Quedar con alguien de Tinder, Grindr, Badoo o Bumble: precauciones que te vendrán bien antes y después de la cita


Stalkea sus redes sociales, comprueba si es quien dice ser y utiliza redes como Linkedin para hacerte una idea realista de quién es tu cita.
No cuesta nada confirmar a nuestro contacto de confianza que la cita está saliendo bien y que te sientes segura o seguro
De acuerdo, quieres encamarte porque tu aparato reproductor te está diciendo: ‘Friendly reminder: haz la putivuelta’; quieres ligar; quieres tener perritos con otro ser humano, incluso en época de nuevos confinamiento. Toca buscar una buena foto y pensar una descripción para el perfil que no parezca redactada por una rata tuberculosa.
A estas alturas del salseo amoroso, no estar al día de los entresijos de Tinder, Adopta, Grindr, Badoo o Bumble y sus reglas es constitutivo de delito y debería traerte pena de cárcel. Quien más, quien menos, ha probado las mieles y los venenos del ligoteo a través de estos chats, y sus infiernos, porque los hay: conversador_s que se han criado en un arrabal de Bang Kok, una epidemia de fotos en el Machu Picchu que le pasará factura a las generaciones futuras y condenará a nuestros hijos (de alguna manera), o esa gente que acaricia perritos, gatitos o niños en países pobres como moneda de cambio antes del match.
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La ecuación de siempre. Swipe de tu dedo, match, estudias o trabajas, qué haces el fin de semana (“Desenterrar un cadáver, ¿te vienes?”). Tod_s estamos ya muy familiarizados con los mecanismos de las apps de ligoteo, hay cientos de miles de artículos y blogs en internet explicando las ventajas de hacerse Tinder y los misterios del algoritmo, pero pocos te hablan lo importante: qué precauciones deberías tomar antes de tener una cita y rezarle a la virgen del Superlike para que te salga bien.
Reglas de seguridad, precauciones y planificación suficiente, lo primero. Después, si ambas partes consienten y hay confianza, vendrá el “¿Quieres subir a tomar la última?”
Antes de la cita
Haz del stalkeo de los desconocidos tu razón de ser. Investiga. Compara perfiles. Pide pruebas gráficas de que esa persona es real, tiene varias fotos que pueden confirmar esto y no te vas a comer un catfishing de libro.

No, lo peor de una cita no es que la persona no se parezca a las fotos, sino que esconda una identidad falsa o la cosa huela raro. Ayuda, por supuesto, buscar su perfil en Instagram y otras redes sociales, analizar qué sensación nos transmiten sus fotos, sus post, sus comentarios en otros perfiles. Linkedin es tu paraíso para terminar de completar este íntimo perfil policial. Todo esto te dará una idea de por dónde van los tiros, y si ese ser de luz que dice leer a Heidegger y escuchar Jazz mientras cocina en realidad vota a la ultraderecha, mina bitcoins y trafica con heroína. Recuerda: no conoces a esta persona con la que vas a quedar, más te vale tomar ciertas precauciones.
Siempre quedar en lugares públicos
Es estupendo escoger una cafetería cuqui donde vendan muffins de coco o un antro a media luz en el que puedas contarle a tu cita aquella vez que te tuvieron que regar como a un ficus para que se te pasara la resaca, pero es aún más estupendo que el camarero se fije en ti, y la clientela, y que el lugar sea público y concurrido. Como en la vida, luz y taquígrafos. Déjate ver.

La información sensible
Un protocolo básico de seguridad está en tus redes de afecto: tus amigues, tus padres (si tienes confianza), tus compas de piso. Contar que tenemos una cita y que nos vamos a asear como los gatos, dar las coordenadas del lugar donde te vas a reunir y otras informaciones precisas pueden marcar la diferencia entre recibir mensajes de preocupación (‘¿Dónde estás?’) o que tu entorno esté tranquilo y sepa que estás bien. Dar información a los demás es garantía de seguridad. Por ejemplo, el número de teléfono del otro.

Da el ok a tus contactos
No cuesta nada (literalmente) enviar un WhatsApp a mitad de la cita a un contacto de confianza para confirmar que damos el visto bueno. Este protocolo es imprescindible: comunicarle a alguno de tus amigos o amigas que tu ligue te parece fiable, que la cita va bien y que seguirás informando a medida que la cita avance. Lo mismo si algo huele a podrido en Dinamarca y tu acompañante te parece menos de fiar que un político en campaña electoral (por no usar otros ejemplos más gráficos: que te dé un mal rollo increíble y te sientas en peligro).

Llamada de rescate
El comodín de la llamada nunca fue tan útil para no acaba. Ten a algún amigue pendiente para que te llame a cierta hora y puedas confirmar que quieres seguir ahí, con tu birra, o que ha surgido un imprevisto y te tienes que ir a operar a corazón abierto a tu abuela.

Tú decides
Muchísima gente tiene problemas para decir que no, o en el caso que nos ocupa, considerar que la cita está siendo incómoda y es mejor marcharse. Pero es mejor tomar las riendas de este asunto sensible. Tienes perfecto derecho a cortar una cita a la mitad porque no es lo que esperabas o porque tu acompañante te está guiñando el ojo de forma rara y tú lo que prefieres es tu sofá, tu pijama lleno de agujeros y una serie de Netflix de la que mañana no te acordarás. Recuerda, tú decides.
