El placer de dormir: combatir el insomnio, el trastorno del sueño más común, es posible


La falta de sueño puede acabar arrastrando numerosos problemas en el día a día como falta de concentración, patologías cardíacas o depresión, entre otras
La hora de dormir. Toda la casa a oscuras, no se oye ni un ruido. Hasta tus vecinas de arriba, que llevan de reforma desde 1993, están en sus camas. Así que haces lo propio: retiras los cojines, abres las sábanas y te deslizas como un niño rollizo embadurnado en mantequilla por el tobogán de un parque acuático, pero el sueño no llega. En su lugar, te comprometes con una coreografía de posturitas sobre el colchón, que te lleva a todas partes menos al descanso.
Ese es el percal al que se enfrentan una de cada tres personas en España. Se estima que un 30% de la población sufre un trastorno del sueño, pero solo un tercio de ellas piden ayuda a un especialista. Los otros siguen en casa sin pedir ayuda a un especialista, según explican desde el Observatorio Global del Sueño.
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De entre estos problemas destaca el insomnio, que afecta esporádicamente al 35% de la población adulta española y al 10%, aproximadamente, de manera crónica. La falta de sueño puede acarrear muchísimos problemas en el día a día, como falta de concentración, patologías cardiacas o depresión. En Yasss te contamos más sobre esta enfermedad, que es mucho más que “no poder dormir”.
La importancia del sueño
La Sociedad española de Neurología (SEN) indica en numerosas publicaciones la importancia del sueño, tanto a corto como a largo plazo. Una falta de descanso (o descanso de mala calidad) aumenta el riesgo de sobrepeso, hipertensión y otras patologías cardíacas, además de afectar al desarrollo, al bienestar general y a la calidad de vida.
Sobre el sueño no hay una norma universal. Es cierto que los médicos recomiendan dormir entre 7 y 8 horas a diario, pero las recomendaciones entorno a la hora de acostarse varían en función del especialista y del paciente. La idea de un buen sueño es que, te vayas a dormir cuando te vayas a dormir, despiertes con facilidad, descansado y con una buena sensación general.

Aquí entra en juego el insomnio, “la incapacidad para iniciar o mantener el sueño, así como la presencia de despertar precoz o sueño no reparador”, según la definición de la Guía de Insomnio de la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial. Este trastorno del sueño tiene muchas causas, entre ellas cambios hormonales, enfermedades fisiológicas y mentales o problemas de estrés o alimentación.
Los tipos de insomnio
El insomnio no es un problema que deba dejarse pasar: las unidades del sueño se encargan de tratarlo, sea del tipo que sea. Porque, de hecho, el insomnio puede tener muchas formas y atacar a las personas de maneras muy distintas.
Existe, por ejemplo, el insomnio de inicio, muy habitual en la adolescencia. Básicamente, se trata de la incapacidad para conciliar el sueño en la primera media hora desde que nos metemos en la cama. Muchas veces tiene que ver con cambios hormonales. El problema con este trastorno es que ese desfase se arrastra hasta la hora de despertarse, que llega más tarde, y en muchas ocasiones se confunde con depresión.

Uno de los tipos de insomnio más curiosos es aquel en el que los pacientes sueñan que no han conseguido dormirse. Son personas que acuden a las unidades del sueño confiados en que no han dormido nada, pero cuando se les monitoriza se comprueba que tienen ciclos de sueño totalmente normales, con buenas fases de sueño profundo y REM. Otra cosa es dormir sin descansar en absoluto, un problema que afecta sobre todo a las personas que roncan y se despiertan con sus propios ruidos, sin ser conscientes, rompiendo sus ciclos de sueño.
Los expertos en medicina del sueño advierten de que las pantallas nos quitan el sueño. Por eso, lo mejor es dejarlas a un lado antes de dormir. La luz azul de nuestros dispositivos electrónico hace que el cerebro actúe como si fuese de día, además de que estimulamos nuestro cerebro, algo muy contraproducente si lo que queremos es dormir.
Las fases del sueño
Llegados a este punto, conviene aclarar brevemente las partes del sueño. Cuando dormimos, atravesamos cinco etapas: una en la que se entra y sale del sueño, en la que nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor; una segunda en la que el sueño se hace más profundo; una tercera en la que realmente descansamos; una cuarta muy profunda, en la que descansamos física y psíquicamente y una quinta, en la que soñamos una historia.

Si lo que quieres es descansar bien, pero te despiertas en medio de la noche o eres incapaz de conciliar el sueño, los médicos recomiendan levantarse, dar un paseo por casa y tratar de relajarte con música, meditar o tomar tisanas, manzanillas o infusiones, siempre bebidas sin cafeína ni teína. Lo suyo es evitar la medicación, a no ser que esté recetada por un médico.