Fuera dudas: los anticonceptivos hormonales no tienen por qué reducir el deseo sexual


Sobre la relación entre libido y anticonceptivos hay muchos estudios
Los últimos apuntan a que el deseo sexual está afectado por otros factores
Cada método anticonceptivo tiene sus pros y sus contras. Algunos, como la píldora anticonceptiva, el parche o el anillo, contienen hormonas, lo que puede conllevar efectos secundarios: entre los más comunes está el manchado intermenstrual, los cambios de peso o las náuseas.

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Según una encuesta de 2018 de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), los métodos hormonales son el segundo método anticonceptivo más utilizado, destacando de entre ellos el uso de la píldora, con un 17,3%. La pastilla no es solamente uno de los métodos anticonceptivos más utilizados, sino que también es uno de los que más miedos genera, precisamente por sus efectos secundarios.
Los tipos de anticonceptivos
La mayoría de los métodos anticonceptivos son femeninos y se dividen en tres grandes grupos: los anticonceptivos de barrera, los hormonales y los irreversibles. Los primeros, como los preservativos masculino y femenino, actúan evitando la unión de los gametos mediante muros o barreras, ya sean físicas, químicas o ambas. Previenen embarazos e ITS.
Los métodos irreversibles previenen el embarazo mediante la cirugía, mientras que los métodos hormonales actúan directamente sobre el ciclo menstrual, aportando hormonas ováricas para que el cuerpo deje de ovular. De entre ellos, la píldora es uno de los más famosos, ya que previene embarazos y está entre los métodos más baratos. Además, es uno de los métodos que mejor previene los embarazos.
Los problemas
De acuerdo con la SEC, entre los efectos secundarios de la píldora está la retención de líquidos, el aumento de peso y los cambios en el deseo sexual. Este último punto ha sido uno de los más estudiados: en los últimos años, decenas de investigaciones afirmaban y desmentían esta creencia indiscriminadamente. Sin embargo, un último estudio de la Universidad de Kentucky y la Universidad de Indiana, dirigido por Kristen Mark, trató de descubrir ¡por fin! si los anticonceptivos tenían relación directa en la libido de quien los toma.

Según explica el estudio publicado en la revista The Journal of Sexual Medicine, el equipo llevó a cabo dos estudios separados, en los que analizaron el impacto de los distintos tipos de anticonceptivos en el deseo sexual de las mujeres. El primer estudio analizó el efecto que el uso de los anticonceptivos tenía en parejas heterosexuales de corta, media o larga duración, y el segundo se centró exclusivamente en las relaciones más largas.
Los investigadores distinguieron en los participantes dos tipos de deseo: el solitario, que es la libido que una persona siente por sí sola, y el deseo diádico, que se refiere al deseo de mantener relaciones con otras personas. Una vez hecha esta división, descubrieron que las mujeres que no usaban anticonceptivos hormonales tenían mayor libido en solitario, aunque las que usaban anticonceptivos hormonales tenían más altos los niveles de deseo sexual diádico. Sin embargo, al observar otros factores concluyeron que el tipo de relación tenía un impacto mayor en el deseo sexual que el anticonceptivo que se utilizase.

Vaya, que la libido tenía más que ver con el tiempo que las parejas llevaban juntas que con el tipo de anticonceptivo que tomaban. Según este estudio, los anticonceptivos hormonales no acaban con el deseo sexual.
Cómo aumentar la libido
Con un deseo sexual bajo, lo primero es detectar si hay algún factor desencadenante y sin relación con los anticonceptivos, como el estado de ánimo, las relaciones personales o el consumo de antidepresivos. Pero, si tienes dudas, lo mejor es acudir al médico para que te recete otro método diferente.
El deseo sexual cambia y evoluciona a lo largo del tiempo, y hay diferentes tipos de libido. La falta de deseo puede estar relacionada con el tipo de educación que hayamos recibido, con la medicación (algunos psicofármacos pueden reducir el deseo), cambios hormonales, una mala vida sexual o el estrés y la ansiedad, además de los problemas con la pareja.

Los expertos recomiendan que, si notamos la libido más baja de lo habitual, asumamos, en primer lugar, que el deseo fluctúa a lo largo de la vida. Después, trabajar la comunicación y la sinceridad. Si la cosa persiste, no queda otra que contactar con un psicólogo.
Para una cuestión periódica, siempre queda probar con algunos alimentos afrodisíacos, como las fresas y las frambuesas, los frutos secos, el aguacate, la sandía, el azafrán o la canela.