En la cama cero dramas: aprender a decirle al otro lo que no te gusta es muy fácil

Todos tenemos nuestras preferencias, también en la cama, y no hablar de estas cosas puede traer problemas
La comunicación es muy importante en una relación: ármate de valor y dile que no te gusta en el sexo
Es importante ser sincero y empático con las personas con las que te relacionas
Cada persona es un mundo. A algunos les gusta el chocolate blanco y otros prefieren el negro. Algunos adoran el heavy metal y otros son más fans del reggaetón. Algunos disfrutan viendo películas de terror y otros sólo ven comedias románticas. ¿Verdad? Pues en el terreno sexual sucede lo mismo. Todos tenemos nuestros gustos idiosincrásicos y lo que es placentero para una persona, puede no serlo para otra.
Una relación romántica, ya sea seria o más informal, implica conocer poco a poco a tu ligue. A medida que pasa el tiempo descubres qué chistes le hacen gracia, cuál es su bebida favorita, cómo prefiere el café, etc. Entre todos estos pequeños detalles triviales, también vas averiguando sus preferencias sexuales. El problema surge cuando dos personas conciben el sexo de forma diferente y sólo uno de ellos disfruta. ¿Cómo actuar si esto te pasa a ti?
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¿Cómo le digo a mi ligue que no encajamos en el sexo?
Es imposible solucionar este dilema sin hablarlo claramente. Las indirectas, dobles sentidos o la pasivo-agresividad no van a resolver vuestros problemas sexuales, así que ármate de valor, reflexiona bien lo que vas a decir y siéntate con tu ligue para dejar las cosas claras. Eso sí, tienes que hacerlo de una manera empática y concisa.
La conversación que vas a tener no es fácil, pero por suerte hay algunos tips que pueden facilitarte el trabajo:
No personalices el problema
Una cosa es decir “eres horrible en la cama” y otra muy distinta es decir “a mí no me gusta como haces esto”. En primer lugar, el hecho de que no te compenetres con alguien en el terreno sexual no implica que él o ella sea malo o mala y tú lo hagas todo perfectamente. Simplemente que tiene otra forma de hacerlo que probablemente a alguno de sus anteriores ligues le gustaba.
Cuando una pareja tiene dificultades de índole sexual el problema nunca es de uno sólo, siempre influyen los dos. A veces perpetuamos los conflictos porque no queremos herir los sentimientos de nuestra pareja o porque en el fondo pensamos que con nuestro comportamiento estamos solucionando la situación.
En estos casos es totalmente contraproducente adoptar una actitud pasivo-agresiva. Si estás mal y tu pareja te pregunta que qué te pasa, responder “no lo sé, tú sabrás” sólo sirve para avivar el fuego. Es comprensible que te sientas frustrado, inseguro y a veces confuso ante esta situación, pero no machaques a tu pareja.
No finjas los orgasmos
Este consejo es aplicable para las mujeres, ya que un hombre tiene más complicado fingir un orgasmo sin que su pareja se de cuenta.
Fingir un orgasmo es pan para hoy y hambre para mañana. Aunque evitas tener una conversación un pelín desagradable, sólo estás aplazando el problema y su solución.
¿No quieres herir los sentimientos de tu pareja? Es comprensible, pero mentir no arregla nada. Sé sincera y empática, explícale cómo te sientes y dile qué es lo que te gusta en la cama.
Explica con claridad qué es lo que te gusta
Los seres humanos tenemos muchas virtudes, pero leer mentes no es una de ellas. Es imposible compenetrarte con alguien en el terreno sexual si no le dices claramente cuáles son tus gustos. Esto implica no irte por las ramas ni utilizar eufemismos. Simplemente dile a tu ligue qué es lo que te gusta en la cama, qué es lo que detestas y qué es lo que ni fu ni fa.
Si la razón por la que evitas esta conversación es que te da vergüenza hablar abiertamente sobre sexo, déjame decirte que no tiene nada de malo tratar estos temas con sinceridad, sobre todo con tu pareja. La sexualidad no debería ser un tabú, sino una faceta de nuestra vida tremendamente importante y que jamás hay que descuidar.
Otra razón por la que algunas personas tienen problemas sexuales y no hablan del tema es que no tienen claro lo que les gusta y lo que no. Esto sucede sobre todo a gente más joven y con poca experiencia. Si es tu caso, tienes que dedicar algo de tiempo a conocerte más a fondo.
Conoce tu cuerpo y tus gustos
En otras palabras, mastúrbate. Dedica algo de tiempo un par de veces a la semana –como mínimo– a conocer tu cuerpo sin presión, sin prisas y sin vergüenza.
Si no sabes qué es lo que te da placer, tu pareja tampoco podrá saberlo. Por eso es importante descubrir cuáles son las zonas, movimientos y prácticas que más te gustan. Aprovecha para dar rienda suelta a tu imaginación y probar cosas nuevas. Al fin y al cabo, el sexo es diversión, relax. Vívelo como una oportunidad para disfrutar y conectar con tu pareja, no como una situación generadora de ansiedad y malestar.