De la disfunción eréctil a la anorgasmia: cuáles son los problemas sexuales más frecuentes y cómo tratarlos


Ellos suelen sufrir problemas de erección o eyacular a marchas forzadas
Un altísimo porcentaje de mujeres considera su vida sexual insatisfactoria: sienten falta de deseo o son incapaces de llegar al orgasmo con sus parejas
De aquellos padres, estos lodos. Los tabúes y una educación sexoafectiva deficiente tienen buena parte de culpa en nuestra vida íntima
Es evidente que nuestra sexualidad es tan rica y variada como la cantidad de problemas que podemos sufrir en algún punto de nuestra vida de coyundas, escarceos y parejas estables. El sexo es para disfrutarlo, para sufrirlo, de darse ciertas circunstancias, y para comunicarlo y compartirlo con nuestra pareja cuando las cosas no salen como queremos.
Ninguna vida sexual satisfactoria o ‘tocada’ por los problemas es igual a otra, y sin embargo hay algunos trastornos y disfunciones bastante más comunes de lo que creemos.
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Hoy te hablamos de los cuatro problemas sexuales más habituales y algunas de las soluciones de las que dispones
Eyaculación precoz
Ese ‘marrón’; la verdadera noche oscura del alma y del pene y que es un torpedo en la línea de flotación de la vida sexual plena de los hombres, sobre todo a nivel psicológico, minando brutalmente su autoestima o causándoles depresión y ansiedad. Muchas parejas pueden resquebrajarse cuando llega la hora de tratar este asunto, sin juicios de valor o neurosis heredadas de una cultura sexual que premia simbólicamente al empotrador, ese macho cabrío capaz de reproducirse y ‘dar la talla’.

Es el especialista en salud sexual el que nos dará las pautas para tratar el problema. Las soluciones pasan por diversos entrenamientos que nos ayuden a controlar la eyaculación a voluntad, una mejora de la alimentación, acabar de una vez por todas con el consumo de alcohol y tabaco.
Anorgasmia
La dificultad o la imposibilidad para llegar al orgasmo trae cifras alarmantes, sobre todo para las mujeres. Según la sexóloga Valerie Tasso, hasta un 35% ha sufrido esta incapacidad de llegar al clímax en sus relaciones, muchas de ellas por factores psicológicos: traumas sexuales, experiencias negativas o un marcado origen educativo, con una educación sexual tóxica desde la cuna. Esencialmente, la censura y el tabú como formas de experimentar el sexo.
También ha de tenerse en cuenta el factor cultural: históricamente, sobre las mujeres ha caído todo el peso del patriarcado y sus terribles exigencias amorosas: la necesidad de satisfacer y de cumplir un rol específico en la cama.

“Se trata de una dificultad, no de una disfunción”, afirma Tasso. “Si la sexología está en manos de médicos se patologiza, mientras que los sexólogos lo ponen en valor”.
Con ayuda tu sexólog_, la terapia cognitivo conductual ha demostrado ser una de las soluciones más efectivas para tratar este problema.
Trastorno del deseo sexual
Pasa que a veces hay falta de apetito en la cama. Cero ganas de rebañar el amor en el cuerpo de tu chic_, estudiarte el calendario de vacunación y hacer la gimnasia de la carne juntos. Un problema bastante más habitual de lo que queremos, especialmente en las mujeres, según los datos: hasta un 30% de ellas, entre los 18 y los 60 años, sufren esta perenne falta de deseo. Las causas son multifactoriales, desde un desarreglo hormonal a un proceso de estrés y ansiedad que esté afectando a la producción de las hormonas implicadas en la regulación de la libido y el deseo sexual.

Si la falta de deseo sexual es una constante y no un problema puntual, muchos expertos recomiendan la reestructuración cognitiva: cambiar nuestros patrones de pensamiento, ya sea por nuestra cuenta propia o con ayuda psicológica profesional.
Acudir a un especialista que nos dé pautas y herramientas para reconducir nuestro deseo sexual y mimarlo puede ser mucho más efectivo que consumir ingentes cantidades de material erótico o forzarse a creer en los milagros. El especialista seguramente incidirá en otro de los elementos clave para tratar el problema: la comunicación con nuestra pareja y la búsqueda de nuevas experiencias juntos para recuperar la libido perdida.
Disfunción eréctil
No nos duelen prendas a la hora de utilizar una metáfora merecedora de la cárcel: el mástil no se levanta, Sísifo no sube con la roca, tu Caballo de Troya no avanza porque está un poco mohíno.

La incapacidad de mantener una erección es otro de los trastornos más comunes entre los hombres. Un 19% la sufre por alguno de los motivos más habituales: un origen genético o endémico, como los efectos secundarios de ciertas medicinas, o una enfermedad preexistente: diabetes, altos niveles de colesterol o un tapón en los vasos sanguíneos, entre muchos otros atenuantes.
La solución, en primer lugar, pasa por hacer una visita al urólogo y encontrar un tratamiento que se ajuste a nuestro caso particular.