Pros, contras y testimonios de gente a la que le encanta viajar sin compañía


Es normal sentir miedo al pensar en viajar solo
No es lo mismo viajar solo que sola
La mayoría de nosotros hemos coincidido alguna vez con alguien que ha viajado solo y, en vez de tener una conversación normal ("qué tal vas" o "cómo ha ido el día") no deja de dar la chapa con lo enriquecedor que fue, lo bien que lo pasó, lo mucho que cambió. Nunca sabremos si realmente se fueron de viaje o si, por el contrario, se matricularon en un curso de coaching y motivación personal, pero la verdad es que es agotador escuchar sus mantras en bucle: que si es una experiencia muy gratificante, que si ya no ven la vida de la misma manera, que si ve a India "porque allí viven con mucha más calma y los niños son felices con muy poco dinero".
A esa gente, ni caso. ¡Es normal sentir miedo cuando pensamos en irnos de viaje solos! Todo el mundo se pregunta: ¿Y si me pongo enfermo, o me falta dinero y no tengo a quien recurrir? ¿Y si me aburro muchísimo y no conozco a nadie allí? ¿Y si me pierdo y me desquicio y nadie me calma? Son preguntas recurrentes, así que en Yasss hemos hablado con personas a las que les gusta viajar sin acompañamiento, para que nos expliquen cómo es y por qué lo hacen.
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Viajar sola no es viajar solo
En febrero de 2016, dos jóvenes argentinas de 21 y 22 años (Marina Menegazzo y María Jose Coni) fueron asesinadas mientras viajaban por Ecuador. El feminicidio de las dos chicas conmocionó al mundo, y muchos medios dijeron que ‘viajaban solas’, entendiendo que viajar solas era hacerlo sin ningún hombre alrededor. En homenaje a las dos viajeras, las redes se inundaron con testimonios de mujeres que reivindicaban un turismo seguro bajo el lema #ITravelAlone.
Un vistazo a Google nos dice que viajar sola, siendo mujer, todavía se entiende como algo marginal, casi revolucionario. “Si viajas sola escríbelo, porque eres una aventurera y todo el mundo tiene que saberlo”, bromea Andrea (23 años), que ha hecho un par de viajes sola desde que cumplió la mayoría de edad. El primero de todos fue por el sur de Italia. Había estado trabajando todo el verano, y en septiembre quiso darse un capricho. Tenía muchas ganas de viajar sola, de ver cómo reaccionaba a diez días sin nadie alrededor. Hasta entonces, siempre había viajado acompañada por familia o amigos.

Cuando comentó sus intenciones con sus padres, estos le prohibieron tajantemente hacerlo. De hecho, Andrea recuerda que su madre le llegó a preguntar “si quería que la violasen”. Sin hacerles mucho caso, se puso a investigar en internet, y descubrió muchísimos relatos de mujeres que viajaban solas. “Un hombre que viaja solo no es un tema del que hablar, porque no se corren los mismos riesgos”, explica la chica. “Yo agradezco esos testimonios, quizás sin ellos no me habría atrevido a hacerlo. Es importante saber que hay gente ahí fuera que lo está haciendo”.
¿Cómo le fue a ella en el viaje? “Fue una experiencia muy buena, aprendí a convivir conmigo, a estar en silencio y a ser más organizada. Por eso he seguido viajando sola luego: es un poco adictivo, no le das explicaciones a nadie y siempre conoces a alguien”, asegura. “Además, mis padres terminaron pidiéndome perdón, se dieron cuenta de que se habían pasado de protectores”.
El camino de Santiago
De entre todos los viajes que puedes hacer solo, quizás el Camino de Santiago sea uno de los mejores para empezar. Tiene la ventaja de ser barato, bonito y conocido, por lo que, aunque viajes solo, siempre estarás acompañado. Para ello, solo necesitas una mochila y muchas ganas de andar.
El camino te permite tomar muchas decisiones, con sus pros y sus contras. Por ejemplo, qué ruta del camino escoger (la portuguesa, menos masificada y por la costa, la francesa, siempre rodeada de gente y por el interior de Galicia, la de la costa da Morte para disfrutar de los acantilados… tienes muchas opciones entre las que elegir), cuántos días pasar o si prefieres acampar o pernoctar en los albergues que rodean el camino, por ejemplo.
Cuando el Coronavirus y las Autoridades competentes lo permitan, me vais a permitir una sugerencia para que la pongáis en práctica este verano: hacer una de las rutas del Camino de Santiago. Ayuda a comprender el compañerismo y solidaridad entre los humanos de todos los países. pic.twitter.com/5urcdo5Il0
— Planeta Verde 13 (@Chimo2015) 18 de marzo de 2020
Esa sensación de libertad es la que destaca Antonio (28 años), que todos los años encuentra un hueco para recorrer al menos algunas etapas del camino de Santiago. “La primera vez que hice el Camino fue con mi padre, a los 18 años. Acababa de terminar el instituto y pasamos una semana andando. Me encantó la experiencia, porque al principio no creía que fuese capaz de andar tanto”, ríe. “Al año siguiente volví, durante quince días, y el siguiente repetí la experiencia. Cuando lo pruebas una vez, es imposible no repetir: marcas tu propio ritmo, conoces mucha gente y meditas, conectas contigo mismo. Además, hay tantas opciones y caminos que nunca te aburres”.
Los mejores sitios para viajar solo
Ya has tomado la decisión: quieres hacer un viaje solo. Ahora solo falta decidir dónde vas a ir. Lonely Planet, la mayor empresa editora de guías de viajes en el mundo, recomienda distintos destinos a los que ir solo, según lo que busquemos. Si queremos vivir “las mejores aventuras”, los responsables recomiendan ir a América del Sur y hacer la Ruta del Gringo: un camino que abarca los destinos más populares del continente, y en los que encontrarás una gran red de albergues y gente muy acogedora.