Repartiendo amor: quizás no masturbas tan bien como te crees

Noemí Casquet
16/11/201816:33 h.Hola, vulva
Tenía un amigo que un día me dijo que las vulvas tenían muchos botones y a veces no sabía cuál tocar. En ese momento reflexioné sobre la complejidad de las vulvas con respecto a los penes. Algo que mi amigo planteaba como el centro de control de la NASA, yo lo veía muy sencillo y fácil. ¿Será porque tengo vulva? Lo cierto es que la gran mayoría de los hombres recurren a la fuerza y a la velocidad para tocar un coño. Y la clave está muy lejos de esto.
Lo primero que hay que saber es que, como el pene, la vulva tiene erección. Se hinchan los labios mayores y el clítoris, haciendo que sea todo mucho más placentero. Pero hasta que llega ese momento, es importante entender que no se frota como si estuvieras quitando la pasta que se te ha quedado pegada en la olla, ni como si quisieras alcanzar la velocidad de la luz con tus dedos. Sensibilidad, esa es la palabra. No hay prisa. Es mejor pecar de ir lento que de ir rápido.

Quizás cuando llegues la zona no está lubricada. No pasa nada, esto no debería ser un signo de excitación. Hay personas que lubrican mucho y muy rápido, mientras que otras son más lentas o no lubrican tanto. En cualquier caso, siempre puedes recurrir a la bendita saliva. Además queda súper sexy meterte los dedos en la boca mientras lanzas una mirada sexy-salvaje a la persona que estás a punto de tocar.
Una vez en el lugar, suavidad. Ya lo decía Fonsi, “despacito, suave suavecito”. Puedes empezar acariciando en círculos, deslizando tus dedos alrededor del clítoris o realizando movimientos horizontales y verticales. Lo más importante es controlar la presión para no hacer daño a la persona. Cuando notes que la excitación empieza a subir, puedes introducir un dedo en el interior de la vagina y estimular el punto G. Para encontrarlo, es tan sencillo como localizar el hueso pélvico y subir hacia el ombligo.

Hola, pene
Al igual que la vulva, los penes tienen mucha sensibilidad si no están erectos, especialmente al principio del encuentro. Es por eso que debemos acariciarlo con todo el amor del mundo, que no es poco.
Lo que le da placer al pene no es que suba y baje la piel por el cuerpo del mismo, sino notar como esta roza el glande. Este tiene la mitad de terminaciones nerviosas que el clítoris pero es el principal causante del placer. Mímalo mucho durante la masturbación.
Ten a mano un buen lubricante o un buen escupitajo porque a nadie le gusta que le masturben en seco. Puedes probar lubricantes con efecto frío o calor, o vigorizantes para mantener la erección durante más tiempo. ¡Hay muchísima variedad en el mercado!

La clave de una buena paja está en la muñeca. Déjala suelta pero mantén la mano firme y el brazo relajado. El movimiento clásico es arriba y abajo, es decir, subir y bajar la piel por todo el cuerpo, llegando siempre hasta el glande. Aunque también puedes experimentar un poquito más, por ejemplo, tocando el glande directamente como si exprimieses una naranja o utilizando las dos manos para coger todo el pene. Deja volar la imaginación y, sobre todo, mira a la persona para ver cómo reacciona.
No te olvides de los testículos. Hay muchas personas con pene que les encanta que les acaricien esa zona. Hazlo con muchísima suavidad y sin presionar si no quieres conseguir una tortilla en vez de un orgasmo.
Si la persona está abierta - y tú también -, introduce un dedo en el ano. Es allí donde está el punto P, una de las partes más placenteras del cuerpo. Localizarlo es muy sencillo. Con un poco de lubricante, mete poco a poco el dedo protegido con un preservativo y presiona siempre hacia donde se encuentren los testículos. Lo vas a dejar MUERTO de placer.

Tanto si tienes pene como vulva, es muy importante leer el cuerpo y el lenguaje no verbal de la persona que tienes delante. Fíjate en si gime más o menos, en los movimientos corporales o en la excitación del cuerpo (pezones y genitales erectos, aumento de la temperatura corporal, mayor frecuencia cardíaca y respiratoria...). Acompaña a esa persona al orgamos y disfruta como nunca de ofrecer placer hasta límites insospechados. ¡Allá vamos!