Cuando el sexo solo llega si hay una conexión especial: ¿sabes qué es la demisexualidad?


Las personas demisexuales solo sienten atracción sexual en condiciones muy específicas
Para ellos, el sexo es accesorio y pueden relacionarse a través de vínculos menos normativos que la media. Nunca buscarán el sexo rápido.
Ya no vivimos en un mundo donde se imponga siempre el deseo normativo por encima del amplísimo espectro de identidades sexuales, pero si le preguntas a cualquiera qué orientaciones conoce, seguramente cite las cuatro ‘reinas’ de la baraja: heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad y asexualidad.
Es cierto que a veces definirse (o hacerlo con otras personas) puede resultar complicado. Entran muchísimos matices en este totum revolutum del deseo y la atracción. Desde luego, la lista de orientaciones disidentes, ya no tan normativas, también es bastante extensa. Solo hay que citar la pansexualidad o la sapiosexualidad, y aún no habríamos cubierto la lista completa.
Hoy queremos hablarte de la demisexualidad, una de las orientaciones sexuales más desconocidas.
Quiénes son los demisexuales
Un primer punto clave para definir esta rara avis de las orientaciones sexuales está en el deseo. Si las personas heterosexuales, por ejemplo, pueden sentir atracción por personas del sexo contrario sin ningún conocimiento previo, en los demisexuales entra un factor diferenciador clave: solo pueden sentir atracción sexual y erótica con aquellas personas (no importa el género) con las que hayan establecido un vínculo emocional rico. Es decir: el deseo carnal se dirigirá en ellos a una sola persona con la que conecten a distintos niveles, y no a muchas, de forma superficial.

No ha de confundirse de ninguna manera con la asexualidad, un error bastante común en quienes no se paran a pensar que no es lo mismo no sentir deseo sexual en absoluto que sentirlo en circunstancias muy específicas. Los demisexuales se sitúan a medio camino entre la asexualidad y la sexualidad, en la escala de la ‘sexualidad gris’ que predican instituciones como AVEN. No es una sexualidad incompleta o errática, sino una muy específica que, quizá, no encaja del todo bien en ninguna de las categorías definidas del espectro.
Por supuesto, ser demisexual trae consigo una serie de matices a la forma de sentir deseo y amar, ya que el proceso suele funcionar a la inversa: primero tiene que llegar el vínculo, ya sea a través de la amistad o de una conexión emocional romántica; después, y no siempre, aparece el erotismo, el deseo, la voluntad de tomar la carne.

Las relaciones sexuales de los ‘demis’, como se definen entre ellos, necesariamente están atravesadas por ese vínculo emocional profundo, imprescindible para que el deseo aparezca. Si esa ligazón emocional se pierde, también la atracción se esfuma. No hay nada que hacer.
Muchas personas demisexuales hablan de esa conexión emocional, de la intimidad o del afecto como la llave para sentir todo lo demás. Sin estos ‘detalles’ tan propios de las relaciones románticas es prácticamente imposible que se sientan atraídos sexualmente, por muy buen físico que tenga la otra persona. De hecho, las personas demisexuales suelen diferenciar entre dos tipos de atracción en su vínculo con el otro: atracción sensual (afecto, abrazos, caricias) y sexual.
Sus problemas
Por lo general, los demis son personas muy acostumbradas a que su sexualidad se cuestione, y a menudo se sienten incomprendidas y solas por no encajar en esa jaula normativa de la sexualidad o la asexualidad, en uno y otro extremo del espectro. Suele ser difícil para ellos explicar a otros su manera de amar, porque lo más probable es que se ‘malentienda’.

Por ejemplo, en las conversaciones sobre sexo pueden sentirse bastante incómodos. Su forma de sentir deseo nunca encajará en este modelo cultural mayoritario de nuestra sociedad, que privilegia la atracción a primera vista y toda una serie de convenciones y formas de socializar en torno al sexo rápido. Lo más común es que experimenten con cierta frecuencia la soledad y el aislamiento al no poder reconocerse dentro del espectro de identidades sexuales marcadas por la norma y la convención.
Como cuenta AVEN, su relación con el sexo varía mucho en unos y otros casos. Un buen porcentaje de personas demisexuales sienten indiferencia hacia el sexo, otras sienten repulsión, en la medida en que requieren del vínculo emocional para que la atracción aparezca, y fuera de esas condiciones, no pueden conectar en absoluto con la mención al acto sexual. Suele ocurrir que las personas demisexuales se sientan ‘fuera de lugar’ buena parte de su vida, y que la atracción sexual aparezca para ellos muy tarde, cuando se dan cuenta de que su forma de amar no funcionaba exactamente igual que otras.