Tener insomnio cada vez es más común (y no es tan fácil recuperarse)

El insomnio primario es un trastorno del sueño en el cual el síntoma principal es la dificultad para quedarse dormido o para mantener el sueño, o no tener un sueño reparador, durante al menos un mes. Esto se traduce en un gran malestar en la vida de quien lo sufre ya que ni descansa por las noches ni rinde por las mañanas porque está hecho polvo.
Lo preocupante es que este trastorno es tan duro como común. Según un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid, un 10% de los jóvenes de entre 16 y 25 años padece todos los síntomas del insomnio primario. Este dato es muy llamativo puesto que lo normal es que nuestro sueño empeore a medida que nos hacemos más y más mayores, pero contra todo pronóstico, cada vez hay más gente joven con problemas para conciliar el sueño.

¿Por qué los millennials dormimos peor?
Las horas de sueño necesarias para que nuestro cerebro descanse varían según la persona. Hay quienes están a tope durmiendo 7 horas y hay quienes necesitan 10 para rendir al día siguiente. El problema es cuando necesitas dormir un determinado número de horas, pero te resulta imposible quedarte dormido y acabas dando vueltas en la cama.
Esta escena es cada vez más habitual en la gente joven, aunque resulta imposible encontrar una única causa. Por un lado, vivimos en una sociedad que nos incita a “aguantar como campeones” todo lo que nos echen sin rechistar, y eso acaba pasando factura. El estrés ante un estilo de vida insostenible se traduce en problemas de sueño, y al estrés se le suma la ansiedad por no poder dormir. Empezamos a pensar en lo poco que vamos a descansar y lo hechos polvo que estaremos al día siguiente, y esa preocupación por dormir mal o poco es lo que mantiene nuestra mente activa. Si a esto le añadimos los malos hábitos o higiene del sueño que tenemos, apaga y vámonos.

¿Qué es la higiene del sueño y por qué es tan importante?
La higiene del sueño consiste en incorporar en nuestra rutina unos hábitos que nos ayuden a descansar. Algunos consejos son reducir el consumo de cafeína a partir de las seis de la tarde, apagar cualquier aparato electrónico 30 minutos antes de meternos en la cama, acostarnos y levantarnos a la misma hora todos los días, no usar la cama para cosas que no sean dormir (el sexo está permitido, pero quedarte hasta las 3 de la mañana viendo Netflix en el portátil no) y no dar vueltas en la cama (si ves que tras 15 minutos contando ovejas sigues igual de despierto, vete al salón, espera un rato y vuelve a la cama).
Si crees que todos estos trucos son un poco inútiles, siento decirte que hay una explicación científica detrás de cada uno. Todos sabemos que la cafeína nos mantiene a tope, pero no es lo único que altera nuestro descanso. Por un lado, la luz del móvil (o de cualquier aparato electrónico) actúa como un “mensajero” que le dice al cerebro que todavía es de día, lo que provoca la sensación de no tener nada de sueño. Por otro lado, es muy importante aprender hábitos correctos relacionados con el dormitorio. Si estás al portátil o ves la televisión en la cama, tu cerebro no será capaz de asociarla al descanso. En cambio, si solo la usas para dormir, tu cabecita pensará “es hora de desconectar” cuando te metas en ella. Este pensamiento se traduce en una mayor facilidad para conciliar el sueño.
La importancia de mantener una buena higiene del sueño radica en que es el factor que más se relaciona con la mejoría en los casos de insomnio. El problema es que es el camino “difícil” ya que requiere esfuerzo y constancia, y por eso mucha gente recurre a los fármacos para dormir. Aunque los efectos secundarios de estos medicamentos son cada vez menores, es cierto que muchas veces se recetan a personas que no los necesitan y que se beneficiarían mucho más de la ayuda psicológica.

¿Cuándo debería pedir ayuda psicológica?
Antes de pedir ayuda profesional intenta responder a estas preguntas acerca de tu problema (ya sea insomnio o cualquier otra dificultad):
• ¿Te provoca malestar clínicamente significativo? O, en otras palabras, ¿te provoca una molestia que no puedes soportar?
• ¿Interfiere en tu día a día? Es decir, ¿afecta a tu trabajo, a tu vida social, a tu vida de pareja, etc.?
• ¿Tienes las herramientas para ponerle remedio?
Si te provoca gran malestar, afecta a tu día a día y no sabes cómo ponerle fin, entonces debes ponerte en contacto con un especialista. Siempre se recomienda acudir en primer lugar a un médico para descartar cualquier causa física, pero si el problema resulta ser psicológico, será necesario dejarte aconsejar por un profesional de la salud mental.

Algunas consecuencias del insomnio primario son irritabilidad, empeoramiento de la atención y de la memoria, dificultades sexuales, problemas en el rendimiento laboral/académico y dificultades para tomar decisiones. Además, se relaciona con un mayor riesgo de padecer trastornos depresivos, ansiedad y diabetes tipo 2. Esto significa que “esperar a ver si se te pasa solo” no es la mejor opción.
Este texto no sustituye una consulta médica o psicológica, únicamente pretende informar. Los trastornos del sueño deben ser diagnosticados y tratados por profesionales.
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