Cómo salir del bucle: tres personas nos cuentan sus trucos para dejar de rayarse

¿Qué es y cómo nos afecta?
El 'bucle de la preocupación' es un fenómeno psicológico que aparece cuando algo nos provoca ansiedad. Normalmente dura unas horas o días, es decir, lo que tardamos en resolver el problema o en irnos de cañas con los amigos si no tiene solución, pero puede cronificarse perjudicando nuestra salud. Esto es lo que le ocurre a quienes padecen un Trastorno de ansiedad.
Como en Yasss ya hemos hablado de la ansiedad crónica o patológica y cómo gestionarla, hoy nos vamos a centrar en las preocupaciones leves. Porque sí, aunque sea una rayada 'tonta', también perjudica tu salud. ¿Cómo?
- Duermes peor. Es normal sufrir insomnio cuando estás preocupado. Te pasas horas dando vueltas en la cama y por la mañana estás hecho polvo y no rindes.
- Estás agotado. No sólo por la falta de sueño, sino porque tu cuerpo segrega cortisol, la hormona del estrés, que hace que estés físicamente cansado independientemente de lo que hayas descansado.
- Eres negativo. Te centras tanto en el problema que no ves más allá.
- Te aíslas. En vez de salir y distraerte, te quedas en casa dándole vueltas una y otra vez a lo mismo.
- Estás irritable. Cuando sales con tus amigos o te llama tu madre contestas súper borde. No lo haces con mala intención, pero reconoce que es un poco molesto…
- Comes más y peor. Para gestionar la ansiedad te pegas atracones de comida azucarada y con grasas trans porque alivia tu ansiedad. Siento decírtelo, pero a largo plazo estarás peor que antes.

Es muy importante aprender estrategias de afrontamiento del estrés y de la ansiedad para evitar los efectos negativos que acabamos de comentar y, sobre todo, para seguir adelante y no anclarnos a la preocupación. Sara, Álex y Xabi se han animado a compartir con nosotros sus trucos para evitar la ansiedad y dejar de darle vueltas a las cosas. Coge papel y lápiz y toma nota:
Sara, 25 años: "A mí me va bien dibujar una tabla con cuatro columnas"
"Ahora mismo lo que más me preocupa es el trabajo. Terminé la carrera el año pasado y estoy de prácticas en una empresa, y en enero me dirán si me renuevan el contrato de becaria o si me voy a la calle.
Cuando estoy en el trabajo no me suelo rayar porque estoy distraída haciendo lo que tengo que hacer, pero al llegar a casa me pongo a darle muchas vueltas. Hay días que me obsesiono con que mi jefe es borde conmigo porque le caigo mal y que no me van a contratar. Otras veces pienso que he hecho algo mal o que se me da fatal el trabajo. También pienso que los demás son mejores que yo, que a mí me cuesta mucho…
En el momento me creo toda esta mierda, y al principio un amigo me dijo que "bloquease" todo eso. Que me distrajese para no pensarlo. Error.
Lo que a mí me va bien es dibujar una tabla con cuatro columnas. En la primera pongo la situación, por ejemplo: "hoy mi jefe estaba súper seco conmigo". En la segunda columna pongo por qué creo que ha pasado, por ejemplo: "porque el proyecto que he entregado no le gusta". En la tercera columna pongo otras razones: "porque ha entrado a trabajar a las 6 de la mañana y está cansado, porque viene el dueño de la empresa mañana y tiene mucho trabajo, porque ayer comentó que tenía otitis…". Después en la cuarta columna pongo la opción menos probable y por qué, por ejemplo, "no creo que esté enfadado conmigo porque si hiciera mal mi trabajo me lo diría, no tiene sentido que me paguen por hacer las cosas mal y que no me digan nada". Parece una tontería, pero funciona".

Álex, 21 años: "Apuntarme a yoga fue la mejor decisión de mi vida"
"Antes me afectaba mucho cualquier comentario sobre mi físico. Siempre he sido muy inseguro. Una vez me dijeron que me quedaba mal el corte de pelo y estuve tres años sin cortármelo.
Poco a poco he ido mejorando esa relación con mi cuerpo y he aprendido a gestionar los comentarios sobre mi físico. Lo que más me ha ayudado es el yoga
Me apunté a una academia con una amiga algo acojonado porque pensaba que iba a ser el único tío. La mejor decisión de mi vida.
Hay muchas posturas en las que tienes que concentrarte sobre un punto de tu cuerpo, muchas veces la barriga, que es de lo que más me acomplejaba. Aprendí a mirar mi cuerpo sin asco ni odio.
Ahora hago yoga cada vez que estoy estresado o tengo una preocupación en mi cabeza. Como no tengo tiempo ni pasta para ir a la academia, veo tutoriales de Youtube. Aunque sean 10 minutos, me ayuda mucho".

Xabi, 31 años. "Aprieto los puños fuerte y, 30 segundos después, relajo las manos"
"Cuando me dejó mi ex pasé una racha horrible. Fue una ruptura tan chunga (cuernos de por medio, mentiras, amigos implicados…) que toqué fondo y tuve que ir a un psicólogo. Tampoco quiero hablar mucho del tema, pero estuve con ansiedad y depresión, pero bueno, salí del pozo.
Después de más de un año a dos velas me descargué Grindr. Me daba tanto pánico ligar y sufrir, que todas las preocupaciones volvieron. Lo bueno es que sólo me hicieron falta tres sesiones con la psicóloga para refrescar algunas técnicas y la que más he usado es la de relajación muscular.
Cuando me vienen las rayadas (y estoy en casa) me pongo una canción instrumental relajante y me tumbo en el suelo. Aprieto los puños fuerte y 30 segundos después relajo las manos. Y bueno, hago lo mismo con los brazos, hombros, cuello, músculos de la cara, pecho, abdominales, glúteos, muslos, gemelos, pies… En resumen, tenso y destenso todo el cuerpo, que esto parece una clase de anatomía.
Llega un punto en el que no necesito apretar ni contraer los músculos para relajar el cuerpo, y cuando mi cuerpo está relajado mi cabeza también lo está".

*Nota: Si las preocupaciones son excesivas o molestas y afectan a tu funcionamiento, pide ayuda profesional. El objetivo de este artículo es informar, no sustituye la terapia psicológica.