Tu cerebro no siente lo mismo cuando te masturbas que cuando tienes sexo con otra persona

En plena pandemia no hay práctica más segura que la masturbación, que además, tiene numerosos beneficios
Nuestro cerebro sabe cuándo nos estamos masturbando y cuándo estamos disfrutando del sexo en compañía, y lo procesa de forma diferente
Masturbarse es uno de los mayores placeres que cualquiera puede tener al alcance de su mano. De su mano, de su succionador de clítoris o de cualquier otro juguete erótico que uses para explorar tu sexualidad y pasar un buen rato contigo mismo/a. Aunque se tiende a pensar que la masturbación no es una relación sexual completa y que solo cuenta como sexo cuando lo practicas con, al menos, una persona más, cada vez vamos entendiendo mejor que no todo gira en torno a la penetración (ni a la compañía) y que se puede disfrutar de nuestra sexualidad de muchíiiiisimas maneras. Tantas como nos gusten y nos apetezcan. Porque de eso van las relaciones sexuales: de sentir placer.
Lo que también hay que tener en cuenta es que el placer puede experimentarse de formas muy diferentes. Dar un paseo a solas escuchando la música que te gusta puede ser placentero, como lo puede ser echar un polvete rápido de aquí te pillo aquí te mato con la persona que te vuelve crazy; comer tu plato favorito también puede ser percibido por tu cerebro como algo extremadamente placentero, como podría serlo ponerte un vídeo pornográfico que te guste, excitarte muchísimo y tener un orgasmo. Hay muchas cosas que nos dan placer, la diferencia está en que, al parecer, el cerebro no procesa todos los placeres de la misma manera.
MÁS
La ninfomanía es machista y la hipersexualidad no se diagnostica: ¿qué pasa con la conducta sexual compulsiva?
Satiriasis, un trastorno del deseo sexual que afecta a más hombres de los que crees: ¿sabes en qué consiste?
Relaciones a distancia, renacimiento de la masturbación y otras tendencias sexuales para 2021
¿Es mejor masturbarse o tener una relación sexual con otra persona?
Una cosa está clara: para masturbarte solo te necesitas a ti mismo, mientras que para acostarte con otra persona ya entran más factores en juego. Precisamente por eso, le damos más valor al sexo con otras personas, pero es un valor social; a veces, de pura validación. Tu cerebro no cree este tipo de argumentos. De hecho, tampoco experimenta el mismo tipo de placer cuando te masturbas un día que cuando te masturbas al día siguiente. Gustico da siempre, claro, porque el sistema nervioso está ahí y nuestros receptores no cambian de un día para otro. Además, al tener sexo, sea de la forma que sea y a solas o en compañía, se liberan endorfinas, también conocidas como "la hormona de la felicidad"; pero en la recepción del placer intervienen múltiples factores.

Masturbarse es beneficioso y saludable. Entre las ventajas fisiológicas de la masturbación podemos nombrar el alivio del dolor de cabeza, de los dolores asociados a la menstruación, y la mejora de la conciliación del sueño, ya que nos relaja. Además, hay numerosos estudios que relacionan la masturbación con la prevención del cáncer de próstata. En tiempos de pandemia, la masturbación nos ha venido genial. Un estudio de TENGA, una marca de juguetes sexuales, recogió que el 60% de los españoles se habían masturbado más durante el confinamiento para aliviar el estrés.
Un proyecto de la Universidad de Rutgers, Estados Unidos, estudió el cerebro para conocer qué ocurría durante la masturbación. En una resonancia magnética pudo verse que, cuando nos masturbamos, más de 30 áreas de nuestro cerebro se ponen en funcionamiento. En comparación a una relación sexual junto a otra persona, estos científicos determinaron que la actividad cerebral era más fuerte cuando fantaseamos a solas. Sin embargo, en este mismo estudio se comprobó que los orgasmos podían ser más intensos cuando estamos en pareja.

¿Qué pasa cuando nos masturbamos en exceso?
Algunas personas pueden llegar a generar una adicción a la masturbación llegando a experimentar malestar por ello y poniendo en peligro su propia salud. Cuando las ganas de masturbarte afectan a tu vida normal (dejas de estudiar, paras en tu trabajo, buscas estar solo o tienes problemas para dormir), puedes estar experimentando un problema. Si, además, te sientes mal por estar pensando todo el rato en masturbarte o después de hacerlo te sientes culpable y el placer que hayas sentido te parece poco o ni siquiera has tenido una experiencia placentera, es probable que estés desarrollando una adicción a la masturbación. En este vídeo se explica mejor:

A nivel cerebral, un exceso de masturbación también influye en cómo experimentamos el placer sexual. Si se prolonga en el tiempo, deteriora tu bienestar sexual, reduciendo la libido y la capacidad de excitación. Si la adicción es a la pornografía, esto también podría significar que cada vez se quiera consumir material más extremo para lograr la excitación.
La buena noticia es que la adicción a la pornografía o a la masturbación tiene solución. Por un lado, tienes profesionales de la salud que ayudan con este tipo de adicciones: psicólogos, psiquiatras o sexólogos; pero, ya que aquí estamos hablando de nuestro cerebro, también está demostrado que, tras un tiempo de moderación (o incluso de evitación), la capacidad de excitación sexual se regenera y vuelve a la normalidad.