La estrecha relación del sexting y los orgasmos fingidos: motivos por los que se actúa al otro lado de la pantalla


El sexting ha sufrido un ‘boom’ durante la cuarentena. Muchas personas que no lo habían practicado hasta entonces se han puesto las pilas estos meses.
En un estudio reciente, casi la mitad de los encuestados que han practicado sexting reconocían haber mentido a sus parejas o fingido orgasmos. ¿Por qué? En Yasss tratamos de responderlo.
Aunque el sexting lleva entre nosotros muchos años, parece que la cuarentena ha disparado esta práctica. La necesidad ha hecho brotar el intercambio de mensajes, fotos y vídeos subidos de tono, incluso en grupos abiertos, como Zoom o Skype. Muchas personas que hasta entonces nunca habían enviado nudes o mensajitos con melocotones de por medio han entrado de lleno en estas relaciones a distancia, descubriendo que el sexting no entiende de localizaciones ni edades.
El sexting abarca lo mismo que una relación sexual física: pasión, diversión… y mentiras. Según un estudio llevado a cabo por Donald Strassberg y publicado en ‘Archives of Sexual Behavior’, en el que han analizado el comportamiento de 606 estudiantes de un instituto privado del sudoeste estadounidense, muchas personas han mentido a su pareja sobre lo que realmente hacían durante el intercambio de mensajes. En concreto, casi la mitad de los jóvenes encuestados mintieron a la persona con la que hacían sexting sobre lo que realmente esta pasando en su lado de la pantalla.
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¿Es cuestión de género?
Mentir, mentimos todos, pero es más habitual que las mujeres actúen durante las relaciones sexuales a que lo hagan los hombres. Hay estudios que afirman que siete de cada diez mujeres no llegan nunca o casi nunca a tener orgasmos cuando mantienen relaciones sexuales con penetración, y muchas deciden fingirlos para no tener que dar explicaciones al final.
¿Por qué se hace esto? Uno de los motivos más habituales es evitar hacer daño al otro o no reducir el deseo sexual de la otra persona, especialmente si tenemos en cuenta que el estereotipo sexual masculino se reduce a “persona con pene muy resuelta en la cama sólo por ser hombre”, como explica la sexóloga María Esclapez. “Su satisfacción sexual, típicamente asociada al orgasmo, es primordial y necesaria en todos los encuentros para sí misma y para su pareja, de la que también se responsabiliza porque es un hombre y se supone que tiene que cumplir". Con ese panorama, cualquiera se atreve a sincerarse.
Otros estudios afirman que las mujeres fingen los orgasmos por machismo puro y duro. La idea de que el placer del hombre es el único que importa en la cama es objeto de muchas investigaciones, como la que llevó a cabo la profesora de estudios de género Breanne Fahs. En un artículo publicado en la revista ‘Culture, Health & Sexuality’ concluyó que, en algunos casos, las mujeres fingían orgasmos para reforzar la virilidad de su pareja. Pero, en otros casos, lo hacía para aumentar su propia excitación, y aquí es donde entra en juego el sexting.

Orgasmos y sexting
La empatía tiene mucho que decir en las relaciones sexuales, también con los orgasmos. Varios estudios apuntan a que algunas personas los fingen para aumentar la excitación de la otra persona, que a su vez aumenta tu deseo sexual. Digamos que, en ese sentido, fingir orgasmos actuaría como un multiplicador del deseo sexual, aunque, por norma general, esta práctica suele ser el indicador de que algo va mal.
En principio, las motivaciones para fingir un orgasmo en el sexting o el sexo piel con piel podrían ser los mismos, aunque quizás los motivos por los que llevamos a cabo una practica u otra no estén tan cerca. De acuerdo a un estudio de la Universidad de Texas dirigido por Joseph M. Currin y Kassidy Cox concluyó que había tres motivos principales para practicar sexting:
- Quien lo usa como ‘preliminar’ para otros comportamientos sexuales posteriores.
- Quien lo usa para reafirmar la relación con su pareja.
- Quien lo hace como un favor para su pareja y espera que después se le recompense de una manera no sexual.
Para el estudio, Currin y Cox contaron con una muestra de 160 participantes entre 18 y 69 años, y concluyeron que, en contra de lo que podamos pensar, en el sexting el sexo parecía ser lo de menos. “Fue llamativo observar que dos tercios de los individuos que hacían sexting no lo hacían por motivos sexuales”, explicaba Cox en la revista de la Universidad. “Esto puede mostrar que algunos individuos practican sexting, aunque preferirían no hacerlo, mientras que otros lo hacen para reafirmarse en su relación, reducir la ansiedad o conseguir algo no sexual de vuelta”.

Los investigadores reconocían el sextling como una manera de llamar la atención de las personas que deseamos: lo que antes era una carta perfumada, ahora es un nude.