Desde estar más salidas hasta más inseguras: te explicamos los efectos del ciclo menstrual en el cuerpo, fase por fase

El ciclo menstrual atraviesa cuatro fases: folicular, ovulatoria, lútea y menstrual
A lo largo del mes, nuestros niveles de hormonas pueden variar, lo que explica por qué nos sentimos diferentes
Te explicamos, paso a paso, cuáles son esos cambios biológicos, cómo repercuten en tu estado de ánimo y qué puedes hacer para afrontarlos de la mejor forma posible
¿Alguna vez te has preguntado por qué hay un momento del mes en el que te sientes tremendamente excitada? O, por el contrario, te asalta la ansiedad justo antes de menstruar, sintiéndote insegura, más introvertida o incluso prefiriendo un tipo de música más chill out. No es casualidad, todo guarda relación con tu ciclo menstrual.
El ciclo menstrual es algo tremendamente desconocido pese a que influye en nuestra biología, nuestra salud física, y nuestro estado psicológico. Y es que, de forma cíclica, liberamos una serie de hormonas que pueden alterar desde el estado emocional hasta la energía física. Por eso hay un momento del mes en el que estás más cansada o triste, con más apetito, con mayor tendencia al conflicto o más excitada.
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Pero, ¿esto les sucede a todas las personas menstruantes? No. Hay quienes atraviesan el ciclo menstrual sin apenas cambios. Aun así, conocer las diferentes fases hormonales es muy útil para entender nuestro cuerpo y nuestra mente.
1. Fase folicular
Durante esta fase, los ovarios se preparan para liberar un óvulo aumentando los niveles de estrógenos.
- ¿Qué significa esto en términos biológicos?
Los estrógenos son hormonas con múltiples funciones: proteger los huesos, fomentar la formación de colágeno, regular el colesterol, y en el terreno sexual, preparar nuestros óvulos para ser fecundados.
En otras palabras, alimentan los folículos ováricos (una especie de capa de células que protegen el óvulo) para que sea grande y fuerte, y que si se topa con un espermatozoide por su viaje a través del óvulo haya más probabilidades de que sea fecundado, produciéndose un embarazo.
- ¿Cómo se traduce esto en nuestro comportamiento?
Los estrógenos nos hacen estar a tope en todos los sentidos. Por un lado, aumenta la excitación sexual. Esto tiene una base biológica, ya que, al avivarse el deseo, aumentamos la probabilidad de tener sexo y, en consecuencia, un posible hijo –¡Lo sé! Para nuestras hormonas somos incubadoras de bebés con patas –.
Pero no sólo estamos más excitadas, sino que también nos sentimos más sociables, de mejor humor y con mucha más energía.

2. Fase ovulatoria
En la fase ovulatoria, el óvulo que ya ha crecido y está nutrido se separa del ovario para viajar a través del útero en busca de un espermatozoide.
- ¿Qué significa esto en términos biológicos?
Justo al comenzar la ovulación, el nivel de estrógenos es máximo. En este momento, nuestro útero está recubierto de una capa mucosa llamada endometrio, que es como una especie de “cama” mullida ideal para que el óvulo fecundado descanse y desarrolle un bebé.
- ¿Cómo se traduce esto en nuestro comportamiento?
Al tener los estrógenos por las nubes, también tenemos el deseo sexual en su máxima expresión.

Además, si sueles hacer deporte habrás notado que aguantas más corriendo y levantas más peso en el gimnasio. También te despertarás sin tanto cansancio y mostrarás una ligera predisposición a actividades más movidas: bailar, hacer senderismo, patearte la ciudad…
3. Fase lútea
En la fase lútea, el folículo que recubría el ovario comienza a transformarse en el cuerpo lúteo.
- ¿Qué significa esto en términos biológicos?
¿Recuerdas que el folículo era como una especie de abrigo que nutría y protegía el óvulo? Pues como el óvulo ya se ha desprendido, se comenzará a degradar poco a poco. Esto se debe a un aumento de progesterona, una hormona que además de influir en nuestro ciclo menstrual, también mejora la memoria y tiene una función antiinflamatoria, tal y como han señalado recientes estudios.
Es aquí cuando nuestro cuerpo se da cuenta de que no somos máquinas de hacer bebés, y como no ha entrado ningún espermatozoide en el útero, comienza lo que popularmente se conoce como el síndrome premenstrual.
- ¿Cómo se traduce esto en nuestro comportamiento?
La progesterona puede provocar una sensación de cansancio y también de introspección. Por eso es normal que durante esta fase no te apetezca hacer tantas cosas, prefieras estar en tu casa a tu bola y las siestas duren más de la cuenta.
Ojo, porque este estado no es de malestar, sino de calma. Pero entonces, ¿por qué algunas personas están de los nervios justo antes de que les baje la regla?
"Antes de la regla tengo pensamientos destructivos": así afecta el síndrome premenstrual a la salud mentalhttps://t.co/pkEGWAJnPi
— Yasss (@Yasss_es) 10 de enero de 2021
Para entender el síndrome premenstrual, es importante saber que la progesterona, la hormona que abunda en nuestro cuerpo durante esta fase, es un precursor del cortisol, la hormona del estrés. Por eso durante esta fase es tan fácil que la sensación de introspección se convierta en nerviosismo, irritabilidad, tristeza, baja autoestima o ansiedad.
A veces es imposible evitar que la progesterona se convierta en cortisol; es una reacción biológica. Lo que sí podemos hacer es buscar momentos de calma durante la fase lútea. Si no puedes mantener el mismo ritmo que durante las fases previas, no te obligues a darlo todo. Relájate, escucha tu cuerpo y acepta tus emociones.
4. Fase menstrual
Si no ha habido fertilización, el endometrio (esa capa mullida que recubre el útero) se desprende. Total, ¿para qué va a seguir ahí pegada si no va a haber un bebé?
- ¿Qué significa esto en términos biológicos?
El desprendimiento del endometrio es lo que produce el sangrado durante la regla, y se debe a un cese de la producción de progesterona y a un aumento de prostaglandinas, mensajeros químicos que provocan contracciones en el útero (a veces un tanto molestas) y en el intestino (por eso tenemos diarrea durante esos días del mes).
- ¿Cómo se traduce esto en nuestro comportamiento?
Anímicamente nos comenzamos a sentir un poquito mejor, y en los últimos días de menstruación comienzan a elevarse los niveles de estrógenos reiniciando el ciclo.

Para facilitar este proceso, lo ideal es reposar (sobre todo si nos duelen los ovarios o estamos cansadas), intentar comer bien (si tienes un antojo, no lo reprimas) y dedicar tiempo a aquellas actividades que nos reconfortan (aunque sea practicar el noble arte de tirarse en el sofá y no hacer nada).