa llegó cuando les sometieron a un escáner cerebral, descubriendo que los primeros tenían más conexiones neuronales en el córtex auditivo, en los centros de procesos emocionales y en la corteza prefrontal que aquellos que no habían respondido de ninguna forma al estímulo.
Sentir todo más
¿Qué significa esto? Sachs concluyó que las personas que responden a la música con ‘la carne de gallina’ tienen cerebros con más fibras, por lo que sus partes están mejor conectadas y procesan las emociones con más intensidad.

Los investigadores aseguraron que los resultados obtenidos “arrojan información tanto científica como filosófica sobre los orígenes evolutivos de la estética humana, específicamente de la música”, y añaden que, tal vez, “una de las razones por las que la música es un artefacto culturalmente indispensable es porque apela directamente a través de un canal auditivo a los centros de procesamiento emocional y social del cerebro humano".
Aunque el estudio fue pequeñito, Sachs pretende seguir ahondando en este campo, siguiendo el camino que ya han abierto otros científicos, demostrando que determinadas canciones reducen los niveles de estrés, pueden ayudar a combatir estados de ánimo muy abatidos o crear euforia de la nada.