Piscinas de pechos hinchables o penes gigantescos: las maravillas de algunos de los mejores museos de sexo


Como todo pilar de la civilización, el sexo, sus juguetes y su iconografía ha sido reunida y documentada en un buen número de museos dedicados al arte erótico
Por más que el sexo siga siendo un tabú de boca tapada y susurro culposo en muchas culturas, el mundo está lleno de pinacotecas y almacenes dedicados a la imaginación erótica y las invenciones del ser humano dedicadas a su propio placer, desde sus orígenes hasta sus representaciones en forma de aparatitos proveedores de orgasmos y curiosidades. Los museos dedicados al sexo y al erotismo no son el destino turístico más habitual, pero haberlos, haylos. Están por toda la geografía mundial, además. Gustan tanto como a los españoles el sexo oral.
Hoy te hablamos de algunas de las pinacotecas y museos de sexo más interesantes del mundo.
Erotic Heritage Museum (Las Vegas)
Más allá de remitirte a un local de estripers con luces bajas y un garrafón que solo le darías a tu peor enemigo, en la ciudad del pecado se pueden admirar buenas coyundas dentro de este museo, algo muy propio de un país de pundonores, espíritus calvinistas y doble moral. Pero si el capitalismo hace de su capa un sayo, para qué discutir. Nada mejor, pues, que regarse las pupilas con la impresionante colección de portadas de Playboy y carteles eróticos que esconde esta maravilla lúbrica. Tienen un espectáculo llamado ‘Marionetas del pene’. Suena freudiano, sí, aunque debe de merecer bastante la pena bajarse la cremall… echarle un ojo, según cuentan bastantes usuarios en Trip Advisor.
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Jeju Loveland (Corea del Sur)
A solo una hora de Seúl está este jardín de las estatuas cachondas, y no es ninguna forma poética de llamarlo. Literalmente, el espacio alberga más de 160 esculturas en posiciones sexuales explícitas para el disfrute del visitante que quiera acudir a este parque temático que repasa el kamasutra de la A a la Z. Falos y vulvas gigantes también hay. Selva de erecciones. Alegría.
Se sabe que es un destino muy codiciado por los recién casados. Es habitual ver aquí despedidas de soltero en la que grupos de amigas ríen por lo bajini mientras danzan en torno a las esculturas de un pene gigante, o ellos, más procaces, que encaloman por detrás unas nalgas femeninas que salen de la tierra. Por algún extraño motivo, las visitas están limitadas a 40 minutos, no sea que la imaginación de los asistentes se encabrite y haya un aumento de los embarazos no deseados.
Beate Uhse Erotic Museum
Es uno de los museos dedicados al sexo más grandes del mundo, con una buena colección de arte y escultura erótica, tanto asiática como europea, incluyendo películas pornográficas. Su caso no tiene precedentes históricos. Fue obra de Beate Ushe, una de las primeras pilotos de guerra, creadora, al parecer, del concepto del sex shop.
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Museo del Erotismo (París)
Está en Monmartre, y por ahí pasan pegaditos, pegaditos más de ocho millones de visitantes al año. Un ‘vous le vou coucher avec moi’ el de este enclave parisino con buenísima fama entre los que exigen que las pinacotecas del sexo mantengan un tono científico e histórico riguroso. Penes y vulvas, sí, pero con la mirada seria y analítica de la pinacoteca que mantiene en su interior todo objeto relacionado con el arte erótico. Estatuas incas dedicadas a la fertilidad, dildos arcaicos japoneses de madera o exposiciones temporales con la historia de los prostíbulos desde los tiempos antiguos hasta nuestros días.
Sex Machine Museum (Praga)
Artilugios para el ascenso del placer, metesacas mecánicos, máquinas golosas, autómatas folladores, ingenios eléctricos y corridas de tuercas, y todos estos juegos de palabras para resumir un lugar nunca suficientemente valorado en los safaris de los viajeros que pasan por Praga y pasan más tiempo viendo el barrio judío que estas maravillas.
Venus Temple (Barrio Rojo de Amsterdam)
De Ámsterdam se puede esperar mucho más que pupilas enrojecidas y labios que salivan en el Barrio Rojo. Aquí se encuentra uno de los museos eróticos más famosos y antiguos de planeta, con una buena colección. Es una casa del siglo XVII.
MoSex (Nueva York)
Algo así como el cuartel general picantón del MoMa, en la Quinta Avenida, y una colección refinada de lo que en otros museos sería pura coyunda, parques temáticos con final feliz y Primarks del folleteo. La colección de objetos eróticos del MoSex es enorme (más de 15000) y hay de todo para el paladar erótico: revistas, obras de arte, litografías, fotografías, instalaciones o máquinas de placer. Para el puro revolcón dentro de los límites adultos también cuenta con una cama de pechos hinchables, al modo de las piscinas de bolas. Suponemos que para esos padres con imaginación que dejan a sus hijos a cargo del guardia de seguridad.