Lesiones, molestias o adicción: cuidado con masturbarte demasiado, puede tener inconvenientes


La aparición de molestias, lesiones o una cierta compulsión pueden indicarte que quizá tengas un problema
Puede que no la practiques a la vista delante de tus padres o de tus compañeros de piso, pero es algo que haces a diario… o deberías, según todas las fuentes científicas habidas y por haber. Masturbarse no solo es bueno para conocerte mejor, sino que es saludable. Además, ¿quién le dice que no a liberar dopamina y adentrarse sin miedo en los manglares de la imaginación erótica?
Masturbarse a diario
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Si lo haces con regularidad, bien. Si te gusta mucho porque te permite visualizar aquella tarde mítica con tu ex, recién llegada la primavera y las declaraciones íntimas (‘Te quiero tanto que a veces pienso en huir a aguas internacionales’), también. Si te llevas la mano con frecuencia a la entrepierna y haces una pausa en el trabajo para jugar con el timbre de (tu) puerta, enhorabuena, ya formas parte de ese privilegiado grupo de humanos que no entrelaza la práctica con los tabúes que la han rodeado a lo largo de la Historia.

Si la cosa ya excede el límite reglamentario de veces (cuatro, cinco, seis, orgasmo tras orgasmo, ah, tu superior ha empezado a aporrear la cabina del baño) entonces la duda es razonable. Esto que siento en la muñeca, ¿es normal? ¿Me la he dislocado de tanto digitarme el aparato? ¿Estoy cumpliendo lo que afirmaba la expresión latina manus turbare y me estoy dando demasiado placer? ¿Es posible ‘masturbarse demasiado’?

Cuántas veces me masturbo al día
Casi todas las fuentes consultadas coinciden en afirmar los efectos beneficiosos de la masturbación, y cifran el número de veces recomendable en 4 o 5 a la semana, lo que parece bastante poco teniendo en cuenta que, una vez empiezas, te desprejuicias y te liberas de todos los mitos y conceptos negativos asociados a la práctica, solo resta obtener todas las ventajas del arriba y abajo con la diestra: liberación de dopamina, control del cáncer de próstata (ellos), reducción del estrés y mayor autoconocimiento de nuestro propio placer y un nutrido etcétera.

Tanto si lo haces a solas o en pareja, ha quedado claro desde cualquier ángulo posible que la práctica regular solo va a traerte beneficios, y afirmada esta obviedad, queda razonar otra: nunca es demasiado si el sentido común te dice que estás dentro del límite. Masturbarse a diario un par de veces, en contra de lo que escandalizaría a algunas ovejas de balido bienpensante, es tan normal como echarse una siesta de pijama y orinal, ducharse cantando ópera o lavarse los dientes. ¡Se puede y se debe! ¿O es que vas a empezar a flagelarte diciéndole a tu deseo lo que está bien y lo que está mal?
Malos hábitos al masturbarse
En la búsqueda del argumento contrario, siempre hay que tomar un ejemplo, un paradigma que ilustre (hay que echarle mucha imaginación a la anécdota para creérnosla) el límite de la práctica, lo que nos lleva a la primera pregunta: ¿alguien se ha muerto por masturbarse demasiado?

Respuesta afirmativa. Buceando un poco en la hemeroteca encontrarás el caso de un joven de Brasil, que en 2011 se masturbó 47 veces seguidas y murió de un paro cardiaco… o de un orgasmo que le salió regular, ya no lo podemos decir con seguridad. Según un artículo de Vice, en países como Irán existe un número alarmante de casos de fracturas de pene, esto es, hombres que se exceden retorciendo su palanca. Quizá se lo merezcan. Hace falta ser bruto o tener la masculinidad de un tiranosaurio hasta arriba de dopamina para llegar ahí. Hemorragias por dildos, botellas que viajan a un país de la piruleta por el agujero incorrecto, gangrenas, infartos cerebrales. Nombra una anécdota terrorífica sobre la masturbación, que Internet proveerá.
¿Entonces? Regularidad es bien. Vicio homicida, ya es mal. Te darás cuenta si empiezas a notar alguno de los síntomas que pueden indicarte un exceso de frungir, frungir, frungirte el sexo hasta dejarlo desgastado.

Cuando la masturbación alcanza límites ‘astronómicos’ es posible que sientas calambres y dolor durante tu orgasmo, tengas pene o vagina. Quizá entonces oigas conversar a tu sexo: ‘Esta persona que tenemos arriba, se aburre mucho, ¿no?’.
Si eres hombre y te masturbas hasta vaciarte el blanco de los ojos, tu volumen de esperma puede bajar bastante. Añade una posible disminución de la calidad de tus erecciones, que quizá se conviertan en catapultas de cabeza gacha, empalmadas reguleras, débiles, bajitas, y después, eyaculatio preco, por seguir con el latín inventado y darte una palmadita en la espalda con el tono intelectual de los sabios.

Por supuesto que hay más desventajas una vez cruzas el abismo y te masturbas tanto que la cosa ya pasa de castaño oscuro, como diría alguno de tus padres. A nivel psicológico, bandera roja si sientes que necesitas hacerlo todo el tiempo y tus relaciones sociales se ven afectadas, dejas de practicar deporte y actividades cotidianas, notas que el ansia viva te come e incluso llegas a interrumpir reuniones sociales o de trabajo para buscar una madriguera donde hacerlo: el baño de una estación de tren, la consulta del dentista, un aparcamiento fuera del restaurante donde has ido a celebrar la comunión de tus adorables primos pequeños.

En todos estos casos, podrías rozar los síntomas de la adicción al sexo, momento en que la práctica ha modificado radicalmente el curso de tu vida diaria y se adentra en la compulsión. Síntomas físicos (dolores en la zona genital, incluso lesiones) y psicológicos (adicción, contextos erróneos para masturbarse, imposibilidad de detenerte) te dejarían en una situación, paradójicamente, muy poco placentera.
Si notas alguno, es momento de pedir ayuda y acudir a un especialista en salud sexual.