Es una lata el trabajar: a nadie le gusta y es por culpa del origen etimológico de la palabra

¿Qué tiene que ver lo mucho que odias trabajar con la historia de la lengua española?
Pero vamos a ver, ¿existe alguna sola persona en el mundo a la que le guste trabajar? Si la respuesta es sí, será porque esa persona no trabaja mucho realmente, simplemente se deja ver por la oficina.
Reconozcámoslo: trabajar es un martirio. El madrugón, el atasco, que no te llegue el sueldo a fin de mes, aguantar al jefe, aguantar a los clientes, sacar tiempo de donde no lo hay, tener que estar pendiente de miles de cosas a la vez, llegar a casa reventado...
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Tenemos que trabajar, y quizás, por ese motivo, no podamos disfrutar tanto de nuestro trabajo en sí mismo. Porque es una obligación. Y no es lo mismo hacer algo porque te apetece que tener que hacerlo. No sienta igual de bien ponerte a, por ejemplo, dibujar animalitos cuando tienes ganas y una tarde a la semana que vivir de tus dibujos de animalitos y tener que pintar uno tras otro, sin importar si estás cansado, si te has resfriado, si has dormido mal o si estás pasando por una etapa muy estresante.
Trabajar no mola mucho, pero hay que hacerlo. Porque todos necesitamos dinero y porque las cosas cuestan pasta. Un círculo vicioso en el que nos metió el capitalismo que a alguno le está costando hasta la salud. Pero es lo que hay. Antes del capitalismo las cosas tampoco estaban mucho mejor. Los que trabajaban vivían para eso y sus condiciones eran mucho peores. ¡Qué tortura!
Pues sí, de eso, precisamente, es de lo que habla Perra de Satán en este nuevo episodio de Perra Pe-Rae, tu programa de etimología divertida favorito (porque es que no hay otro). ¿Por qué a veces sientes que tu trabajo es una tortura? Por culpa de la historia de la lengua. ¡Pincha en el vídeo y descúbrelo!