¿Por qué nos preocupa el aspecto de la vagina? ¡Todas son normales!

Según un estudio de la Universidad de Melbourne y el Hospital Royal Children’s, han aumentado las operaciones estéticas a menores de edad, sobre todo labioplastias, liposucciones vaginales y vaginoplastias
¿Por qué surge nos acompleja nuestra vagina? Una psicóloga analiza la influencia de la pornografía, que normalmente es el único referente de los jóvenes en cuanto a diversidad genital se refiere
La vulva tiene pelo en muchas de sus zonas, granos, áreas más morenas por la presencia de hormonas sexuales y por supuesto asimetrías
Según Einstein hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, pero si el científico alemán hubiese sido mujer está claro que se habría atrevido a añadir un aspecto más a su lista: las inseguridades impuestas por la sociedad. Nos venden cremas para prevenir y eliminar arrugas como si fuese un pecado envejecer, productos para borrar estrías y celulitis, sérums para que nuestro pelo de la cabeza crezca y productos para eliminarlo de cualquier otra parte del cuerpo, dietas milagro que buscan reducir cualquier atisbo de grasa y, por si fuera poco, también nos han creado un complejo en torno a nuestra vulva y/o nuestra vagina.
¿Por qué nos acompleja nuestra vagina?
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Los genitales no son como los ojos o las manos. No vamos exponiéndolos por la calle (y menos mal, porque sería un poco incómodo). Por eso cuando somos pequeños el único referente que tenemos es el que refleja un espejo, sólo conocemos nuestra propia vagina o en algunos casos la de nuestra madre si en casa la desnudez no es un tabú.
A medida que crecemos comenzamos a sentir curiosidad y ampliamos nuestra visión del cuerpo, muchas veces con cierta vergüenza. Desgraciadamente en este proceso de autodescubrimiento nuestro máximo referente suele ser internet, más concretamente la pornografía.

Todas las vaginas son iguales o muy parecidas: depiladas (a veces del todo, a veces parcialmente), sin granos, sin marcas, sin cambios en el color o la textura y con los labios vaginales internos mucho más pequeños que los externos. Y en ese momento nos preguntamos si eso es lo normal, lo atractivo, lo que nosotras deberíamos tener entre las piernas.
Y si de por sí nosotras mismas desarrollamos este complejo, las primeras relaciones sexuales que mantenemos no ayudan. Cuando te desnudas delante de una persona que también ha tenido como referente la pornografía no sólo vas a tener sexo de lo más decepcionante, sino que puedes llevarte algún comentario desafortunado sobre el aspecto de tu vagina.
Desarrollamos un complejo mucho más silencioso que cualquier otro. Al fin y al cabo, entre amigas es normal comentar si no nos gusta nuestro pelo, si hemos amanecido con unas ojeras que llegan al suelo o si durante el confinamiento engordamos y nos sentimos inseguras. Pero a la hora de reconocer abiertamente que nuestra vagina nos avergüenza, preferimos callar y vivir ese sufrimiento en silencio.
Aumenta el número de labioplastias, liposucciones y vaginoplastias
El complejo que surge respecto a la forma, tamaño, textura y olor de la vagina no sólo nos lleva a vivir con tensión, sin disfrutar de las relaciones sexuales o evitando mirarnos al espejo al salir de la ducha. También es responsable de un aumento de las operaciones estéticas, desde blanqueamiento de las ingles o los labios hasta cirugías para reducir la grasa de la zona o la asimetría de los labios vaginales.
Volvemos otra vez a la peligrosa presión de internet, y es que en 2018 la Universidad de Melbourne y el hospital australiano Royal Children’s realizaron un estudio para conocer cuáles eran las inseguridades de las pacientes que se sometían a este tipo de intervenciones. Los resultados expusieron que la mayoría de estas mujeres querían una vulva similar a las que protagonizan películas pornográficas.
En realidad, de todas las mujeres que participaron en el estudio, ninguna tenía problemas anatómicos o fisiológicos que justificasen una operación vaginal. Pero lo más sorprendente de todo fue la media de edad de estas pacientes, que se encontraba en 14 años y medio.
“Algo ha cambiado en los últimos 10 o 15 años para que las mujeres y niñas sean más conscientes de la apariencia de sus genitales”, explicaba Emma Barnard, responsable de esta investigación. “En la mayoría de mujeres que participaron, estas preocupaciones surgen entre los 13 y 16 años, una etapa en la que están tratando de descubrir quiénes son y cómo funcionan sus cuerpos. Y si tenemos un mayor conocimiento sobre cómo estas niñas experimentan sus preocupaciones respecto a la apariencia de sus genitales, entonces podremos reducir o eliminar cirugías innecesarias”, añadía haciendo referencia al aumento de labioplastias para reducir el tamaño de los labios vaginales, liposucciones vaginales para eliminar la grasa alrededor de la vagina, y vaginoplastias para volver la zona de la vulva mucho más firme y tensa.
¿Cómo es una vagina normal?
La vagina normal no existe y es que, en la vida real, el estereotipo hegemónico que nos ha vendido la pornografía se queda muy corto.
La vulva, que es la parte externa de la vagina, es decir, lo que más nos acompleja, tiene pelo en muchas de sus zonas, granos, áreas más oscuras o “morenas” por la presencia de hormonas sexuales y por supuesto asimetrías. También es normal que el monte de venus sea acolchado, ya que esa grasa protege tu útero, y los labios vaginales internos no tienen por qué ser diminutos y escondidos.
Entonces, ¿no nos debemos preocupar? ¡En absoluto! Sobre todo si tu vagina siempre ha sido así. Otra cosa es que durante toda tu vida hayas tenido la vulva de una determinada manera y repentinamente aparezcan asimetrías, bultos, cambios de textura o dolor. Si eso sucede es conveniente ir al médico para asegurarte de que todo va bien.