Consejos para tu primera vez (por si no te atreves a preguntarlo)

Ten en cuenta una cosa. Todo el mundo le ha dado mil vueltas previas a su primera vez. ¿Cómo será? ¿Será molesto? ¿Y si no sé? Y hay que tener una cosa clara: cabe la posibilidad, una posibilidad muy grande, de que acabe siendo una decepción. No por ti, ni por ella, ni por él, sino por un combo de expectativas, nervios y poca experiencia. Pero la buena noticia es que todo eso puede cambiar. Aunque, por otro lado, no significa que sea horrible. Atento/a, que vamos.
¿Qué es la virginidad?
Empecemos por el principio. La virginidad es un mito. Vivimos en una sociedad coitocentrista que solo se considera sexo a penetración. Todo lo demás son "preliminares". En definitiva, las caricias, los besos, el sexo oral... no es sexo.
¿De verdad? Lo cierto es que la virginidad se pierde cuando se esfuma la inocencia con el sexo. Cuando de repente entendemos de qué va todo esto, nos empezamos a masturbar de forma consciente o tenemos nuestros primeros encuentros íntimos con otras personas. Ahí, nuestra virginidad - o la inocencia - se despide de nosotras para no volver... jamás. Y damos paso a nuestras primeras veces. A todas ellas.

Por supuesto, es cierto que las mujeres tenemos algo llamado 'himen', una membrana que rodea o cubre la abertura vaginal externa. Puede romperse de muchas formas: durante la masturbación, con ejercicio físico, en un examen médico o con la penetración. Pero una aclaración: el himen no desaparece solo por introducir algo en la vagina, sino que es por el grosor del pene (dependiendo, por supuesto, del tipo y el tamaño de himen que tengamos). Es más, ¡hay incluso personas con vagina que nacen sin himen! Y a otras no se les rompe hasta varios encuentros sexuales con penetración después. Es decir, tenemos que empezar a separar el concepto de la rotura del himen del de la primera penetración.
Paciencia
Es clave. El sangrado puede darse por la rotura de dicha membrana, por pequeños desgarros debidos a una zona genital contraída por los nervios y la tensión o por la falta de lubricación. No te asustes si esto pasa, es normal. Utiliza mucha lubricación y crea un lugar íntimo y relajante para que puedas ir poco a poco con comodidad.
Excitarse en un estado de nervios así es prácticamente imposible. Puedes estar muy preparada pero cuando llega el momento, ¡tiemblas! Resulta sumamente importante dedicarle tiempo a calentar el ambiente y a mantener la excitación.
Puede ayudarte estimulándote con los dedos o con juguetes eróticos para concentrarte en el placer. Es importante tener en cuenta que la primera vez no sentirás gran cosa si no te estimulas el clítoris. Poco a poco, y a medida que cojas experiencia, te darás cuenta de que lo mejor no es lo que sientes ahí abajo, sino lo que llegas a experimentar en el cerebro con la persona en cuestión.

Experiencias de otras personas
Otro consejo. Es importante, pero no le des tanta importancia. Cada experiencia es un mundo, dentro de que lo importante es sentirte cómoda/o. Hay personas como Laura, que han pasado una de las mejores primeras veces del mundo. "Tenía 15 años y salía con mi chico. Llevábamos 6 meses cuando una noche me dijo que su casa estaba libre. Ya habíamos experimentado algunas cositas pero decidimos ir un paso más allá. Lo preparó todo con tanto detalle. Puso velas, música relajante y me dio un masaje con aceite. Cuando ya estábamos listos, no sentí demasiado pero le noté a él dentro. Fue uno de los mejores recuerdos que tengo", cuenta Laura.

Pero también hay personas como Susana cuya primera vez fue desastrosa. "No me gusta recordarla porque me da vergüenza. Lo hice con un amigo mío una noche que salimos por Madrid. Tenía 17 años y todas mis amigas lo habían hecho. Le dije si quería probarlo y, como ninguno de los dos tenía la casa libre, nos metimos en un portal. La luz parpadeaba, tuvimos que colocar la chaqueta para que hubiese algo de oscuridad. Tuvo problemas, no lubriqué nada y me hizo daño, aun sin querer. Lo peor fue que nos pillaron los vecinos. Ay, Dios", se lamenta Susana.

La clave es no darle demasiada importancia pero, al mismo tiempo, crear un ambiente y un momento en el cual te sientas cómoda y sea especial. Eso sí, siempre ten preservativos en el bolso. Si no quiere ponérselo, que se lo ponga. El "yo controlo" no sirve para evitar embarazos y mucho menos ITS. Así que protégete y protégele.