Manuel padece TOC: "He tenido que pasar por un ingreso involuntario"

¿Cuándo te diste cuenta de que algo no iba del todo bien?
Acababa de empezar la universidad, concretamente una licenciatura en Ingeniería Química. Me independicé, me mudé a otra ciudad y cambiaron completamente mis hábitos. A partir de ese momento todo cayó en picado, pero no me di cuenta de que de verdad tenía un problema hasta que un día me vi incapaz de salir de casa. Al principio eran pequeños pensamientos que aparecían en mi cabeza sin que yo pudiese evitarlo ni controlarlo. No sabía por qué, pero ahí estaban. No sé, eran obsesiones aisladas, y así como venían se iban. El problema fue cuando llegaron las compulsiones. Suspendí prácticamente todas las asignaturas y me vi metido en una espiral de ansiedad enorme. Entonces llamé a mis padres, que vinieron del pueblo y me llevaron a un especialista. En ese momento pude poner nombre a lo que me estaba pasando: Trastorno Obsesivo Compulsivo.
¿Qué tipo de obsesiones tienes?
Cuando hablé con la psicóloga del Equipo de Salud Mental, me di cuenta de que siempre había tenido obsesiones, pero que hasta la universidad no habían supuesto un problema en mi día a día. Por ejemplo, cuando tenía 8 años tenía constantemente la obsesión de que mi padre iba a morir cada vez que salía a trabajar. Después, cuando nació mi hermana, me daba pánico cogerla en brazos porque creía que en algún momento mi cerebro iba a desconectar por así decirlo, e iba a dejar que se cayese al suelo. Me daba tanto miedo hacerle daño, que actuaba fríamente con ella. Otra obsesión muy recurrente en mi adolescencia (y que sigo teniendo actualmente) era que al mantener relaciones sexuales, el preservativo se iba a romper y la chica se iba a quedar embarazada o que me podía pegar una ETS. Ahí comenzaron las primeras compulsiones, revisando los preservativos de forma desproporcionada. No sé, eran pequeños detalles que, tras tener un diagnóstico, cobraron sentido. Aun así me arrepiento de no haber acudido a un especialista antes. De haberlo sabido, antes habría comenzado la terapia y la medicación.
¿Tus obsesiones suelen darse con compulsiones?
Depende de la obsesión y de mi estado en general. El estrés influye mucho, ya que cuanto más agobiado estoy, más tendencia a manifestar compulsiones tengo. Recuerdo que tuve una racha en la que se me metió en la cabeza el tema de los números pares, y necesitaba que absolutamente todo lo que me rodeaba, fuese par. Un número par de pares de zapatillas, un numero par de productos en la nevera, un número par de perchas. Llegué a quitarme el reloj porque cada vez que la aguja señalaba un número impar, a mí me daba una ansiedad terrible.
¿Cuánto interfiere el trastorno en tu vida diaria?
Ahora mismo lo puedo llevar más o menos bien, pero he tenido rachas terribles. Mismamente con la obsesión de las ETS, llegaba a sentir picores que eran psicológicos. Me he hecho pruebas del VIH más de una, dos y tres veces, pero no puedo evitarlo porque aparece ese pensamiento que me dice que lo tengo, y si no me hago la prueba, no me quedo tranquilo. Además, el problema no es solo el TOC, sino en lo que deriva. Hace 10 años tuve un brote muy fuerte y tuve que volver al pueblo. Pues se me metió en la cabeza que si no me hacía daño, a mi padre le iba a pasar algo. Lo digo ahora y me doy cuenta de lo irracional que era, incluso en aquel momento había veces que me decía “joder, esto no tiene sentido”, pero no podía evitarlo. Así que me hacía cortes y arañazos. Claro, mis padres al verme así se preocupaban y estaban pendientes de mí constantemente. Me empecé a sentir como una carga, y todos esos sentimientos desembocaron en un intento de suicidio y una depresión.
Me comentas que ahora mismo lo llevas mucho mejor, ¿a qué crees que se debe?
Por un lado a la grandísima labor del Equipo de Salud Mental de mi ciudad, pero también a mi esfuerzo, no me voy a quitar méritos, jajaja. Es cierto que he tenido que pasar por un ingreso involuntario, muchísimas horas de psicoterapia y cambios de medicación para encontrar la que mejor se adaptaba a mis necesidades, pero todo esto me ha ayudado a entender mejor mi trastorno.
¿Qué le dirías a las personas con TOC que no ven salida, que se sienten solas o que tienen miedo de pedir ayuda profesional?
Pues no les voy a decir que el TOC se puede curar, porque aunque hay casos, creo que no es lo más normal. Lo que sí les diré es que se aprende a vivir con él, a controlarlo sin que él te controle a ti, a detectar tus obsesiones y poder ponerles freno. Vaya, que se puede llevar una vida completamente normal. Eso sí, hay que pedir ayuda y sobre todo dejarse ayudar tanto por los profesionales como por los familiares. Recuerdo que en mis primeras sesiones con la psicóloga, ella me ponía ejercicios para realizarlos en casa y yo pasaba olímpicamente. ¡Normal que no mejorase! Después me lo empecé a tomar en serio y empecé a ser sincero con ella y, sobre todo, conmigo. Además, creo que es fundamental la psicoeducación, tanto para aquellos que padecen TOC como para la sociedad en general. Es necesario saber cuál es la realidad que se esconde detrás del Trastorno Obsesivo Compulsivo para que aquellos que lo padecemos no nos sintamos bichos raros.