Cobardía emocional o evitar el conflicto y el afecto: siete motivos por los que los chicos hacen ghosting


Vamos, canta. "Tú me dejaste de querer y no me lo dijiste, y desapareciste..."
Evitar la confrontación y la verbalización de su falta de interés suele ser el principal motivo para huir a aguas internacionales y dejar tu último mensaje en 'visto'
Con la pandemia, 2020 le trajo a Tinder las cifras más espectaculares que se recuerdan en los pastos verdes del amor digital y las citas, con un aumento brutal de los usuarios en la aplicación (más de un 25%). La dinámica amatoria entre la Generación Z se ha vuelto mucho más líquida. Las reglas están transformándose y derribando sus propios envoltorios preestablecidos. Lo que no cambia es el deseo de contacto. Me gustas, homínido. Tengamos gatos.
Entrar en la dinámica de las relaciones líquidas, las citas y la ceremonia de conocerse es tantear a veces terreno pantanoso, con esas malas costumbres que nos dejan desnudos y vulnerables. El ghosting es aún la espina clavada en los amores digitales modernos. Una mala costumbre que perdura entre los faltos de corazón, o por lo menos, de una madurez suficiente para asumir los vínculos que crean, por breves que hayan sido.
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Hoy te contamos los motivos más habituales entre los chicos para hacer bomba de humo y huir a aguas internacionales. Para que no te quedes con cara de WTF y tu vida continúe… directamente al bar, a pillar una cogorza para olvidar lo majo que parecía y lo poco que se ha comprometido.
Visto. 19:10, o “No es lo que esperaba”
El amor es depredador, incluso con nosotros mismos. Ponemos demasiadas ilusiones en ese molde de idealización, donde forzamos al otro para que encaje. Algunos ghosters se confiesan en ese sentido. Su motivo es ese: en el fondo se han hecho una imagen de ti que no se correspondía con lo que esperaban, pero no quieren ser bruscos, y por eso te han confundido mostrándose dispuestos a llenarte el corazón con algo de intimidad. Ahora están atrapados entre decir la verdad o mostrarse distantes. Así, en esta empanada mental, acaban abrazando la parálisis y nunca vuelven a contestarte a los mensajes.
No quieren relaciones serias
Un clásico error del chico ghoster es asumir por adelantado tus sentimientos, solo porque has mostrado cierta disponibilidad emocional y eres más maja que los mendrugos de pan. A menudo, esta asunción de lo que siente el otro (sin saberlo realmente) les lleva a revolverse como gatitos. Arañan, huyen, se revuelven. Si consideran que no están preparados para usar tu calefacción central y pasar el invierno contigo metiditos bajo las sábanas, suelen adelantarse y desaparecer.
Sorpresa. Otro tipo egoísta con la empatía y la inteligencia emocional de un lavabo.
Evitan la confrontación
La psicóloga Nilo Daarshati lo pone con palabras cucas: “Sientes algo muy fuerte al principio, pero una vez conoces a esa persona y la ves como es de verdad, las cosas cambian”. La sexóloga Kamile Lewis aporta luz y taquígrafos. La clave es la evitación.

El ghoster vive la vida saltando de casilla en casilla. Jamás hace contacto con sus sentimientos, y por supuesto no tiene la menor intención de pasar por el trance abrirse contigo (eso le obligaría a mirarse al espejo). Escapar es una buena idea hasta que te pillan con el carrito del helado y te obligan a aceptar la triste realidad: eres un ser inmaduro que no es capaz de responsabilizarse de sus actos. Has creado un vínculo, ahora deberías cerrarlo si no te interesa. Qué menos que una conversación.
¿Qué tienen ustedes de postre?
La metáfora del menú del restaurante es desafortunada y merece pena de cárcel, pero así es como se comportan algunos ghosters cuando llega la ora de desaparecer. Consideran que el ‘menú’ de Tinder o de otras aplicaciones sigue abierto y ellos pueden seguir picoteando, pidiendo más postres-personas, preguntando por los vinos de la carta.

A más opciones, más emocionalmente torpe se vuelve ese sujeto. Oh, sorpresa, ¿no será esto que llama a mi timbre un ghosting? ¿No ulularán los búhos en este chat, lleno de sus mensajes cariñosos hace solo un momento? Así hasta el resultado final: nunca más se supo de él.
Es un cab***
Te recomendamos que te des a la bebida y que pienses: “Qué bueno que esquivé esta bala”-
Ha contado demasiadas mentiras
La primera bola que te contó ilustró las bondades del deporte, la segunda se refirió a todas las carreras universitarias que decía tener, la tercera aseguraba que había superado su ex y ahora estaba dispuesto a ‘entregarse a tu catálogo de Netflix’, porque tú le completabas y todo eso.

Pueden parecer exageraciones, pero muchos ghosters se ven incapaces de seguir manteniendo en alto ese simulacro del ‘yo’ que te han vendido. La realidad es que una persona falta de autoestima necesita buscar la conexión emocional contigo a toda costa. Cuando se ven atrapados en sus propias ficciones, solo queda huir.
No se da cuenta de lo mal que lo hace y no cuida a nadie
Este sujeto no sabe ni por dónde le viene el aire. Es incapaz de identificar esa dinámica tóxica de premio y recompensa en la que él mismo aplaza la respuesta emocional, o da evasivas, o incluso te deja en visto. Para él es normal el estado gaseoso: estoy, pero poquito, no vaya a ser que se crea que tenemos algo.
