Alerta dilema: confesar o no a una amiga que nos hemos enamorado de ella

Es normal que te enamores de una amiga
Si estás enamorada de tu mejor amiga, valora todos los escenarios
¿Qué quieres tú? ¿Qué busca ella? ¿Cómo gestionarías su rechazo?
Ay, la intimidad, ¿te suena? Esa relación en la que la confianza se vuelve mucho más profunda y comienza a abarcar ámbitos privados: secretos, vergüenzas, miedos. Las relaciones de amistad más cercanas y cuidadas se basan precisamente en este principio, el de crecer con otra persona con cierto grado de vulnerabilidad mediante. Hasta ahí, todo bien: la intimidad es importante en nuestras relaciones. El problema es que es la línea entre el cariño y el amor romántico es tan finita -o inexistente- que, en ocasiones, se traspasa. Y ahí se complica todo.

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Es normal que al crecer con una persona y convertirla en una de tus amigas más cercanas te enamores de ella, pero no por eso es más fácil. Lo hemos visto en cientos de películas y series, que casi siempre acaban con relación de por medio. Pero, ficción a un lado, ¿cómo le dices a tu mejor amiga que estás enamorada de ella sin acabar con vuestra amistad? O, peor aún, ¿cómo puedes saber si estás realmente enamorada, y no confundido?
Confundirse, como todo
En ‘La boda de mi mejor amigo’ (P.J. Hogan, 1997), Julia Roberts interpreta a una crítica culinaria neoyorkina al final de la veintena que se reencuentra con Michael, un amigo del que ha estado enamorada toda la vida (y que le ha mantenido en ese eterno ‘puede que sí-puede que no’) para que él le anuncie que se va a casar con una jovencísima Cameron Diaz.

El caso es que Roberts decide plantarle cara a la situación (de aquella manera) y acabar con la boda. Una mujer elegante, fuerte y un poquito estirada que acaba pagando con otra tipa su frustración y que, después de intentar sabotear el enlace a toda costa, se da cuenta de que no puede hacer nada y de que, siendo sinceras, su amor por Michael tampoco es para tanto. De hecho (alerta spoiler), el final de la película muestra a Rupert Everett, quien interpreta al arquetípico-aunque-carismático mejor amigo gay de la protagonista, yendo a buscarla al enlace para recordarle que es con él con quien comparte mayor intimidad: “Puede que no haya sexo, pero seguro que habrá baile”, le recuerda sobre su relación.

Peliculitas aparte, la cinta de P.J. Hogan sirve para llegar al punto de ‘cómo saber si estás enamorada de tu mejor amiga’. La respuesta es sencilla: cuestionándonos y probando. No hace falta desquiciarse, como explica el psicoterapeuta y experto en relaciones Gary Brown a la revista Bustle, pero sí cuestionarte tus sentimientos: “Es perfectamente normal preguntarte, antes de nada, si le quieres. Después, si tú querrías una relación y, por último, si estarías dispuesto a acabar con esa amistad en caso de que lo vuestro no funcione”.
Preguntarse por partes
El psicólogo recomienda hacerse una serie de preguntas: la primera debería ser su orientación sexual. ¿Ha estado ella con alguna chica antes? ¿Crees que puede ser lesbiana o bisexual? Después, piensa en el tipo de relación que tenéis y en la clase de vínculo que busca la otra persona. ¿Está en una relación? ¿Busca algo serio? ¿Qué quieres tú?

Piensa en la reacción que proyectas cuando le dices que estás enamorada de ella: si no buscas más que soltarlo, genial, pero si esperas que la otra persona se lance a tus brazos quizás debas ir con pies de plomo. El Dr. Brown recomienda ser muy serio con estas preguntas antes de seguir adelante con el juego de fantasía y anhelos que nos montamos en la cabeza, y después averiguar si las intenciones de las personas implicadas van en la misma línea.
¿La atracción es emocional o física? Comprueba que no es algo meramente sexual o a explorar comparándolo con otras relaciones anteriores, y plantéate también si confías en la otra persona o si, por el contrario, ha hecho algo que pueda hacer que cuestiones su lealtad. “Incluso en la mejor de las relaciones, de amistad o romántica, no sueles confiar en todos los aspectos del otro”, recuerda el Doctor.

Por último, hazte la pregunta del millón: ¿Es vuestra amistad tan fuerte como para superar el posible rechazo?" Es decir, ¿te podrías recuperar si su respuesta fuese un no, o tendrías que dejar de verla? Si ese fuera el caso, ¿estarías dispuesta a dejar de verla?
En cualquier caso, hay una última pregunta que anula todas las preguntas anteriores: Si no se lo cuentas nunca y te guardas el secreto, ¿puedes seguir con tu vida como si nada? Si la respuesta es sí, puedes valorar todas las posibilidades, pero si no es así, olvida las preguntas anteriores, da el paso y cuéntaselo. Hay dos escenarios posibles: eres correspondida o no, y sale bien o sale mal. Por tu parte, solo queda hacerlo todo de la mejor manera posible, pero siempre será mejor que quedarse con la duda.

No hay un momento perfecto
A Luis (24 años) le pasó algo parecido cuando tenía 17 años: "Nos conocíamos desde hacía mucho, yo ya sabía que me interesaban los hombres, pero nunca me había fijado en nadie cercano. Un día me di cuenta de que lo que confundía con admiración y cariño era en realidad amor. Estaba enamorado de mi mejor amigo, pero él era un poco cerrado con estos temas", cuenta. "No es que fuese homófobo ni nada por el estilo, es que yo nunca le había visto interesado por los chicos. No sabía qué hacer".
En el último año de bachillerato, el chico no sabía qué esperar de su amigo: "Él había tenido un par de líos, pero nunca una relación. Yo no sabía si quería una, ni siquiera sabía si yo quería algo serio con él", cuenta. "Ahora lo veo y me siento un poco ridículo, pero lo que al final me hizo dar el paso y contárselo fue que no podía seguir actuando como si nada después de darme cuenta de que me gustaba. Me ponía nervioso, era incapaz de portarme como una persona normal", añade, entre risas.

"Se lo dije un día que salimos de fiesta, borrachísimo, porque no sabía cómo contárselo. Él me sacó del bar y, con mucho tacto, me dijo que no era correspondido. Yo me distancié unos meses, por la vergüenza y el dolor, y eso me ayudó a darme cuenta de que no quería perder su amistad", añade. "Así que pedí disculpas por cómo lo había gestionado y todavía hoy somos amigos".