Miedo al sexo, una fobia más común de lo que parece y que tiene solución


Un 5% de las personas que van al sexólogo lo hacen por fobia al sexo. Quien la sufre puede sentir miedo, asco o rechazo ante la mera idea de mantener relaciones.
Es ligeramente más habitual en mujeres que en hombres. Se trata de una fobia infradiagnosticada.
El sexo no debería generar pánico, ansiedad o estrés, pero de la teoría a la práctica hay un trecho. Hay personas que ante la sola idea de mantener relaciones sexuales con otras sienten rechazo, temor o repulsión, entre otro abanico de experiencias. Normalmente, evitan el contacto íntimo con cualquier persona y, con el tiempo, llegan a perder completamente el deseo sexual. Por norma general, también rechazan la intimidad y, progresivamente, cualquier tipo de contacto o aproximación a una relación que pueda tener implicaciones sexuales.
Un 5% de las personas que acuden a las consultas de sexología sufren fobia al sexo, según estiman desde la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS). Analizar la relación que cada uno tiene con su cuerpo y con el sexo es fundamental para ponerle tratamiento y solucionarlo.

¿Qué es la fobia al sexo?
Todo lo que rodea al sexo sigue siendo tabú y desconocido en muchos sentidos. Por eso, según los expertos, esta es una fobia infradiagnosticada, que afecta a muchas más personas de las que acuden a las consultas psicológicas. Es ligeramente más frecuente en mujeres que en hombres, y puede estar motivada por muchas causas, desde abusos sexuales previos hasta malas experiencias o una fobia al sexo habitual. Como explican desde la consulta psicológica El Prado, existen tres razones que suelen generar ese rechazo:
- Siempre se ha experimentado miedo al sexo.
- Solo se experimenta esa fobia con una pareja en particular.
- Fobia postraumática: el problema surge tras vivir una experiencia traumática vinculada con la sexualidad.
Las personas que sufren esta fobia pueden razonar perfectamente las motivaciones y reacciones que les produce este rechazo, pero son incapaces de controlarlas. Ante la posibilidad de vivir una escena de acercamiento sexual o íntimo, huyen. Normalmente, encuentran una manera de esquivar estas circunstancias que les generan pánico, asco o ansiedad: quizás trabajen mucho o no salgan de casa, o tal vez descuiden su aspecto físico.

¿Hay más miedo al sexo ahora?
Varios sexólogos apuntan a que el sistema capitalista y competitivo en el que vivimos puede haber incidido en esta fobia. En un artículo publicado por el diario 20 minutos, la psicóloga clínica afirmaba que “el valor de la competitividad se traslada al terreno sexual”, y relacionaba esto con que “ahora se habla más de sexo y se compara más”.
En ese sentido, el sexólogo Fernando Huerta aseguraba al mismo medio que “hoy por hoy hay que ser un as en todo, incluido en la cama”, y ese miedo a “no dar la talla” puede degenerar en una fobia al sexo en toda regla. Esto, sumado a otra serie de factores, como una disfunción sexual, falta de autoestima u otras experiencias sexuales traumáticas, hacen de esta fobia un problema más común de lo que pensamos.

Hay otros factores que facilitan la aparición de esta fobia. Algunos de ellos son:
- Problemas de pareja.
- Falta de autoestima y mala relación con tu cuerpo.
- Sufrir ansiedad o depresión.
- Desarrollo de expectativas irreales.
- Educación sexual rígida o represiva.
- Otras fobias.
¿Cómo afecta este trastorno?
Las personas que sufren esta fobia, explican desde el gabinete el Prado, suelen sentirse “incompletas y vivir en un estado de ansiedad permanente, ya que por una parte quieren tener una vida sexual normal, pero por otra también sienten miedo”. Este trastorno limita mucho otros aspectos de la vida, no solo los de pareja. Muchas de las personas que lo sufren suelen tener problemas para mantener relaciones de intimidad y sufrir ansiedad ante la sola idea de tenerlas.
Cuanto más grave sea el trastorno, más evitará el paciente las situaciones en las que tiene que relacionarse con potenciales parejas. En otros casos, las personas fóbicas pueden mantener relaciones, si bien conforme el grado de intimidad aumentan tienden a acabar con ellas.

Se puede solucionar
El primer paso es entender que se trata de una fobia y que, si bien puede compartir características con otros trastornos, puede afrontarse y tratarse hasta que apenas quede nada de él. Para ello es fundamental reconocer los síntomas y trabajar con un especialista.
Existen muchos métodos con los que acotar este problema: a lo largo de las sesiones y terapias, el psicólogo y paciente darán con el que mejor funcione para ambos. Lo importante es que, al finalizar, comprenderás el origen del pánico al sexo, podrás disfrutar de tu vida más a gusto y relacionarte mejor con tu cuerpo.
