Rape-axe, el condón femenino antiviolación que daña el pene del agresor

La doctora sudafricana Sonnet Ehlers inventó este dispositivo tras atender a una mujer que había sido violada
Se usa de manera preventiva, se adhiere como un tampón y tiene unas púas que dañan el miembro viril del agresor
El agresor necesita la ayuda de un médico para quitárselo, lo que facilita su identificación por parte de las autoridades
En 1969, la doctora sudafricana Sonnet Ehlers llevaba dos años trabajando en aquel país cuando una mujer llegó a su consulta muy afectada: había sido violada y dijo, entre lágrimas, una frase que se le quedó grabada a la joven médica. "Ojalá tuviera dientes ahí", deseó aquella mujer. Unas palabras que impulsaron, varias décadas después, a Ehlers a crear un dispositivo que permitiera a las mujeres tener algo similar a unos dientes afilados que dañasen el pene de aquel que quisiera violarlas.
Así nació el Rape-aXe, un dispositivo que ha sido definido por su creadora como un condón femenino antiviolación y que tiene como principal objetivo impedir que se consume la agresión sexual y, en segundo lugar, ayudar a las autoridades a localizar a los agresores, ya que no podrán quitárselo ellos solos, sino que necesitarán que lo haga un profesional en un centro médico. "En caso de que el agresor intente quitarse el dispositivo él mismo, le da a la mujer tiempo suficiente para escapar o contraatacar, según lo desee", se explica en la web del producto.
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Rape-aXe tiene la forma de un preservativo masculino, pero funciona como un tampón, adhiriéndose durante ocho horas al las paredes de la vagina de la mujer que lo use como medida preventiva. Las púas de su interior no podrán en ningún caso dañarlas a ellas, pero sí que harán heridas en el miembro viral del agresor, que no será capaz de andar ni realizar "movimientos hábiles y delicados", como se explica en la web, donde también se señala que no existe ningún impedimento legal para utilizar este dispositivo, que tiene hasta entrada propia en la Wikipedia.
En la web, se explica que el producto puede encontrarse más barato en los países en vías de desarrollo, porque consideran que las mujeres pueden tener menos medios para hacerse con ellos y se anima a todo el mundo a hacer una donación para poder regalarle este dispositivo a las chicas que vivan en zonas donde se produzca un número mayor de agresiones sexuales que la media. Rape-aXe se puede comprar en packs de 10 unidades por 50 dólares (45 euros) enviando un mail a sales@rape-axe.com o a través de su página web.
Un invento no exento de críticas
Este no es el único invento que ha diseñado una mujer para evitar que agredan a otras sexualmente, ya que, por ejemplo, dos jóvenes canadienses llamadas Nicole y Christine crearon unos 'condones' para vasos que protegiesen las bebidas de las chicas en las fiestas, con el objetivo de evitar que le echasen algún tipo de droga en la bebida que anulase su voluntad y que le diera vía libre al agresor. Pero sí que ha generado un gran debate, pues hay muchos que piensan que no es tan buena idea usar el Rape-aXe.
Entre los argumentos en contra, destaca el de Victoria Kajja, miembro de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Uganda, que cree que las mujeres no deberían llevar de antemano este dispositivo, al que define como "una forma de esclavitud a la que ninguna mujer debería ser sometida". En Instagram, algunas mujeres también han señalado que se han dado casos de violadores que han matado también a sus víctimas, explicando que tendrían miedo de usar un dispositivo que despertara su ira.
El equipo de Rape-aXe asegura que el agresor sentirá tal dolor que apenas podrá moverse y explica que no es posible que descubra que la mujer lleva escondido el dispositivo en su vagina porque está completamente dentro de la misma. Desde la compañía fundada por Ehlers se defiende el uso del producto porque "no se requieren habilidades, entrenamiento o fuerza especiales" para llevarlo, además de "puede detener la violación incluso si está dominada, atacada por sorpresa, inconsciente, drogada o dormida".
Por otro lado, se incide en que en el dispositivo quedará material genético del agresor, que podrá utilizarse como prueba ante la justicia cuando la víctima denuncie que ha sufrido un intento de agresión sexual: "Rape-aXe puede ayudar a prevenir la violación y proporcionar pruebas de ADN para llevar al atacante ante la justicia".

Sonnet Ehlers defiende su invento
Además de todos estos argumentos, Sonnet Ehlers ha defendido su invento explicando que en el mundo sigue habiendo violaciones que quedan impunes a diario, como le ocurrió a la paciente que ella atendió en 1967 y que le hizo pensar que debía hacer algo para ayudar a las mujeres. "Durante décadas, he sido testigo de la realidad de estas sombrías estadísticas de primera mano mientras trataba a los sobrevivientes de este acto indecible", comenta Ehlers en su web.
La doctora sudafricana no solo defiende la necesidad de utilizar su invento en Sudáfrica, citando un estudio en el que se afirma que en la provincia de Gauteng 1 de cada 4 mujeres ha sido violada en su vida, sino que también considera que Rape-aXe es útil en otras zonas del mundo, asegurando que "en algún lugar de los Estados Unidos de América una mujer es violada cada 98 segundos".
"A medida que las estadísticas de violaciones aumentan a tasas asombrosas y los sistemas de justicia de todo el mundo siguen pasando por alto a las víctimas, se necesita una respuesta radical a la violencia sexual", asegura la doctora Sonnet Ehlers en la web de Rape-aXe.