Que una persona trans no te atraiga no es tránsfobo, reducirla a sus genitales sí lo es

Ser una mujer con pene no te hace ser menos mujer; lo mismo ocurre si eres un hombre con vagina
Hay demasiadas personas preocupadas por la genitalidad de las personas trans
La publicación de Feminista Ilustrada ha sido muy criticada por reducir todo el tema trans al pene
Los derechos de las personas trans viven un momento crítico. Mientras en Hungría se decreta la prohibición de su existencia y en Estados Unidos el Tribunal Supremo frena que una empresa pueda despedirte por ser trans, en España el PSOE ha promovido un ideario sesgado y acientífico que incide en la discriminación sobre una comunidad ya suficientemente machacada a lo largo de la historia y que vulnera gravemente la dignidad de cualquier persona que no sea cisgénero.
No comparto nada esta deriva de una parte del feminismo que asumen hoy abiertamente desde el PSOE. Un repliegue excluyente que quiere negar derechos a las mujeres trans como si algo estuviese amenazado. No es cierto, cuando ganan los DDHH ganamos todas. Gana el feminismo. pic.twitter.com/4oQeqE7kLQ
— Isabel Serra (@isaserras) 10 de junio de 2020
MÁS
El género va por un lado y la genitalidad por otro
El género va por un lado y la genitalidad por otro
En redes sociales, como siempre que la conversación gira en torno a las personas trans, el foco de atención acaba fijándose sus genitales. Acaba de pasar con la última publicación de Feminista Ilustrada, una cuenta referente en Instagram a la que siguen más de 680.000 personas, en la que la ilustradora expresa su punto de vista personal como feminista lesbiana. Según ella, "estos tipos [mujeres trans con pene] persiguen a las lesbianas y las acusan de tránsfobas cuando estas les rechazan".
No es la única. Hay muchas personas preocupadísimas por la genitalidad de las personas trans y no binarias, y alrededor de ella se argumentan numerosos ataques a sus derechos. Hay cierto peso histórico en esta desviación de la atención, porque el género de las personas se sigue determinando en relación a sus genitales. A pesar de que numerosos estudios científicos desmontan la correlación pene = hombres y vagina = mujer, la mera existencia de las personas intersexuales (que nacen con una anatomía sexual o reproductiva que no encaja en las típicas definiciones de "hombre" o "mujer"), demuestra que el género va por un lado y la genitalidad por otro, y que no solo hay dos opciones para cada categoría.

Durante décadas, los bebés intersexuales eran mutilados para acomodar sus órganos genitales en alguna de las etiquetas establecidas. Y cuando crecían, eran sometidos a tratamientos médicos y hormonales para evitar que siguieran encarnando la evidencia de que en el sistema sexo/género no encajan todos los cuerpos. Hoy en día esas prácticas bárbaras están abolidas en los países desarrollados, pero eso no quiere decir que la medicalización de las identidades trans y no binarias no funcione a pleno rendimiento.
Si eres una persona trans en España, debes dedicar muchos años de tu vida a convencer a médicos y jueces de que lo eres
El proceso de ser una persona trans en España y la "sorpresita"
Si eres una persona trans en España, debes dedicar muchos años de tu vida a convencer a médicos y jueces de que lo eres. La legislación prescribe un periodo de prueba para las personas trans, como si se prepararan para un examen final. Deben primero acreditar que sienten una "enfermedad" llamada disforia –es decir, están obligadas a odiar su cuerpo, sea como sea–, y luego deben dejar constatar durante dos años que están viviendo respecto a su "género sentido". Pero el género no es un sentimiento, es una identidad. Uno se siente eufórico, triste, cansado… y como todos los sentimientos, empiezan y acaban. Pero uno no empieza y acaba de ser hombre, mujer o género no binario.
Las personas trans y no binarias están cansadas de explicar que sus genitales no son una cuestión pública. Ser una mujer con pene no te hace menos mujer; ser un hombre con vagina no te hace menos hombre. Ser una mujer trans intervenida con una vaginoplastia no te hace más mujer o mejor trans que quien no pasa por el quirófano. Los genitales, simplemente, no definen quien eres. Un hombre cisgénero sometido a una extirpación de sus genitales a causa de una enfermedad no deja de ser hombre: su identidad de género no se separa de su cuerpo junto con sus órganos reproductivos.

Dentro de la obsesión por los genitales de las personas trans y no binarias, uno de los recursos más habituales es lo que en la cultura popular y en incontables chistes y productos culturales se ha venido en llamar "la sorpresita". Con ese término, que suena liviano pero es profundamente retrógrado, se suele hacer referencia sobre todo al pene de algunas mujeres trans. Un ejemplo claro es el final de la película 'Ace Ventura', de 1994, en el que se visibilizan los genitales de una mujer trans como si fueran un chiste, para a continuación retratar el profundo asco que sienten todos los personajes que han tratado íntimamente con esa mujer.
❤️❤️❤️ https://t.co/rYj9hcjgmZ
— Elsa Ruiz Cómica (@elsaruizcomica) 12 de junio de 2020
En redes sociales, cada vez son más frecuentes los debates en torno a si una persona trans debería comunicar a una posible pareja amorosa su condición genital, y si el rechazo que puede sufrir por ello es o no transfobia. Estas personas suelen considerar esa palabra, transfobia, demasiado gruesa para denominar, en sus palabras, algo tan "natural" como que siendo un hombre cishetero no te atraiga el pene de una mujer trans. El problema no viene de que una mujer trans no te atraiga porque tiene pene; sentir deseo por alguien no se puede forzar. Pero la actitud tránsfoba reside en que te plantees esa cuestión solo con las personas trans.

Por retomar el mismo ejemplo de antes, según este argumento, si un hombre pierde el pene por alguna enfermedad tienes derecho a rechazarlo porque su genitalidad no es la que esperas. Pero cualquiera con un poquito de empatía sabe que las cosas no funcionan así. Si te atrae un chico o te enamoras de él y te revela que no tiene pene a causa de una extirpación, el foco seguiría estando en su dimensión como persona y no en sus genitales. Si la atracción es verdadera, ya encontraréis maneras de disfrutar de algo tan universal y diverso como la sexualidad, que no consiste solo en las limitadas opciones de unos genitales contra otros.
La transfobia se materializa cuando ese rechazo que te planteas solo contempla a las personas trans y no binarias. Si te atrae una persona trans, hay muchísimas cosas que se pueden hacer para que los dos estéis cómodos y disfrutéis el uno del otro. Porque, además, si el interés es mutuo es más que probable que esa persona trans te hable de sus genitales para evitarse un momento que también puede ser muy incómodo para ella. Las "sorpresitas" solo ocurren en chistes rancios y películas viejas. Si lo único que te interesa de una persona son sus genitales, el problema no lo tiene ella, lo tienes tú.