Mi experiencia con la prueba del VIH: El miedo, los nervios y las 5 farmacias que no sabían ni que existía

“Qué bien”, “avanzamos”, “hay más posibilidades”, “¡ya era hora!”, pensé. Sin embargo, también me surgieron muchas dudas. ¿Sería fácil de encontrar en las farmacias? ¿La gente hablaría de dichas pruebas o continuaría siendo un tema tabú? ¿Cómo llevarla a cabo? ¿Cuál sería el porcentaje de efectividad? ¿Cuánto costaría? Preguntas que necesitaban una respuesta. Di margen de un mes a la noticia y esperé hasta mediados de febrero para ir a por ella.
Barrio de Argüelles. Tan solo alrededor de mi manzana ya hay cuatro farmacias y basta con andar unos pasos más para encontrar otras tantas. Comprar condones, lubricante o test de embarazo para mis amigas nunca me ha dado reparo, así que preguntar por esta prueba no me iba a acobardar. ¿Por qué? Eso sí, he de reconocer que sentía curiosidad e, incluso, cierto nerviosismo por ver cuál sería la reacción de la farmacéutica y, sobre todo, si yo estaría a la altura. “Adolfo, tienes que estarlo”.
Entré en la primera farmacia. La de siempre, la de confianza. Pregunté si por casualidad tenían el autotest de VIH Mylan que se aprobó a principios de año y, para mi sorpresa, no sabían absolutamente nada sobre la noticia. Cómo no, me dijeron que la podían encargar y que en un máximo de 24 horas la podía pasar a recoger, pero no. Pretendía encontrarla esa tarde y quería saber cómo había recibido la novedad la propia industria.

Segunda farmacia y más de lo mismo. Ni siquiera se preocuparon por mandarla a pedir. Ni la tercera, la cuarta y tampoco la quinta. Al abordar la sexta, insisto, la sexta farmacia del céntrico barrio de Madrid fue cuando la encontré. Ahí estaba. A simple vista. La farmacéutica ni siquiera se sorprendió de que preguntara por ello (“normal, es una profesional”) y yo tenía sentimientos encontrados: “¿en serio he tenido que visitar seis establecimientos? ¿En serio?” y, por otro lado, estaba satisfecho por haberla encontrado. Veintinueve euros costó la prueba. Algún céntimo más seguro, pero no lo recuerdo. Nadie me miró raro y la vergüenza no hizo acto de presencia en ningún momento. “Como debe ser”.
Ya con la compra hecha fui a casa y seguí, paso a paso, las instrucciones. Aunque resultó ser bastante sencillo, hay que prestar mucha atención. En resumen:
-Basta con un pinchazo para saber el resultado.
-Poner el dispositivo de prueba debidamente colocado sobre el soporte necesario.
-Una vez colocado, esperar a que aparezca una marca rosa antes de un minuto para saber que todo va bien.
-Comprobar la hora y esperar 15 minutos.

18:42 h. No voy a negar que esos quince minutos resultaron ser eternos. Leí el prospecto una y otra vez. Parece que tiene una efectividad del 100% en caso negativo y un 99% en el positivo (dependiendo, claro está, del periodo ventana). Miré las redes sociales, respondí al Whatsapp, tendí una lavadora, le conté a mi compañera de piso lo que estaba haciendo en el baño y, aun así, me sobró tiempo.
18:59 h. El dispositivo ya marcaba el resultado: una raya, es decir, negativo. Fue entonces cuando decidí escribir la casi odisea que fue conseguir lo que consideraba y considero toda una evolución.
Según las últimas informaciones, el 20% de las personas infectadas por VIH se encuentran sin diagnosticar en nuestro país y el 46% de los casos son tardíos. Por tanto, es un porcentaje más que suficiente para que el Ministerio de Sanidad decidiera tomar medidas para el autodiagnóstico.
Me llamo Adolfo Rodríguez, tengo la mente inquieta y espero que mi experiencia sirva a todas aquellas personas que en algún momento se hayan puesto una barrera por el miedo al qué dirán.
DATOS DE INTERÉS
-¿Se puede comprar por Internet? Sí.
-¿Se puede seguir realizando el test de forma gratuita? Sí. De hecho, se recomienda que cualquier persona que se realice el autotest del VIH acuda al médico puesto que las prácticas de riesgo favorecen también a otras ETS.
-¿Quién debería realizarse el autotest? Personas que han mantenido relaciones sexuales de riesgo, que han compartido material de punción, las que han padecido una infección de transmisión sexual, tuberculosis o hepatitis, todo aquel que tenga pareja estable y quiera dejar de usar el preservativo.
-¿Dónde desechar la prueba? En los puntos de recogida específicos habilitados en establecimientos sanitarios.
Para más información: visitar la web del Ministerio de Sanidad