Mioquimia orbicular del párpado y otros espasmos: qué hacer si se tiene un tic nervioso


Un tic es una contracción involuntaria de algún músculo que no reviste mayor gravedad
Si sufres de estrés o ansiedad es mucho más fácil que aparezca esta respuesta involuntaria de tu párpado, tus cejas o tus manos, entre otros muy comunes
De pronto estás en una reunión de amigos o en el curro recibiendo las órdenes castrenses de tu jefe y empiezas a agitar la mano como un ventrílocuo. No, no has adquirido la mágica habilidad de detectar ningún terremoto antes de que suceda. Tampoco te vas a morir, si es que te lo estás preguntando. Solo tienes un tic nervioso que ha aparecido de la nada, aunque te preocupa un poco más cuando tu párpado se abate sin control o tu pierna emprende el baile de San Vito y todo el mundo te mira raro.
Por suerte, los tics nerviosos suelen ser inofensivos, y esta afirmación la avala la ciencia. Te contamos un poco más sobre ellos.
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Tengo un tic nervioso en el ojo. ¿Es grave?
Te estás preocupando en balde. Técnicamente, un tic es una contracción o movimiento involuntario de alguna parte de nuestro cuerpo. Bastante común, por lo demás. Duran poco, periodos muy específicos, pero se repiten con la forma de espasmos que no podemos controlar de ninguna manera.

A más estrés, más probabilidades tenemos en la ruleta de las muecas de la cara, los parpadeos locos (sin estar enamorados), la tos y el carraspeo incesante. No, no tienes cáncer de pulmón, criatura, solo son los nervios, y el cuerpo te devuelve esta imagen engañosa con la forma de una tosecilla irritante.
Hay tics verdaderamente mainstream, como el temblor de párpado (mioquimia orbicular), y otros más sibilinos: la repetición de una palabra o el levantamiento de cejas. La lista es larga. Si quieres darle alas a tu hipocondría, investiga un poco.
¿Qué tipos de tics hay?
Tics fónicos (simples y complejos), que tienen que ver con realizar sonidos involuntarios, desde un resoplido a una aspiración nasal sostenida. Sonidos guturales, en algunos casos, que no tienen nada que ver con querer aparearte con otro ser vivo.

Tics motores (simples y complejos), los más comunes entre el populacho. Simples si el grupo muscular al que afectan está localizado; complejos si, literalmente, derivan en saltos y piruetas y hasta imitación de los movimientos de otras personas.
Dato curioso: se dan en un 30% de niños de seis años.
¿Cómo puedo evitar los tics?
Cualquier médico te lo dirá: no hagas nada. Lo más probable es que no sea grave, por más molesto que sea ese temblor de párpado que se contrae y se contrae y se contrae hasta convertirte en un ser hipocondríaco que busca en Google una receta para aplacarlo. Spoiler: sale mal. Acabarás en algún foro donde un usuario llamado PalabradeJesús te informe de que, según los síntomas descritos, tienes tuberculosis, o que te hagas terraplanista.

Solo en determinados casos estos espasmos o contracciones con la que el cuerpo nos avisa pueden convertirse en un demonio, un problema crónico relacionado con episodios de estrés o ansiedad, y de paso una bomba de relojería: cuanto más nos preocupamos por la aparición del tic, más se agravará este estado de tensión y más probabilidades tendremos de que no nos deje en paz durante una buena temporada. El grado más preocupante, la combinación de tics y espasmos en grado extremo, es un desorden neurológico de origen genético. Te sonará: el síndrome de Tourette.

Si los tics te hacen tropezar demasiado a menudo en tu vida diaria y te generan situaciones incómodas con tus semejantes homínidos, o detectas que están afectando a tu salud (por ejemplo, si la tos de tu tic fónico se convierte en crónica y te daña la garganta; o desarrollas un trastorno obsesivo compulsivo, TDAH u otros desórdenes psíquicos), deberás tomar alguna de las vías que se recomiendan: terapia psicológica, con técnicas de reversión de hábitos; fármacos que te ayuden a darte un respiro (relajantes musculares, anticonvulsionantes, inyecciones de bótox para bloquear los nervios). En casos severos, se recomendará la terapia cerebral de estimulación profunda, donde te insertarán un dispositivo para controlar el tic mediante la estimulación eléctrica.